Prólogo

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Cuenta una leyenda que hace muchos siglos atrás, un grupo pequeño de nómadas iban de un lugar a otro buscando una zona adecuada para vivir.

Buscaron y buscaron durante muchos años, hasta que un día llegaron a un claro, un pequeño espacio que les brindaría un techo y comida suficiente para sus familias. Y sí, allí se establecieron, al aire libre y en contacto con la naturaleza.

Y como parte de la vida, ellos se multiplicaron y una tribu se formó.

Las primeras familias notaron la ausencia de orden en su pueblo, ya no era como cuando se establecieron, y para ellos era difícil encargarse; no estaban en la edad para ir tras los chiquillo en sus travesuras o para ayudar a los jóvenes en las tareas del campo; por lo tanto, decidieron que ya era tiempo de seleccionar un líder apto y de gran valor para proteger a su gente.

Así se dio inicio al primer ritual de selección. Los jóvenes más aptos del pueblo fueron inscritos y los ancianos los evaluaban con cada prueba a la cual se presentaban. Al cabo de una semana, el futuro líder fue anunciado; para terminar con el ritual, el joven era llevado a una zona sagrada en honor a la Diosa Luna* y ella lo bendecía bañándolo con su luz. De esta forma surgió un nuevo orden en su sociedad.

Pasaron los años y la tribu se siguió expandiendo hasta formar una Nación, ellos tomaron por nombre «Luna», en honor a su diosa.

El pueblo fue próspero, cada líder trataba de ser mejor que el otro, aprendiendo de sus errores y cambiando los aspectos desfavorables de su entorno.

Pero no todo es para siempre, otras naciones habían surgido.

Al inicio sus relaciones fueron pacíficas; sin embargo, por su prosperidad, la Nación Luna fue envidiada y los distintos jefes de las otras naciones se unieron para derrocar al líder.

Ellos, como personas pacíficas, fueron tomados por sorpresa cuando un centenar de soldados asaltaron sus hogares; los enemigos destruyeron su pueblo y toda esperanza se esfumó cuando vieron como su líder era asesinado.

La Nación Luna fue devastada y los pocos que lograron escapar se refugiaron en la zona sagrada; allí lloraron a sus muertos y lamentaron su destino.

Con la poca fuerza que les quedaba imploraron a su diosa, imploraron por ayuda, por alguna señal que calmara sus corazones.

La diosa, al escuchar las suplicas de sus hijos buscó una forma de ayudarlos. Ella se atormentaba, porque no pudo defenderlos cuando los atacaron, con cada alarido de dolor ella sentía que parte de su ser era arrancado cruelmente; es por esto que tomó una decisión.

La diosa bajó a la tierra para reunirse con su pueblo, rompiendo así las reglas del cielo, pero poco le importó su castigo, puesto que al ver los distintos rostros afligidos de sus hijos, su corazón se estrujó y no pensó en nada más que en ayudarlos.

La diosa bajó a la tierra para reunirse con su pueblo, rompiendo así las reglas del cielo, pero poco le importó su castigo, puesto que al ver los distintos rostros afligidos de sus hijos, su corazón se estrujó y no pensó en nada más que en ayudarlos

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Miracle Moon [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora