Capítulo 26

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Kongpop POV

¡Tengo el techo más aburrido del mundo entero!

Es todo blanco, y plano, y ... y simplemente aburrido.

Para ser justos, aunque estuviera mirando la Capilla Sixtina aún así no me habría interesado en absoluto porque mi cerebro todavía estaba súper pegado a esa escena dentro de la maldita cafetería. El hecho de que horas más tarde todavía estuviera despierto mirando fijamente el aburrido techo obsesionado con eso, me irritó profundamente. Lo peor de todo es que casi podía garantizar que pronto me arrepentiría de no haber marchado allí y exigir que P'Arthit fuera a cenar conmigo.

¿Por qué no podía simplemente acercarme a ellos y decirle lo molesto que estaba por haberme abandonado por su cita?

No, espera. Pregunta equivocada.

¿Por qué demonios me importaba que él eligiera pasar tiempo con su novia en lugar de conmigo? Yo también lo habría hecho, ¿no?

Imagínense si Turtle apareciera de la nada y quisiera pasar el rato? Estaba bastante seguro de que abandonaría el mundo en ese mismo instante y de que mi Usain Bolt* interno me llevaria a donde quiera que estuviera Turtle.

Y sin embargo, de pie fuera de la cafetería, tenía una pierna lista para marchar, mientras que la otra me hizo alejarme lo más posible de la escena irritantemente dulce. Francamente, se está volviendo molesto la cantidad de células cerebrales que estoy matando detrás de P'Arthit. Lo que lo empeora es que no tengo ni idea de por qué.

¿Debería esta situación de enemigos convertidos en amigos realmente ser tan complicada?

Y yo aquí pensando que los días en que tendría círculos oscuros debido a P'Arthit finalmente habían quedado atrás.

Gemí con fuerza, pasándome una mano por la cara cansada, cuando de repente mi teléfono sonó para indicar una llamada entrante.

¿Que demonios?

—¿P'Arthit?

—¡Llegas tarde!

—¿Eh?

—¿Dónde estás? He estado esperando tanto tiempo. Ven rápido, tengo hambre.

¿Eh? P' ¿de qué diablos estás hablando?

—Dijiste que querías probar el nuevo restaurante. Así que estoy frente a él. Pero no estás aquí.

—Tu estas... tu estas donde?

—Restaurante. ¡Y llegas tarde!

—P' son las 2 de la mañana. Todo está cerrado hace horas.

—¡Pero tengo hambre ahora!

—P'Arthit ... ¿estás borracho por casualidad?

—¡Por supuesto que no! Bien, quizás un poquito. Tal vez mucho. No lo sé. ¿Así que vienes?

—¡SÍ! Sí, ya voy. Quédate allí, ok. No te muevas. Estaré allí en 5 minutos. No te muevas. Solo... solo quédate allí.

Qué jodidamente intoxicado debía estar como para marcarme. ¡A mi! De pie afuera del restaurante después de una cita que abandonó. Mis manos volaban a la velocidad del rayo cuando me puse una sudadera con capucha y salí corriendo por la puerta, sin darme cuenta del hecho de que me había puesto tenis en una pierna y chanclas en la otra.

Cartas a mi amado // Letters to my beloved [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora