Tira una estrella

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En lo más profundo del espacio, donde cada punto es una estrella colosal, un ángel desterrado cumplía su condena. El ángel Nótt de ojos azules como el cielo que miraba, vivía para ver las estrellas morir, no estaba solo en su condena, él ángel Dagur lo acompañaba, Nótt tenía confianza en Dagur por sus momentos pasados, sabía que estarían juntos incluso en aquel entonces.
Miles de años atrás los ángeles hablaron, todos ellos concordaban que el ángel más hermoso merecedor de la gracia y agrado de Dios era el ángel Nótt, de piel blanca ebúrnea, figura esbelta, rostro delineado, se contaba que el cabello color oro del ángel Nótt no era cortado por nadie más que por el mismo Dios, siendo tan fino nadie más podía cortarlo sin malear tal lisura. Todos en el reino del señor aspiraban una gracia y hermosura igual, todos menos el ángel Dagur, el ángel más sabio, no le importaba la apariencia del ángel Nótt, creía firmemente que sólo Dios era portador de tal belleza y nadie se le podía igualar, Nótt al no recibir halagos de aquel otro ángel le encontró cierto gusto, de esta forma insistió hasta volverse amigos, incluso secuaces a cometer el mismo pecado. 

 Cuando el juicio del ángel Nótt llegó, Dagur lo siguió. Fuera de las tierras santas, Dagur puso sobre el ángel desterrado la mano en el hombro y lo guió hasta donde la luz de las tierras de Dios no llegaba. En la oscuridad ambos hicieron un hogar, miraban hacia arriba dándole nombres a las estrellas, cuando los nombres propios se terminaban seguían con los números, pasaron siglos disfrutando del silencio mientras rondaban buscando pequeños encantos. 

Pasados los milenios, se podía ver como el ánimo de Dagur decaía, sus ojos de un hermoso color negro ya no miraban nada en particular, su observar pasaba a través de las cosas buscando algo nuevo, Nótt preocupado comenzó a buscar algo con lo cual hacer los ojos de Dagur luminosos como una estrella. Nótt una noche de las millones ante él, revisó entre las estrellas, cada rayo de luz le iluminaba tenuemente en su camino incierto, sin saber qué buscar revisó el polvo estelar, las manos impecables del ángel Nótt se llenaron de las cenizas que los incontables luceros dejaban al morir, sin suerte continuó su búsqueda a otro sistema. Cuando el agotamiento le hizo bajar la mirada encontró algo absurdo a su lógica, una de esas perlas que solo podía divisar en el trono del señor flotaba en medio del amplio firmamento, brillando tenue, frágil, amena, le traía el recuerdo amargo de su pasado. Llevo la perla hasta Dagur, se la dio en manos para sostenerla con temor, resultó intrigado y en su mirar nació de nuevo una pequeño fulgor. 

—Esta perla solitaria tiene mucho que ofrecer, haré un hogar para ti ahí, por ello mi querido Dagur no vuelvas a perder el interés.  Toma mi ojo izquierdo, tomaré tu ojo derecho, ambos estaremos así al tanto el uno con el otro. Cuando esté listo vendré por ti, haremos de nuevo la familia que perdimos y volveremos a ser felices. 

Así el ángel entró en la perla para crear un hogar, creó un sistema que le favoreció, creó una forma de vida que le hiciera feliz a la larga, y cuando noto que no le quedaba más que esperar, espero con anhelo, miro todo nacer y morir para de nuevo convertir aquel recuerdo amargo en uno alegre. 

El ángel que le dio vida a una perla, se hizo uno con ella, de igual forma echó raíces, no se dio cuenta cuando empezó a olvidar su motivo principal y a distorsionarse a sí mismo , todo se volvió una herramienta para traer a aquella que perdió de nuevo a la vida, mientras el ángel Dagur esperaba su momento para bajar a la tierra prometida.

"En la oscuridad dentro de la nada, una perla azul brilla al cuidado de dos ángeles. La perla brillará lo suficiente para llenar el deseo del ángel, más no vivirá lo suficiente para crear de nuevo la historia que se repite en un afán retorcido ."

"La noche y el día ahora están a la merced de la esperanza falsa."

Sus ojos color índigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora