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Sentaba en el cómodo Divan de mi cuarto con la Laptop en mi regazo, la cual me proporciona el calor que necesita mi cuerpo, ya que por lo visto el día va a ser muy muy frió. 

Para una enferma terminal el frió es algo que simplemente no se puede tolerar y yo vivo en Washigton D.C tal vez la capital mas fría de todo el mundo, esto es un real desastre pero así me toco vivirlo.

Mi cuarto es uno de mis mayores orgullos y del cual me siento cada vez mas agradada, resulta ser que desde que me descubrieron mi ya nada particular cáncer, me decidí por ser mas dedicada y prestarle mucho mas atención a los pequeños detalles, a esas cosas que la humanidad decide ignorar que son demasiado cotidianos, por ejemplo; ser feliz en tu propio espacio.

Mi cuarto estaba compuesto por dos grandes ventanas de madera pintada de blanco y un poco vieja y gastada, ellas estaban adornada con unos lindos y coloridos "atrapa pesadillas"; pues verán, si no estoy mal desde mas o menos la edad de 8 años sufro de terribles pesadillas que me han causado un gran problema de insomnio que se desarrolló y maximizó cuando empezó la Quimio. Estas pesadillas era terriblemente agobiantes; aun recuerdo mi primer pesadilla y es que el resto de mis pesadillas son secuelas de esta.

Mi mama es una de esas personas que le tiene fe a la suerte y el buen karma, no le reprocho ni cuestiono su creencia pero entenderán que es un poco difícil  para una enferma terminal creer en todo ese tipo de fiascos psicóticos ya que para nosotros la vida en cierta forma no se hizo para nosotros, somos un caso clínico, defectos de la perfecta creación del ser humano; para mi la esperanza es algo que perdí hace ya mucho tiempo y que no volveré a tener.

Por esto mismo estos " atrapa pesadillas" estaban colgados por toda la repisa de arriba e intermedia del marco de mis ventanas, dan delo un poco de vientos hippies a mi habitación.

Mi signo zodiacal es acuario (en realidad, obviamente no, pero me gusta tener excusas ridículas para hacer las cosas) por esto mismo todas mis paredes estaban pintadas de diferentes tonos de azul y color turquesa, combinando con los muebles blancos de madera gastada y los cuadros con referencia al mar y el agua.

Desde muy pequeña me identifique con el agua, porque si te das cuenta yo soy una pequeña gota minúscula e insignificante de este pozo de cáncer, soy del tipo de agua que nadie quiere beber, soy ese tipo de agua que no se mueve, que se queda estancada para siempre y que va a terminar secándose cuando el sofocante sol de la muerte decida que como todo en esta vida; debo dejar mi pequeño e insignificante lugar en la tierra.

mi suelo era de madera noble y clara, en la cual se posaba abusivamente una alfombra en la mitad de todo el cuarto, blanca y esponjosa mientras en ella estaba el Divan en donde yo estoy recostada, o mas bien sentada.

Alzo mi vista para toparme con todo el tumultuoso grupo de "Luneth"  que se posaban; ahora muy tranquilos.

les contare el cuento completo: los "luneth" o así fue el nombre con los cuales yo los bautice son una especie de hilos que sostienes unos tubos de metal alrededor de una esfera de hierro sostenida por otro hilo. Al chocar estos producían un agradable tintineo agudo; les llamo luneth porque todos estos se iluminaban en la noche reflejando por toda la habitación como si fueran minúsculas estrellas que nunca me dejaban volar hacia el turbio y oscuro lugar en mi subconsciente que amenazaba con darme una buena paliza para que nunca olvidara-ni siquiera en mis sueños- que estaba enferma y que era un hecho la llegada de mi inminente muerte.

Allí, demasiado cómoda y calmada empiezo con mi tediosa investigación para descubrir sobre aquel muchacho de la estación y el porque tiene el violoncelo de mi infancia, el mismo que me cambio la perspectiva de mi vida para siempre.

En la quinta estacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora