El primer día fue difícil, todos me recibieron bien. Pero sus miradas curiosas y nada cautelosas se posaban en mi de manera incesante. Eso me hizo sentir incomoda y desear volver a la cama, abrazar a Corazón Roto y decirle.
—Tienes razón, no tendría que haberme ido, es mejor estar aquí.
Estuve a punto de hacerlo. Pero en vez de eso cuando salí del colegio y corrí.
Con mochila, jeans y zapatillas de suela baja. Fue bastante incómodo y muy cansador. Pero lo logré.
«Lo lograste —pensé —, gracias Corazón de Repuesto, gracias Mente Obstinada que ahora es fuerte y gracias Cuerpo Cansado que ahora es uno sano, te lo agradezco mucho de verdad. Te prometo que mañana me voy a ser fuerte y luchar con mis ganas de volver a la cama para ponerme las zapatillas deportivas y que estés cómodo»
Para mi sorpresa, al día siguiente volví a mi casa después del colegio y las ganas de acostarme no eran tan grandes. Volví con un ramo de flores, le dije al chico del puesto improvisado que me diera rosas. Las amaba.
Antes de salir a correr, contemplé las flores un buen rato. Su delicadeza era simplemente hermosa y lo curioso era que ella no se esforzaba en serlo, sólo lo era. Luego de un rato, me descubrí viendo las espinas de una rosa roja en particular.
«Hasta lo más bello tiene espinas» pensé.
Intenté compararme con una flor, no encontré muchas cosas a mi favor. No me rendí, continué observando y observándome.
Tal vez, sólo tal vez, yo también era hermosa. Tal vez era tan bella como las rosas, pero mis espinas eran tan grandes que no me permitían ni verme yo misma.
Quizás era tiempo de podar.
Podar.
Las hermosas rosas usaban sus espinas para defenderse, si se las cortaba, sería una flor débil. No quería tener una flor débil, no creía que ella querría ser una flor débil. Me había encariñado de cierto modo con la rosa, así que le puse nombre: Rosa.
Sí, puede una vez más que mis ocurrencias sean estúpidas y hasta graciosas en cierto punto. Pero para mi era distinto tener a una rosa (que podía ser cualquiera) que tener a Rosa.
Era una persona bastante miedosa, aunque no me gustase admitirlo. Me había cubierto de espinas para que no me lastimasen más. Sí me las quitaba, iba a estar vulnerable. Aunque si tenía paciencia, podría encontrar un equilibrio, como Rosa.
Llenas de pátalos y espinas, hermosura y fuerza.
Quizá algún día pueda ser una mujer hermosa y fuerte.
Como Rosa.
Ya se había hecho algo tarde, pero había prometido salir a correr así que lo hice.
Había salido a tres fiestas, había tenido sexo, ya podía correr más de ocho cuadras, trotar más de treinta y caminar las doce que me quedaban, había vuelto al colegio, había hablado en más de una ocasión con El Chico de las Flores, me había encariñado con Rosa y había tomado nota de ella y lo más difícil de todo, no había vuelto a la cama. Sin embargo Corazón Roto seguía triste.
—Bacteria, por favor, si sigues asi lo vas matar y yo lo necesito. Lo extraño mucho, pero aún estoy débil para ir a abrazarlo, si lo hago, me temo que lo más probable sea que me quedé ahí con él.
«Luché mucho para que esté bien, y lo sigo haciendo, ¿Por qué no se da cuenta de mi esfuerzo?» Pensé
—Por favor, bacteria, libéralo para que vuelva conmigo.
No dormí esa noche, pensando y pensado en que podía hacer para ayudar a Corazón Roto. Mis consejos se habían acabado y aún no tenía resultado.
La respuesta llegó a las siete y veinte de la mañana, la hora en la que debía ir al colegio.

ESTÁS LEYENDO
HUYE © [COMPLETA]✔
Short Story• Tengo 17 años y esta es la historia de como superé mi depresión. • Entra si necesitas ayuda, o si simplemente quieres conocer mi historia y como es que saqué a las Bacterias de mi Corazón. ═══════ ∘◦❁◦∘ ═══════ -Pelea tus batallas sola, en silenci...