Capítulo 1

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Otra ciudad, nueva casa, nuevos amigos y nuevos vecinos...

—¿Qué te parece la casa nueva, cariño? —Preguntó mi madre mientras caminábamos hacia la puerta.

Miré hacia el frente y la verdad no está nada mal.
Es una enorme casa, tiene tres pisos es de color blanco y la entrada está llena de flores, siendo lo único que puedo apreciar desde mi posición.

Seguí a mi madre que estaba concentrada tecleando en su celular.

—Es muy linda y el vecindario es tranquilo —Dije con indiferencia.

Ella sabía que no quería mudarme. Yo solo quería hacer mi último año de preparatoria con mis amigos, pero se tenían que presentar problemas en la sede principal de los laboratorios de mis padres.

Mis padres son dueños del laboratorio más grande del continente, el lugar donde se hacen las pruebas de cualquier medicamento que quiere entrar al mercado además de aprobar experimentos e hipótesis.
Laboratorios Biocentral Tech.

—La ciudad es bastante atractiva y seguramente harás nuevos amigos además mañana empiezas tu último año de preparatoria, debes estar muy nerviosa por eso —Dijo con una gran sonrisa.

En realidad, no estaba nerviosa, un año más o un año menos me daba igual.

—Sabes que nunca me pongo nerviosa por entrar, me da igual —Aseguré intentando sonar lo menos fastidiada posible, pero la mirada de mi madre me indicó que tal vez soné grosera, así que decidí cambiar el tema— ¿Qué tal te cayeron los vecinos?

—Ay, son un encanto, vinieron esta mañana a darnos la bienvenida —Sonrió.

Asentí ante su respuesta.

Creo que lo único bueno han sido los vecinos, antes mi vecino era un señor de setenta años que odiaba al mundo tanto como yo odio esta nueva ciudad, mis nuevos vecinos son una familia; una madre, un padre y sus dos hijos.

Uno de los chicos lo vi mientras merodeaba el vecindario esta mañana, cruzamos unas cuantas palabras dándome la bienvenida, creo que vive en otro país y solo viene de visita o bueno, eso dijo mi madre.

Tiene alrededor de veintiocho años, es muy lindo, alto, rubio, los ojos de color verde, una nariz pequeña y delgada, las mejillas tienen un tono ligeramente rosado y un cuerpo nada exagerado, espalda ancha, brazos bien formados por lo que se podía apreciar gracias a su traje azul oscuro que se ajustaba en los lugares adecuados, al otro chico no lo he visto, sé que son dos porque mi madre me comentó que tiene mi edad, diecisiete años y si fuera poco iremos a la misma preparatoria.

—Subiré a mi nueva habitación. —Le informé.

—Ok, querida, recuerda que debes ir a inscribirte a la academia de aquí, sabes que eres parte importante del comité de dirigentes, así que no es opcional —Susurró mirando a todos lados.

Es un tema del cual ningún humano debe tener conocimiento, sería peligroso para mi mundo. Pertenezco al mundo "sobrenatural" aunque no soy un vampiro, ni mujer lobo ni nada aún, soy sangre pura lo que significa que yo me convertiré en alguna de esas especies cuando cumpla dieciocho, pero no es mi elección la especie que seré, eso depende mi personalidad, fuerza y carácter o eso es lo que siempre dice mi madre, ella es un vampiro y mi padre un hombre lobo ¿Vaya combinación, eh? Solo entre los sangre pura pueden tener hijos sin importar su especie, pero no es muy común que los tengan.

—Está bien, iré más tarde o tal vez mañana después de clases. —Respondí.

Los dirigentes son los seres más antiguos de nuestro mundo y me eligieron para hacer parte del comité que toma las decisiones importantes acerca de convertir a humanos en seres como nosotros, matarlos por nuestro instinto salvaje o cosas así. Me escogieron realmente porque eligen al primogénito de las familias más antiguas y es un gran honor para mí hacer parte de eso.

El octavo pecado capitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora