Prólogo

975 44 19
                                    

¿Crees que es un peligro? Cuestiona una voz profunda y gruesa, es un hombre. Lo siento cerca de mí, pero no veo nada.

Creo que estoy acostada, mi cabeza está sobre algo plano y tal vez metálico por lo sólido y frío.

¿Y qué si es un peligro? Por su culpa los siete volvieron. — Afirmó para sí, aunque alcancé a escucharlo. Es otro individuo con una voz más delicada y suave, es una mujer.

—Los siete estarán aquí en cualquier momento, hay que estar alerta y no dejar que se lleven el paquete. —Dijo la misma mujer con un tono temeroso.

Tengo el presentimiento de que soy el paquete.

Oh, no...

Si soy el paquete entonces, seguramente estoy en problemas.

—El jefe dijo que debemos llevar al paquete a su oficina. —Demandó la mujer. Intento soltar las ataduras sin que lo noten, pero me es imposible hacerlo, estoy amarrada de pies a cabeza.

—¿Qué? ¿Desde cuándo al jefe le ha importado un simple ser inferior? —Respondió sin pelos en la lengua el hombre de antes con indiferencia.

Al parecer soy un "ser inferior", ¡inferior su abuelita!

Que grosero de tu parte, las abuelitas son sagradas.

Ya, da igual, ahora sí que debía salir de aquí lo más rápido posible.
Comenzaron a moverme, escucho las ruedas chirriantes chocando contra el suelo debajo de mí y también alcanzo a oír murmullos, pero no entiendo nada de lo que dicen.

Seguro estoy en una camilla.

Después de aproximadamente media hora sigo sin poder ver o soltarme, hay un silencio profundo por un momento.

—¿Cómo es que esta criaturita tan hermosa desató semejante infierno? —Preguntó entre dientes el mismo hombre, pero con voz melosa apenas se detuvo la camilla.

Esta "tierna criaturita" puede dejarte en el suelo en segundos, idiota.

Ya quisieras

¡No ayudas, subconsciente!

—¡Cállate, Alex!, ¡Por culpa de esa "criaturita" el jefe nos va a liquidar si no entramos a su oficina! —Gritó amargamente la mujer.

Su compañero se llama Alex o tal vez sea su apodo, eso seguramente me servirá de algo, creo, pero por ahora necesito que me saquen de aquí, no sé quiénes son los siete, pero espero que lleguen rápido porque parecen mi única salida.

>> Ya vamos relájate.<<

Pero... ¿QUÉ? esa voz no es la de mi subconsciente, esta era una voz gruesa, masculina y bastante coqueta que hacía eco por mi cabeza. Seguramente me drogaron o algo así y me está afectando.

>> No soy efecto de las drogas, soy...
eso no importa ahora, hago parte de los siete y ya estamos cerca, disfruta hablar con ese supuesto "jefe" para saber a qué nos enfrentamos, aunque es claro quiénes son<<

¿Quiénes son entonces?

>> Dentro de poco lo sabrás y también entenderás cómo hablamos de manera "telepática" o cómo lo llamen.<<

Bueno... sáquenme de aquí por favor, no sé ni siquiera dónde estoy.

No me respondió más esa voz masculina.

El octavo pecado capitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora