03. Zapatillas deportivas

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   "Ponte zapatillas deportivas y corre tu propia vida"
  
   Dejé a mi Corazón Roto en la cama, tomé a mi Cuerpo Cansado y me lo puse con cuidado. El pobre llevaba tanto tiempo inerte en la cama que la primera noche de fiesta tuve que recordarle como bailar. Hoy supuse que debía volver a enseñarle a como correr.

   Cuando alguien habla de correr su propia vida, no lo hace de manera literal. Pero yo de todos modos me puse unas zapatillas deportivas y corrí lo más lejos de mi y de mi Corazón Roto, ese que aún seguía en la cama.

   Una persona no puede vivir sin corazón, así que tuve que sacar de mi armario uno de repuesto, uno que me ayudara a superar mi depresión mientras Corazón Roto seguía sangrando. También le puse nombre: Corazón de Repuesto, si iba a ayudarme lo menos que podía hacer era darle un nombre.

   Corazón Roto no quería entender que fuera de a cama le esperaban algunas cosas.

   Algunas malas debo admitir, en el camino fuera de mi, ese que estaba corriendo con mis zapatillas deportivas negras, no era totalmente como lo había planeado. Llegó un momento en el que mis piernas acostumbradas a la holgazanería me pidieron un descanso, tuve que dárselo. Mi Cuerpo Cansado ya había hecho bastante por mi, en primer lugar, se había levantado de la cama. Un rato quieta no iba a hacer daño. Me senté en el banco de una plaza y lloré, lloré mucho, pero fue una buena forma de liberarne. Así que al fin y al cabo esa parte no fue del todo mala.

   Me levanté y el resto del camino lo hice caminando, me alejé con exactitud cinco kilómetros de mi casa, tal vez no sea mucho para algunos, pero para mi era una bestialidad. Mi departamento no medía más de veinte metros así que era un cambio bastante amplio a mi parecer.

   Cuando se avecinó la noche, entendí que no podía seguir huyendo. Quería hacerlo, porque increíblemente y para mi sorpresa me gustaba estar afuera. Pero no tenía donde quedarme. Así que no me quedó más remedio que subirme al transporte público con el único dinero que tenía y volver a mi casa.

   Puede que mi otro corazón se sienta algo sólo. Él no había sido bueno conmigo, me había hecho sentir sóla, inútil, despreciable y muchas terribles cosas más. Pero aún así era una parte de mi y tenía que hacerle compañía, tal vez si le contaba todo lo que había hecho desde que me mudé al sillón, le gustaría acompañarme.

   Llegué a mi casa, sucia y sudada. Me di un ducha parada, no había llenado la bañera, eso era bueno. Cuando salí descubrí que mi Corazón Roto aún seguía acostado, esa bacteria le había hecho mucho daño.

   Suspiré, aún me quedaba un largo camino por recorrer. Me acosté en el sillón, puede que sea algo estúpido, pero creí que si evitaba mi cama tal vez sería más fácil hacer algo productivo el día siguiente. Así que me dormí ahí hasta el siguiente amanecer.

   Adivinen, una vez más no quería levantarme. Así que hice algo que me obligó a hacerlo, puse la canción más horrible que podía existir en el mundo en mi celular y lo arrojé a mi cama. Tardé sólo dos minutos en levantarme. Le eché un vistazo a Corazón Roto, parecía haber empeorado.

   «Basta, Bacteria» pensé.

   No lo entendía, ya sólo tardaba dos minutos en levantarme, había ido a tres fiestas, había tenido sexo, y había corrido dos cuadras, trotado ocho y caminado cuarenta. Debería estar feliz por mi. Mi Mente Obstinada lo estaba, mi Corazón de Repuesto y mi Cuerpo Cansado también.

   Tal vez si volvía a la escuela se sentiría orgulloso. Tardé una semana y media en convencerme de asistir. En la que no había dejado de caminar, trotar y correr. La última vez había corrido cinco cuadras, trotado veinte y caminado veinticinco. Pero a mi corazón parecía no importarle. Fue el verlo tan triste que decidí volver a estudiar y también continuar con mis consejos.

   "Comprar flores todos los días y tomar notas de ellas."

HUYE © [COMPLETA]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora