Capítulo 4. "Una sombra en el espejo"

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No hay nada que sepa de este chico al cien por cien. Quizá podría ser un tipo que daña a las personas, o tuviera una doble cara, primero se muestra amable y después tiene otras intenciones, pero sin embargo, decido confiar ciegamente en él. Aparte, ¿qué otras opciones tengo ahora mismo?
Con mis zapatos en mis manos, después de haber alcanzado un nuevo límite esta noche y sin importarme realmente la imagen que pueda estar dando, nos estamos dirigiendo hacia el mismo coche en el que vinimos a esta fiesta, el descapotable gris. Me siento donde el copiloto y una sensación de alivio general recorre mi cuerpo, apenas he abandonado esta fiesta aún pero ya me siento considerablemente mejor simplemente estando en el coche, sabiendo que a no ser que Leroy me rapte, llegaré a mi casa y podré descansar en un rato.
Leroy se coloca en su asiento, enciende la calefacción y pone la radio, se pone el cinturón y se dirige hacia mí.
-¿Nos vamos? -Pregunta con una cálida sonrisa de las suyas.
-Por favor. -Respondo clara y concisa. Dirijo mi mirada también a la carretera al igual que Leroy tras arrancar.
El calor que ahora invade el coche es agradable, casi se me olvida que estoy empapada en bebida alcohólica todavía y la noche de mierda que he tenido. El silencio no es desagradable, al contrario. Estoy agradecida de que Leroy no quiera forzar una conversación durante el trayecto y me de mi espacio.
Sin duda esto es algo que mi hermano Ethan haría para que yo me sintiera mejor. Me habría rescatado de cualquier situación, al ver que estaba mojada me habría dado ropa limpia si tuviera e incluso se habría quitado su propia camiseta con tal de que yo esté a gusto, habría encendido la calefacción del coche, me taparía con una de sus chaquetas enormes y después de acariciarme el pelo para aliviar cualquier mal sentimiento, habría conseguido que me durmiera y llegara a mi destino sintiéndome completamente diferente y en paz.
Me pierdo entre mis pensamientos ante la comodidad de esta asiento y el calor del vehículo. Abro mis ojos, dándome cuenta de que reconozco esta calle, el coche ahora está parado. Poco a poco soy consciente de que estoy despertando y he dormido todo el trayecto. Cuarenta minutos enteros que he pasado dormida sin ser consciente siquiera de en qué momento me he dormido.
-¡Buenos días! -Dice Leroy que al parecer se ha dado cuenta de que he despertado. Me siento avergonzada de haber dormido en el coche de un extraño tan fácilmente y durante tanto tiempo.
-Perdona, estoy muy cansada... -Todo lo que puedo pensar ahora mismo es en las ganas que tengo de tumbarme en mi cama en este preciso instante.
-No te preocupes, yo también tenía ganas de llegar a casa. -Es cierto, ni siquiera me he parado a pensar en que él ha tenido que dejar la fiesta para acompañarme a casa y enseguida me siento mal por eso.
Al darme cuenta de esto, cambio el rostro completamente. -Dios mío lo siento, ni siquiera te pregunté si tú querías irte de la fiesta y te obligué a venir conmigo. -¿Qué? No, ni lo pienses. Te lo ofrecí porque tampoco me estaba sintiendo en mi mejor momento ahí dentro. Me habría vuelto de todas formas no te preocupes. -Responde sonriendo nuevamente y me lo creo. Observo la calle y me doy cuenta de que estamos en el lugar donde nos recogieron al comienzo de la noche, me quito el cinturón pero antes de poder salir del coche, Leroy se adelanta.
-Puedo acercarte a tu casa si quieres. -Me detengo antes de abrir la puerta.
-No vivo lejos de aquí, estaré bien. Muchas gracias por traerme de verdad. -Realmente es cierto. Estamos en la parada de bus más cercana a mi casa, no sería la primera vez que hago este camino de madrugada. No es muy agradable ir sola de noche siendo mujer, pero podré soportarlo.
-Vale si así quieres, no insistiré. -Esta vez sí alcanzo a abrir la puerta y poner un pie en la calle. Un dolor que había olvidado recorre de nuevo mi cuerpo. No sé cuantos cristales me clavé caminando descalza hasta el coche cuando dejamos la fiesta pero he preferido callármelo y no dar más problemas. Sin darme cuenta hago una mueca de dolor y suelto un leve quejido, más bien como soltando aire, que espero Leroy no haya podido percibir.
-Ah, por cierto... -Leroy dice antes de que cierre la puerta. -¿Sabías que este coche es de Axel? -¡¿Axel? Pienso arqueando las cejas y cambiando de expresión otra vez. Si al final de esta noche Axel no tenía algo en contra mía, definitivamente lo tendrá cuando se de cuenta de que su coche ha sido usado para traerme a mí a casa. Leroy nota el cambio en mi cara, lo cual le hace reír. -Conduzco yo porque él iba a beber
-A la vista está... -Interrumpo creyendo que hablo para mí, pero él lo ha escuchado ya que de nuevo, se ríe ante mi comentario. -¿No nos causará esto algún problema? Cuando se enteren de que nos hemos ido con su coche... ¿¡cómo van a volver!? -Pregunto preocupada. Hasta ahora no me había parado a pensarlo, pero en este coche vinimos incluso más personas de las que entraban, no sé cómo harán para volver con sólo la otra camioneta que venía con nosotros. Decir "nosotros" incluyéndome a mí dentro del grupo se siente raro y encima me arrepiento de pensarlo pero no estoy de humor para preocuparme por mí ahora.
-Se las apañarán bien estoy seguro. Quizá ni siquiera puedan coger el coche más tarde porque habrán bebido demasiado y no podrán venir de todas formas. -Me sorprende la pasividad y tranquilidad que muestra. Yo no me volvería arriesgar a ver a Axel enfadado una vez más, ya he tenido bastante con una y ha sido terrorífico.

-¿No estás preocupado? Después de ver a Axel enfadado, no quiero enfrentarme con él otra vez...
-Para nada. No es mal chico de verdad, sólo tiene mucho... carácter. -Responde tras realizar una pausa, pensativo. -Pero en el fondo es un buen tío. A lo mejor no se acuerdan de nada mañana y de todas formas, si se enfada no lo hará contigo sino conmigo, soy la única persona aparte de él que deja tocar su coche, se le pasará...-
Pero esta vez no me siento mejor con sus palabras. Entiendo su tranquilidad porque seguramente sean buenos amigos y confíen el uno en el otro, pero yo soy una extraña que acaba de aparecer y ha hecho que su vehículo abandone una fiesta sin él... Me estremezco al pensar en su profunda mirada de odio cuando estaba enfadado conmigo por haberle descubierto con esa chica. Necesito llegar a casa y olvidarme de todo.
-Espero... -Es lo único que alcanzo a decir. Mis fuerzas han abandonado mi cuerpo y llegados a este punto, no quiero saber nada más de nada ni de nadie, sólo quiero llegar a mi cama. -Muchas gracias por traerme Leroy, de verdad, lo siento si te he buscado problemas hoy... -Digo fuera del coche sujetando la puerta antes de cerrarla.
-Buenas noches, Joana. -Se limita a decir con una cálida sonrisa que me hace sentir mejor. Le dedico una última y pequeña sonrisa de vuelta y cierro la puerta del coche.
Con mis zapatos en mano, avanzo de puntillas por la acera, debido al dolor en las plantas de mis pies, seguramente esté sangrando un poco y deseo no haber manchado el coche de Axel. El dolor es soportable porque mis ganas de dormir lo superan.
Mientras camino los primeros pasos, espero observando por el rabillo del ojo a que Leroy retome la marcha del coche y siga hasta su destino pero no lo hace, simplemente espera hasta que yo esté lo suficientemente lejos como para poder irse.
Cuando seguramente Leroy ya haya perdido visión de mí, escucho como arranca de nuevo el potente motor del coche de Axel, y abandona el lugar, sonando cada vez más lejano a mí el ruido del vehículo, hasta que es inaudible.
La vibración en mi teléfono móvil me despierta, no suelo tener notificaciones de modo que me sorprende cuando llega alguna. Mis ojos parecen pegados, mi cabeza da vueltas a pesar de que apenas bebí anoche y mis pies, aún adoloridos, tras primero sufrir el dolor del calzado y segundo por caminar descalza.
"Ethan​: ​buen día peque"

Mi hermano Ethan y yo estamos muy unidos, tenemos una conexión muy especial. A pesar de ser prácticamente suyos los únicos mensajes que recibo al día, todavía consiguen ilusionarme. Respondo con un corazón y cierro la conversación.
Me ronda la cabeza en este momento la noche que he pasado, lo cierto es que no sé cómo acabó la situación entre Shelley y Axel, no sé cómo fueron a casa o siquiera si consiguieron volver y lo cierto es que sólo el pensamiento de todo lo ocurrido me hace sentir incómoda.
No me levanto de la cama más que al cabo de unas horas para hacerme algo de comer y después de eso regreso a la cama. Las horas pasan y sigo dormida.
20pm: me levanto para ir al baño.
3am: despierto y voy a tomar agua.
6:11am: miro el móvil y vuelvo a dormir.
Así paso mi fin de semana. Apenas un par de mensajes de mi hermano y una llamada de publicidad llegan a mi móvil en estos dos días, ni siquiera Thalía, Shelley o Noah me escriben pero tampoco esperaba recibir un mensaje de ellas, o de alguien.
Tras comprobar mi móvil y mirar esta vez la aplicación de Instagram, veo fotos y vídeos de estas con el grupo de Axel y Leroy de nuevo durante el fin de semana. Se lo pasan bien, están de fiesta otra vez, bailan, beben. Nadie me ha llamado ni avisado en estos dos días para que vaya, tampoco me han preguntado cómo estaba o si seguía viva pero es a lo que estoy acostumbrada.
Lunes de madrugada. Faltan unas horas para volver a inicar las clases esta semana, aún debatiendo si iré o no, mis ojos están hinchados y húmedos, he estado sollozando por un largo tiempo ya durante la noche. Las lágrimas se han detenido pero el dolor que siento es igual que siempre, punzante. Mi voz sale con dificultad y tengo un nudo en la garganta muy molesto, que se expande por cada centímetro de mi cuerpo. Ni siquiera sé porqué razón estoy llorando esta vez, quizá no es nada... o quizá lo es todo.
Durante el día lo puedo soportar, sonrío, intento estar presente, me esfuerzo... pero cae la noche y me siento miserable, me envuelven mis miedos, la soledad... el dolor de no ser la mitad de nada ni de nadie.

INDOMABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora