Capitulo 2

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—¿Cómo está yendo todo? — Solté un suspiro de clara irritación.

—¿Por qué llamaste realmente? ¿Qué te preocupa ahora? — Cuestione directamente, dando vueltas alterado por la sala.

—Tu no llamas, no se siquiera lo que haces en ese lugar... Deje que hicieras todo como me pediste, pero quiero que seas honesto y al menos me digas la razón por la que estas en Canadá— Esta vez fue mi padre quien suspiro con pesar. —Dijiste que harías las cosas correctamente.

Me senté en el sillón individual sin despegar el teléfono, una sonrisa que carecía de gracia se dibujó en mi boca mientras miraba fijamente la mesa de centro.

—Tienes personas más importantes de quien preocuparte— Murmure refiriéndome a su familia. —Estoy haciendo tal y como dije, sólo quiero estar lejos de casa.

Un largo silencio al otro lado de la línea, probablemente la culpa haciendo acto de presencia en su conciencia.

—Está bien, solo trata de estar más en contacto.

—Bien. Tengo cosas que hacer, adiós. — Corte la llamada cuando se despidió.

Revisé la hora y me levante del sillón mientras guardaba el celular en el bolsillo de mi chaqueta, tome las llaves del auto y camine hasta estar fuera de la pequeña casa. Me acomodé en el asiento piloto, prendiendo el motor puse en marcha el vehículo para dirigirme al vecindario que había visitado hacia sólo unas cuantas horas.

El cielo estaba demasiado nublado ese día, pero de todas formas anochecería en unas pocas horas y la lluvia no estaba descartada. Después de estacionar en una esquina a dos departamentos antes de llegar al suyo, me limite a esperar durante treinta y cinco minutos en el vehículo hasta que finalmente vi a Alan salir del edificio cruzando la calle; cuando siguió su camino decidí salir del auto y empezar el juego.

········

La lluvia caía con fuerza afuera y el viento silbaba cada tanto, la sala y el comedor eran un desastre con algunos muebles tumbados en el suelo, la figura de Morgan Collins tendida en el piso hacían del panorama algo parecido a una película de terror. Aunque la mujer sólo se hallaba inconsciente preferí atarla para evitar cualquier percance.

Me oculte tras la pared que dividía el comedor con la sala de estar, mientras escuchaba el sonido del cerrojo y posteriormente la puerta principal se abría.

—Morgan, ya llegué– Llamó Alan desde la entrada. — ¿Amor?

Cuando se aproximó a la cocina-comedor pudo contemplar el cuerpo de la mujer, sin notar mi presencia aún.

— ¡¿Morgan?!

Antes de que pudiera acercarse me abalancé hacia él, sujetando con rapidez sus brazos llevándolos tras la espalda. Intentando librarse en vano sé sacudió violentamente, obligándome a estamparlo contra la pared.

—Parece que siempre fui más fuerte que tú, cariño. — Murmuré presionando sus antebrazos contra la espalda.

Pareció sorprenderse al escuchar mi voz, quedando paralizado después de procesar mis palabras.

— ¿Me reconociste? No me has olvidado, eso es bastante bueno...— Mencioné en tono alegre, esta era la reacción que esperaba. —Porque tenemos algunos asuntos que resolver.

Retirando momentáneamente una de mis manos tomé rápido la soga que llevaba rodeando mi hombro, ate sus brazos rodeando su torso con la soga en ese instante Alan comenzó a pedir ayuda, golpeé su nuca haciendo que su cara chocase contra el concreto de la pared y que soltara un quejido.

—Que valiente eres en alzar la voz– Susurré con los dientes apretados, captando su atención. —Pero, si la policía me atrapa, te llevarán a ti también.

Al tenerlo inmovilizado busqué la cinta metalizada y cortando un pedazo con mi cuchillo, le cubrí la boca.

—Todos estos años te escondías de la ley— Dije poniéndome de pie. — ¿También de mí?

Deslicé hacia abajo la bufanda que cubría la parte inferior de mi rostro hasta que pude mostrar una sonrisa burlona mientras el mantenía su mirada llena de ira. Me giré para contemplar esta vez a Morgan, me acerque a ella siendo consciente de que Alan seguía cada uno de mis movimientos, por lo que cuando la cargue en mis brazos pude percatarme de su intento de levantarse de inmediato, pero cayendo al instante por el rápido movimiento. Una sonrisa bastante irónica se formó en mi boca.

—No le pasara nada, ella no tiene la culpa de tus errores. — Aseguré encaminándome hacia su habitación.—Todos cargan con el peso de sus propios pecados.

La habitación que ellos compartían estaba amueblada con una cama grande y dos mesas de noche a los lados color blanco, y había una puerta que seguramente era el armario. La recosté en la cama y después de desatar las cuerdas de su cuerpo le quité los zapatos.

La observé fríamente unos instantes antes de regresar con Alan, esperaba que él hubiera intentado algo estúpido mientras me ausentaba pero él seguía en el mismo sitio sin moverse y eso me molestó, pero lo que en verdad me irritó fue la manera en que me veía. ¿Demostrando que no me tenía miedo era su forma de retarme?

Estaba seguro de que él era completamente consciente de quien tenía el control pero aun así estaba tratando de parecer calmado. Pero sabía que estaba esperando el momento oportuno para hacer algún movimiento, él era alguien que pensaba demasiado así que en esta situación usaría la cabeza para encontrar un escape. Entonces veamos que tal funciona su cerebro.

—Ya es hora de irnos.

Falso Amor (TA #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora