chapter 3

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Dos semanas habían pasado desde aquel incidente con Natsume, dos semanas desde que le habían robado su primer beso, dos semanas desde que no intercambiaba palabra alguna con el azabache, dos semanas desde que se preguntaba el por qué lo había hecho. Apuradamente y se trataban, sus interacciones se limitaban a las clases, a las habilidades peligrosas y a las misiones que el DEP les mandaba a realizar cada tanto, sin embargo, lo hecho, hecho estaba y no podía regresar el pasado por más que quisiera.

—Estás rara —Leandro la sacó de su ensoñación, chasqueando sus dedos frente a ella—. ¿Pasó algo de lo que no me he enterado? —ladeó su cabeza en señal de confusión.

—No, no pasa nada —negó—. Estoy bien.

—Y tú crees que nací ayer —funfurruñó—. Ya, dime.

—Ya te dije que no es nada —repitió.

Era la hora del receso de medio día. Todos estaban presentes en el aula de clases aguardando a que llegase el siguiente profesor. Todo transcurría de manera normal, los presentes ya se habían acostumbrado a la existencia de Hotaru Imai junto con la fuerte competencia que representaba en las calificaciones de las asignaturas. Su querido hermano mayor recargó uno de sus brazos en el pupitre y luego procedió a reposar su mejilla en la palma de su mano, Violette sintió un escalofrío cuando visualizó la expresión burlona del peliplata.

—Hyuuga también está raro —dijo—. Los dos a decir verdad, ya no pelean, ya no compiten, ni siquiera se miran.

Odiaba que su gemelo fuera tan observador.

—¿De qué me perdí? —repitió la incógnita. Ambos pasaban desapercibidos debido a las sonoras voces de sus compañeros de clase.

—Que no es nada. N-a-d-a, nada —volvió a ignorar la pregunta.

—Solo te engañas a ti misma —seguía viéndola con gracia.

—¡Quita esa sonrisa socarrona de tu tonta cara! —exclamó, llamando la atención de todo el grupo. Efectivamente, se habían callado, logrando crear un silencio sepulcral.

—Ya hablaremos más tarde —Leandro se mofó.

—N-No hay nada de qué hablar —desvió su gris mirar.

Inmediatamente llegó uno de los profesores más estrictos de la sección primaria. Comenzaba al martirio.
Tomaron notas, se quejaron, recibieron regaños la mitad de la hora hasta que finalmente dio por terminado aquel aburrimiento. Faltaba un último tutor, pero era el más relajado así que procedieron a iniciar cierto desorden.

La rubia estaba tranquila cuando sintió cómo su cuerpo comenzaba a elevarse. Se asustó en un inicio, pero luego reconoció al culpable de su repentina flotación en el aire.

—¡Mochiage, bájame pedazo de idiota! —le ordenó a un niño moreno. Aquel molesto personaje había llegado a la academia poco después de Natsume y Ruka, por consiguiente, se habían vuelto parte de los secuaces de esos dos.

—Nah —aclaró—. Bien, ¿quién sigue?

—Woah... —exclamó el de ojos azul índigo cuando le hicieron lo mismo que a su melliza, aunque a diferencia de Violette, él solo soltó una risotada—. Con que así se siente volar, qué genial. No me hagas caer, Mochiage —pidió al son que comenzaba a moverse libremente por todo el salón.

Gakuen Alice: La chica del Hielo | Natsume × Tú | EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora