El Inframundo y el Mar

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Me llamo Sadie y soy hija de Poseidón. Osea, hermana de Percy.  Tengo catorce y estoy loca por Nico Di Angelo. Les voy a contar cómo empezó está locura.
* Tenía diez años y estaba en casa de mi madre, discutiendo con ella. En realidad, eso no era algo tan extraño. Lo que si fue extraño es que me pegó una cachetada. Eso me enfureció. Grité y los inodoros y las canillas de toda la casa explotaron. Toda ese agua rodeó a mi madre y la elevó hacía el aire. Quedó suspendida unos diez centímetros sobre mí. Increíble... ¿Y lo había echo yo? Probé algo nuevo. Moví mi mano hacia abajo y mi madre calló al piso. Sip, definitivamente puedo controlar el agua. Antes de que mi mamá pudiera apresarme corrí hacia el cajón de la cocina y tomé dos cuchillos de medio metro. Caminé rápidamente a la puerta de la calle y un chorro de agua me dejó salir. Volví a correr sin ninguna dirección en particular. Pero sí con algo en vista... Escapar de mi madre. Pronto, llegué al mar. Me desplomé a su lado. Siempre la había pasado bien en el mar. De repente una voz dijo:
- Hija mía. Fue una buena decisión la que tomaste. Cuando llegues al campamento, te reconoceré y daré mis bendiciones. Pronto lo entenderás.- sin más desapareció. Tan repentinamente cómo había llegado. Escuché un gruñido detrás de mí. Alcé la cabeza y ví... ¿Un hombre? No. ¿Un toro? Tampoco... ¡Un Minotauro! Se acercó rápidamente a mí . Saqué mis cuchillos. Cuando se acercó, rodé por el piso y lancé un tajo al brazo. Tropecé.
-¡Σκατά!- maldecí en voz alta. Espera.. ¿Eso era Griego? ¿Desde cuándo sabía Griego? Decidí ocuparme de eso luego. Si es que había luego. El monstruo me había clavado su "espada" en forma de Omega mayúscula Ω y me había cortado toda la pierna izquierda. El Minotauro se alzó por encima mío. Cerré los ojos y esperé el dolor. No sentí nada. Abrí los ojos y ahí estaba un chico de cabello negro y tez pálida. Me ofreció una mano y la acepté. Traté de incorporarme pero sin éxito.
- Soy Nico. Nico Di Angelo.
- Soy Sadie. Sadie Lambers.
- Toma. Come un poco- dijo, ofreciendome un cuadradito dorado. El sabor era delicioso, sabía a los jugos tropicales que yo solía pedir en la playa. Más tarde me explicó que yo era una semidiosa y que las personas como yo iban a un campamento. Me llevó ahí e inmediatamente fuí reconocida cómo hija de Poseidón, con su bendición.*
*Fin del flashback*
Hoy decidí decirle a Nico lo que siento. Escribí una nota:
Sombritas,
                   Ven a la orilla del lago a las 6:00am de mañana por favor. Tráete maya abajo de los pantalones.
                                 Sadie🌊
Cuando estuvo lista, la deslicé por debajo de la puerta de la cabaña 13, la cabaña de Hades. En el desayuno tuve mi respuesta. Nico me miró y asintió. Sonreí y me dirigí a mi mesa. Me senté al lado de Percy.
- ¿Por qué estás tan contenta hermanita?- sonrió pícaro.
- No molestes, sesos de alga.- Ese día paso muy lento. Fuí a los entrenamientos de espada y lo normal. Llegaron las 5:50 am y yo comencé a cambiarme. Me puse una bikini debajo de la ropa: la remera del campamento Mestizo con unos shorts de jean. Nerviosa, me dirigí hacia el muelle. Ahí estaba él.
- Hola- dije.
- Hola. ¿Necesitas algo?
- Sí. Quiero confesarte algo...
- Te escucho.
- Estoy enamorada de tí- Nico puso cara de pánico. A mí se me escapó una lágrima. Me lancé hacía el agua. Lo último que oí fué:
- Espera. - de parte de Nico. Él se lanzó detrás de mí. Por una vez, el hijo del Inframundo fué más rápido que yo en el agua. Me acercó a él y me sacó la remera. Yo quedé solo con bikini puesta y él con su maya. Me acercó más. Pegó mi pecho con el suyo y me besó. Sonreí. Me aparté de él y él gruñió. Volví a sonreí, pero esta vez, con picardía. Hice una burbuja de agua para que él pudiera respirar. Volvimos a estar cerca. Me atrajo hacia él y nos besamos.
Perdón Percy, perdón Annabeth, pero nuestro beso submarino supera al suyo.

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