what do you mean with "nobody had seen him"?

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Eran las tres treinta y tres de la tarde, la comisaria estaba igual de tranquila que en los últimos dos meses y quince días.

Thunderworm era uno de los pequeños pueblos de Ohio, la gente que vivía allí tenía un aura serena y calmada. Contaba con una población de solo quinientos habitantes, y estaba a las afueras de Columbus, solo a tres horas en coche. El mayor delito en los últimos dos años había sido el robo y asesinato de un cachorro, finalmente resultó que solo había escapado y, un par de semanas después, lo hallaron rondando por las calles.

De todas formas, los efectivos aseguraban que allí se encontraban los detectives más eficientes del estado. Ambos graduados con honores pero manteniendo un perfil bajo, eran dos hombres normales viviendo en sus normales casas y siguiendo su aburrida y normal rutina.

Joshua ingresaba en ese momento al edificio sacudiendo su cabello, el cual se encontraba completamente humedo. Sus compañeros se quejaron cuando las gotas los salpicaron pero él solo rió quitandose la chaqueta antes de acercarse a un escritorio en específico.

El hombre allí sentado utilizaba una camisa celeste, corbata, un pantalón de vestir color café claro y tirantes. Su cabello azabache, a diferencia del morocho, estaba seco y este pasaba sus dedos entre los mechones mientras leía un mail en su portátil.

- No te estreses, Urie, no debe ser tan complicado -murmuró apoyando sus manos en el respaldo de la silla que este ocupaba.

- En realidad, William -volteó a verlo y le sonrió-, es lo complicado lo que me gusta.

- Tienes un caso, ¿no es así? -cuestionó ganandose una interesante mirada por parte del otro-. Cuentamelo todo.

Tomó una de las sillas que estaban por allí y la acomodó junto a la de su compañero. Urie lo frenó antes de que tomara asiento y le hizo una seña para que se dirigieran a una oficina más privada. Una vez que estuvieron solos, el azabache suspiró y comenzó a hablar.

-Me ofrecieron un gran caso en el centro de Columbus -centró sus ojos oscuros en los ojos rasgados de su amigo-. Por todos los cielos, Joshua, debes acompañarme.

-Alto ahí, te lo ofrecieron a tí, Brendon -rió nervioso, sentandose sobre el escritorio que se hallaba allí-. No quiero parecer un tipo que se aprovecha de los triunfos de su amigo.

-¡Oh, vamos! Sabes que somos un equipo, ambos o ninguno -le aclaró con entusiasmo-. Además no querrás perdertelo.

-De cualquier forma, ¿me dirás a quién quieres atrapar esta vez? No te veía tan entusiasmado desde que fuimos a Washington para averiguar quién quiso entrar a la casa blanca por una ventana del segundo piso.

-Thomas Rivers fue un imbécil, ¿cómo puede ser que planeó ingresar allí y ni siquiera usó unos malditos guantes? Lo había dejado demasiado fácil -se quejó con sinceridad-. Bueno, este caso es sobre Tyler Joseph.

Se hizo un pequeño silencio antes de que Joshua decidiera romperlo con un tono burlón.

-Es imposible, Joseph, es solo una leyenda.

-¡Es real, Dun! Y debemos detenerlo, el detective que estaba siguiendolo renunció por razones desconocidas, pero pudo ubicarlo aquí en Ohio antes de eso -se entusiasmó tomando por los hombros a su amigo-. Lo único que nos queda es atraparlo y conseguir evidencia en su contra.

-A ver, Boyd, si tan real es Tyler el espectro Joseph, muestrame una foto de él -exigió con sus brazos cruzados.

-Uh, nadie nunca lo ha visto como para registrar eso -susurró bajando la mirada.

-Disculpa, ¿qué? No pude oirte bien.

-Que nadie nunca lo ha visto como para decir "este es Tyler Joseph", es como si se transformara todo el tiempo, debe tener cientos de identidades -frunció el ceño y vio los ojos de su amigo repletos de confusión.

-¿Qué quieres decir con "nadie lo ha visto"? Demonios, Brendon, nadie puede ser invisible -le recordó con tono obvio.

-No es invisible ni estúpido, es perturbadoramente profesional. Lograron ubicarlo aquí por el testimonio de un no vidente. Carajo, ¡le habló a un maldito ciego para que no pudieramos tener un retrato hablado de él pero sí su ubicación! Este hombre trama algo.

-Ya, no te estreses, sigo sin creer que ese tipo es real. Hace diez años que se usa su nombre para los casos que no se pueden cerrar, es solo un mito como excusa para la inutilidad de los agentes -se encogió de hombros y suspiró.

-Mi primer caso Joseph fue una completa frustración -recordó haciendo una mueca-. Pero esta vez será diferente, necesito tu ayuda, por favor.

Ante los ruegos de su amigo, Dun simplemente optó por aceptar, y las últimas palabras de Urie fueron "partimos esta noche, prepara las maletas".

(...)

A las dos de la madrugada, Joshua ubicaba sus maletas dentro del auto frente a la gran casa que su amigo alquilaba, quejandose de por qué demonios habían decidido partir a esa hora. La calle estaba desierta y solo eran alumbrados por la tenue luz de las farolas, la brisa fresca de la noche removía sus cabellos.

Urie acomodó su abrigo e hizo una seña a su acompañante para que subiera al vehículo, este lo hizo sin reprochar acomodandose en el asiento de manera veloz.

-Prometo que pasaremos por café cuando lleguemos allí -dijo Brendon poniendo el auto en marcha y encendiendo la calefacción-. Maldito otoño, prefiero el verano.

-Solo porque te gusta ponerte ebrio en las playas -acotó cuando comenzaron a avanzar en dirección a la salida del pueblo-. Weekes estaba extraño, creí que te tiraría café hirviendo encima para inhabilitarte con el objetivo de quitarte del caso.

-Weekes no soporta que haya alguien mejor que él -sonrió con aire egocéntrico.

-De hecho, lo oí hablando con Rutherford acerca de investigar por su propia cuenta.

-Quiero que lo intente, se estresará en dos días al notar que no es tan sencillo como el resto de sus casos -disminuyó la velocidad siguiendo las indicaciones de una señal-. Sus casos son puras tonterías y, debido a que los resuelve rápido, cree que es especial.

-Ya déjalo, Brendon, pareces un adolescente peleando por atención -se acomodó en el asiento, acurrucandose con su mirada en su amigo-. ¿Por qué no mejor me dices que tienes planeado hacer en Columbus?

-Porque es un secreto.

Dun rodó los ojos antes de cerrarlos, decidiendo dormir por un par de horas antes de llegar a su destino.

(...)

-Más te vale tener un asistente porque esto no estaba con los términos y condiciones al momento en que acepté -avisó al azabache viendo las cajas y archivos en la sala del departamento.

-Vamos, Dun, será divertido -se acercó a una caja y tomó un documento al azar-. El día veintiocho de junio del año dos mil once se reportó la desaparición de una caja fuerte en la casa del ministro de economía -leyó en voz alta-. ¿Lo ves? Interesante.

-Son cientos de casos sin resolver -balbuceó tomando otros archivos y dandoles un vistazo-. ¿Qué demonios se supone que haremos con esto?

-Son casos Joseph, debemos buscar alguna conexión y tal vez re-abrir algunos para encontrar pistas.

-¿Debo pasar los siguientes cinco días leyendo acerca de la ineficiencia de los detectives de Ohio? -cuestionó con seriedad.

-Supongo.

-Te odio, Urie.

[Morph to someone else.] tyshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora