Omegaverse Bunny

Te amo.

Cumplían 6 meses de "relación" o más bien que el Omega Stotch fuera públicamente expuesto y reclamado por el Alfa McCormick. Seis meses donde Kenneth intentaba ser constante y estable con su pareja,  fracasando rotundamente.

No es que no existiera una conexión, eran destinados y Kenny (como el alfa que era) lo había marcado apenas tuvo su oportunidad, el problema era que Leopold no quería tener una relación con Kenny, se limitaba (resignado) a aceptar los avances y demandas sexuales del alfa. A diferencia de McCormick, Butters ocultaba sus celos, usaba collar para evitar ser mordido cuando estaban "apareándose" y se cargaba de supresores controlando sus ciclos y así no "exigirle" a su alfa que lo atendiera. Por eso esa tarde en la universidad, a sabiendas del posible problema y peleas que podría meterse con otros Alfa, Kenneth McCormick se limitó a consumir una capsula para que sus celos no disminuyeran, era un método para que sus feromonas no alertaran a los demás de su categoría, pero lo suficientemente fuerte para que su Omega si recibiera el mensaje.

—¿Tomaste las pastillas? — Preguntó Token mientras le ofrecía una de las suyas.

—Si —. Dijo una verdad a media.

—Quizás deberías inyectarte un supresor, son más efectivos.

Si, tenía una inyección en su estuche de emergencia, pero si lo usaba su celo se iría inmediatamente, fue entonces que finalmente percibió la agitación de un aroma a mantequilla, su omega lo estaba mirando fijamente desde la distancia.

—....necesito un par de horas.

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En media hora, en una sala solitaria, en el piso totalmente vació, Leopold Stotch observaba como Kenneth McCormick se masturbaba frente él.

Su aroma era fuerte, exigente, el efecto de la inyección estaba siendo anulado solo por culpa del celo del alfa. Leopold no era tonto, supo de inmediato que el alfa estaba demandado ser atendido por él, por eso apenas tuvo oportunidad buscó sus supresores para no sucumbir, sin embargo la marca que los unía hacía que la efectividad de las drogas fuera de 40%. Además, Kenny era terriblemente atractivo y no se lo megaría a sí mismo, tener sexo con él era increíble y casi aditivo, la única razón por la que lo evitaba era porque no sentía que hubiese algo más aparte de la "intervención de la naturaleza" forzándolos a estar juntos.

—Has tardado.... Leo —. Kenny gimió mientras su cuerpo convulsionaba levemente. —Las pastillas están perdiendo su efecto, quizás necesite ayuda.

—Tal vez.... pueda darte un supresor.

Kenny lo acorraló contrala pared, su aroma se hizo más fuerte, seductor, sexual.

—Abre la boca, Leo.

Obediente ante la voz de mando, separó ligeramente sus labios, el alfa aprovechó para pegar su cuerpo contra el del omega, frotando ambas intimidades.

Una punzada en su baja espalda estimuló su miembro, deseaba servir a su alfa, deseaba ser usado en su celo.

—¡¡ARRRGGG!! ¡Odio que uses tus feromonas para convencerme! Pero no puedo hacerlo aquí, no aquí.

No repetiría ¡Jamás! su primer encuentro. Entre sus demandas (aparte de solo buscarle cuando estuviesen en sus ciclos), era que fuera en un lugar seguro, cómodo y limpio.

Kenny frotó con suavidad el bulto en el pantalón del joven omega, sonrió complacido.

—Mi departamento está a 20 minutos.

Leopold lo miró por unos cortos segundos, sus pupilas estaban tan dilatadas como las de él, estaba siendo embriagado por sus feromonas, le encantaba ver que su omega se estimulara con su aroma.