Parte I
"Por la presente se le avisa a la familia Aarle que la propiedad será cedida a la compañía Maburery como parte del acuerdo realizado con anterioridad. En los próximos días, el director de la compañía estará visitando el lugar. Esperamos de antemano la mejor de las cordialidades.
Les agradecemos el tiempo y la atención"No tenía remitente, fue lo que llegó con los víveres que importaban por barco cada semana. No dije nada a mis hermanas en cuanto leí, ambas a estaban ocupadas con sus cosas como para meterles una preocupación más, siendo el hermano mayor, algo podría hacer por mi mismo.
Siguiendo la rutina, hice el trabajo que papá me pedía hacer cada día sin falta en cuanto me levantaba y tomaba una ducha. Los medidores puestos en esa isla para evaluar la intensidad sísmica eran de los más normales usualmente, pero estando tan cerca del cinturón de fuego a veces los números se lanzan como locos. A eso me enfrentaba todos los días, a anotar números en el registro mientras esperaba la hora para comer, no podía hacer más, papá no se tomo el tiempo a enseñarme algo más.
Sunny cocinaba todos los días sin falta, le encantaba cocinar, para ella era como un deshago, en cambio los días que le siguieron a la muerte de papá permaneció en cama tejiendo sin parar, incluso perdió el apetito que tenía antes, Sara y yo fuimos forzados a prepararnos nuestra propia comida.
Al quinto día viviendo de sobras, Sunny se levantó de la cama a preparar curry para todos, al comerlo se sintió como la primera vez en probar algo delicioso en mi vida.—Estaba pensando en que sería bueno irnos, por que papá no esta y estar aquí es doloroso, él querría lo mejor para nosotros, ¿No?
Las palabras de Sunny salían como si le dolieran al punto de querer llorar nuevamente, Sara y yo nos miramos sin entender del todo.
—¿Estás segura de querer dejar a papá?— Sara me pateo bajo la mesa al apelar a los sentimientos de Sunny, solo pude sobarme un poco y entender con sumisión que quería mi silencio.
Con mi pregunta solo hice que su rostro luciera aún más entristecido, en en sus ojos lacrimosos dirigidos hacía mi pedían respuesta a su dolor, no la podía entender, ese dolor que le hacía querer dejar de comer, no lo podía entender. Con el silencio la culpa llego a mi, quizá esa carta podría solucionar nuestros problemas, por ello se las mostré con el mejor empeño de mi parte. La carta sin remitente causo intriga a mis hermanas, nos preguntamos por eso durante un rato sin llegar a nada.
—¿Cuándo llego?— Inspeccionando nuevamente, Sara era la que tenía con sentido el mayor interés de los tres.
—Hace un par de días, perdonen por no mostrarla antes.
—Es raro de ti guardar cosas. Eres el que peor de nosotros soporta la culpa.— Sara se levanto sonriente a dejar su plato en el lavabo, con la carta quizá le hice el día.
Sunny no dijo mucho, jugaba con sus manos nerviosamente, si estaba feliz, triste o asustada quería saber, sus ojos no me decían mucho.
—Creo que no esta bien. Me parece muy raro, no me gusta para nada. ¿No creen que es raro que llegará luego de la muerte de papá?
Siempre lógica, Sara no tomo bien esas palabras, en cuanto regreso a la mesa sabía que comenzarían una discusión de nuevo, estaba tan acostumbrado, lo malo de la situación es que tendría que tomar un bando.
—¿Y?, De igual forma si nos quieren sacar esta bien, ya pasamos mucho tiempo aquí sin nada que hacer.— Sara quito de las manos de Sunny la carta, la guardo en su bolsillo sonriendo para si misma.
—Sabía que no te interesaba estar aquí, pero no de esta forma, realmente ¿quisiste a papá tan solo un poco?, él te amaba, y así le pagas.
—¡Busco mi felicidad!, es algo que no creo que entiendas, siempre estuviste lambiendo el ego a papá, incluso cuando enfermaste esa vez, no fue a verte. La que esta mal aquí eres tu, Sunny.
Sara salió de la cocina dándole un golpe a la silla y sellando la puerta, Sunny había comenzado a llorar de nuevo. Las dos hermanas solían ir de la mano a todos lados, al llegar aquí ambas tomaron refugio en cosas distintas para llenar eso que dejaron en tierra firme, ambas así, comenzaron a discutir sin darse cuenta, a crecer entre discusiones y a madurar bajo diferentes luces.
Al caer la noche, hubo sobras para la cena, una discusión en la sala y una lampara rota. Mientras reparaba la lampara, Sunny en su intento de reconforte se puso a tejer a mi lado, mientras lloraba y maldecía a su hermana gemela.
—¿Es una bufanda?— Le pregunte tratando de darle mi mejor sonrisa.
—Es un suéter.
Con eso la conversación se termino, el silencio engorroso de ambos era fastidioso, en cuanto termine de arreglar la lampara camine a la puerta pero fui parado por la mano temblorosa de mi triste hermana.
—Perdona, rompimos la lampara.— Su mirada a penas se dirigió hacía mi antes de volver al suelo, el pesar de Sunny me preocupaba más que la carta.
—No te preocupes, de igual forma ya la arregle. No te quedes hasta muy tarde.
La sonrisa que me dio antes de salir por la puerta encogió mi pecho, alguien como la brillante Sunny jamás debería sonreír de esa manera, esa sonrisa me dio una idea de como sería el futuro; lleno de pena.
Pasaron tres días luego de haber reparado la lampara, Sunny enfermo el segundo día con fiebre, no estaba comiendo sin contar que tampoco parecía dormir bien. Sara por su lado daba vueltas por la playa con un telescopio en mano, esperando su salvación por mar o por tierra.
Cuidando de Sunny la ansiedad se apodero de mi más que en los últimos días de papá, no podía hacer nada y eso me mataba lentamente.
—¿Has visto algo?— Me pare al lado de Sara, el agua que golpeaba mis pies descalzos estaba fría.
—No he visto nada, aún.
Sentada en la arena, dejaba que el agua le mojara, no parecía importarle que el invierno se acercará, vestía ligera sin importar la época del año.
—Dime si ves algo, por favor.
Me había estado ahogando con esas palabras, quería decirle incluso que también quería irme en cuanto llegarán pero no podía darle mas inquietud a Sunny, si decía eso Sara lo tomaría como un arma para darle un golpe de gracia a su propia hermana, un poco más podría aguantar con eso en mi garganta.
—Te diré. Aunque siento que falta poco.
La sonrisa laureada de Sara me indico de ante mano que había caído de su lado, aún si no lo decía, ella lo sabía.
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Sus ojos color índigo
FanfictionEn el punto mas azul el ángel encontró un hogar, en ese lugar guardo en una caja de vidrio su esperanza.