Interludio "Frío filo"

23 6 5
                                    

Frio filo

¿Qué nos está pasando? Vago por los recuerdos de un pasado azucarado, donde tú y yo éramos uno, en armonía con el canto alegre de las aves del romance; luego vuelvo al presente donde te siento lejana de mí.

¿Es qué ya no soy el romántico que una vez fui? ¿Es que mi prosa falla cuando hablo del amor que digo le tengo a tu persona? ¿Acaso la magia que en mi reside a enmudecido, al grado de pasar desapercibida? Difícilmente creería que algo tan horrendo y devastador sería capaz de acontecer.

¿Si no soy yo, quién? ¿Si no es mi culpa, de quién es? ¿Existirá algún otro dios capaz de hacerle frente a mi poder? ¿Uno tan bello, tan sublime y hermoso que me despoje de tu atención? ¿Hay alguien más?

¿Cuál es la razón de que tus palabras se hayan mudado a la tundra? ¿Ya no aprecian el calor? ¿Por qué ahora decides cortar la ilusión de mi alma con el filo de tu voz?

Yo que veo allí donde no haya luz y escucho allá donde vive el silencio, soy incapaz de apreciar la razón de tu repentino congelamiento.

¿Acaso has muerto? No lo creo; te escogí porque eras tan viva que ni la vida con su ira podría matarte. Tan fuerte y bella eres, mi diamante.

¿Mentiste? ¡Ten el coraje de partir mi alma en un centenar de pedazos y confiesa! ¿Lo hiciste? ¿Fui solo ese brillo que usaste para distraerte del vacío que había dejado tu anterior amor? ¿O acaso fui el juguete de una niña caprichosa que deseaba recobrar su orgullo?

¡Ay de mí, luna, protégeme de tan terrible posible tragedia! Yo que veo un valor inmenso en las palabras me devastaría al saber que aquello en lo que deposité mi confianza me ha traicionado.

Pero aun así deseo saber la verdad ¿Por qué no me la dices? ¿Por qué callas cuando te hablo?

O tal vez, simple y sencillamente ya no sientes lo mismo que en los días de armonía con el canto de las aves.

Perdón, pero yo que me entregué completamente me lastima seguir aquí, bajo el sol, que es el dios de los superficiales. En terreno aborrecido moré por largos días con tal de estar a tu lado, pero ahora que el frío emana de tu ser y el filo de tus palabras, no pienso seguir; me hace daño, me lastima.

Tal vez desde un inicio solo viste a un parlanchín pedante, arrogante y orgulloso, y no al mago celestial que soy.

No lo sé con certeza, no como sabía que terminaría navegando por un mar de lágrimas rumbo a las islas del llanto. 

Odisea rumbo al llantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora