Muy bien, sé que hay fanáticos de esta pareja y no mucho material de ella (al menos no en esta plataforma) así que haré varias historias cortas de esta pareja. Si alguien tiene alguna sugerencia o petición la cumpliré.
(Excepto lemon, lo siento no...
Te conocí a los 14 años. Ambos éramos jóvenes, al principio nos reñíamos el uno al otro por tonterías en el campo de juego. Pero luego sin darme cuenta, me enamore de ti. Ya no peleábamos, ahora yo procuraba verte sonreír al menos una vez al día. Nos volvimos inseparables. Un día a los 15 años con tus mejillas sonrojadas Te declaraste ante aquel chico moreno de cabello rubio. Te rechazó. Y tú lloraste mucho. Creo que fueron semanas. Pero yo estuve ahí para animarte, consolarte y ser tu apoyo. A veces quería golpear a ese sujeto por hacerte sentir así. Cuando estuviste mejor, ya no volvimos a hablar del tema, actuamos como si nada hubiera pasado. Entramos a la preparatoria, ambos seguimos jugando en equipo. Le dimos varias victorias a nuestra escuela. Al momento de graduarnos, tú te alistaste al ejército por deseos de tus padres y yo fui a la universidad de medicina.
No nos vimos por años, hasta que no terminamos nuestros estudios y preparaciones.
Tú regresaste una semana entera. Y estuvimos juntos. Juntos así como yo lo deseaba desde hace años, parecíamos colegiales viviendo nuestro primer amor. Nos besábamos en el parque, hacíamos travesuras en el departamento que rentaba. Todo estuvo bien, hasta que aquella ultima noche, me dijiste que partirías a Irak, estarías en el frente a servir al país allá. Lloré y te maldije, te dije muchas cosas horrible que no debí haber dicho. Te eche de mi apartamento a pesar que era media noche. No recuerdo cuánto tiempo estuve enojado contigo. Tal vez fueron días o tal vez semanas. No lo recuerdo. Pero si recuerdo que tú primera carta llegó y me explicaste todo.
Querido Someoka:
Lamento mucho lo que te hice. Pero... Yo... Yo de verdad te amo. Te ame en la preparatoria pero tenía tanto miedo por que me rechazaras que no supe que tú también me amabas hasta que me besaste en la graduación de la preparatoria. Tenía miedo, aún me sentía roto por aquel frío rechazo de Goenji que... Te dejé ir... Respecto a la última semana que pasamos juntos... Nunca quise utilizarte. De verdad quería pasar ese tiempo contigo y quería que fuera inolvidable para ambos. Pero no quería mantenerte atado. No quería que sufrieras por mi partida y por el hecho de qué tal vez no regrese con vida. Aunque tal vez te lastime sin quererlo. Perdóname. Y hasta luego.
Con amor Shirou.
En esa carta había algunas lágrimas. Eran de él. Me apresuré a escribir una carta para el. Le perdone y le prometí esperarlo hasta que regresara. Me respondió que no lo esperara qué tal vez no regresaría y que eso era lo que quería evitar. No quise responderle de manera terca, así que cambié el tema. En algún momento sus cartas dejaron de llegar pero aún así yo enviaba muchas. Incluso le mande un paquete por su cumpleaños.
Pasaron tres años y tú regresaste a casa. Tu familia fue a recibirte al aeropuerto y yo esperé hasta en la noche para irte a ver.
No pude evitar abrazarte y besarte, no me importaba nada más. Habías regresado y eso bastaba para mi.
Lloraste y lloraste mucho pero esta vez eran lagrimas alegres. Pasamos unos meses tranquilos juntos, incluso nos mudamos juntos a mi apartamento.
Sin embargo una noche supe que no estabas bien, empezaste a tener pesadillas y balbuceabas cosas. Por lo que escuché, estabas reviviendo tus días en la guerra. Te desperté, pero no estabas despierto tu mente estaba en la guerra, en las trincheras donde pasaste fríos meses y viste a tus compañeros morir frente a tus ojos. Tuve que darte un golpe para hacerte regresar por completo. Llore por tener que lastimarte me disculpe como loco y tú también.
En ese momento me di cuenta que esto era parte de tus temores, tú estabas aquí pero tú mente no lo estaba. Aún así, me quede a tu lado y trate de ayudarte a superarlo, pero yo no era psicológico o psiquiatra. Te llevé con un viejo amigo de la escuela de medicina Goenji Shuuya. No quería pero él era el mejor psicólogo que conocía. Pese a los problemas en el pasado (más que nada mi enojo y rencor por hacerte llorar en la secundaria) ambos aceptamos su ayuda.
Ibas a un grupo de apoyo al menos 4 veces a la semana todas las tardes. Pero también pintabas o hablabas conmigo antes de dormir. En las noches tus pesadillas frecuentes empezaron a desaparecer. Parecías estar mejorando. Y cuando por fin pudimos lidiar con ello, cuando tus ataques dejaron de ser tan frecuentes, cuando dejaste de tener pesadillas y de tener hiperventilaciones cada vez que escuchabas un ruido fuerte, tus pinturas seguían siendo aterradoras pero eran parte de tu apoyo también, así que no dije nada y deje que siguieras pintando todo aquello.
Te tome y te secuestre a un viaje sorpresa a una cabaña en el bosque. Pasamos unas vacaciones inolvidables, navegamos en el río, nadamos en el lago y montamos a caballo.
En nuestra última noche juntos en esa cabaña te pedí matrimonio. Aceptaste.
Al regresar todo se volvió un caos, las despedidas de soltero, organizar la boda todo se fue por los aires. Nos estresamos, gritamos, lloramos y reímos durante esos angustiosos meses.
Hicimos nuestra boda. Recuerdo que fui a verte antes del gran momento pero me sacaste pues estabas vistiéndote con tu traje blanco. Hablamos a través de la puerta. Te dije mis votos en ese momento. No quería que lo olvidaras o que pensaras que solo los decía por cumplir con la tradición. Mis votos eran verdaderos, te cuidaré y protegeré de todos, te amaré como te amo ahora. Y me casaré contigo porque sé que sin ti no viviría. Pude escuchar la emoción en tu voz cuando respondiste a mis votos.
Cuando estuvimos frente a frente en el altar siendo observado por nuestros amigos y familiares todo parecía un sueño. Los votos que dijimos de nuevo se afianzaron.
Nuestro beso fue como el primero que nos dimos en la preparatoria, mágico e inolvidable. Sentí la misma emoción que sentí la primera vez pero esta vez no te dejaría ir de mi lado.
11 meses después.
Pensé que las pesadillas ya habían parado, durante las noches sentía que te levantabas e ibas a tu estudio de pintura. Te quedabas ahí hasta el amanecer, cubrías lo que sea que estabas pintando pero ya sabía lo que era. Tus pinturas siempre eran las trincheras, esa maldita trinchera, también pintabas a tus compañeros... A sus cadaveres. Empezaba a creer que tenías una recaída así que te observaba con atención, te invitaba a tus lugares favoritos y te preparaba tus comidas favoritas y trataba que te mantuvieras tranquilo.
Al final me rendí, nuestro aniversario estaba cerca y quería llevarte de viaje otra vez, pero esta vez sería fuera del país, teníamos que irnos en avión pero me preocupa tu salud. Una semana antes de irnos te lo pregunté. Me dijiste que estabas bien, pero no te creí. Discutimos por eso. Al final me tomaste de la mano y me llevaste a tu estudio.
Y descubriste aquella pintura.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me quede impresionado. Tus pinturas siempre fueron aterradoras pero esta no lo era. Era hermosa y representaba el amor que nos unió definitivamente ese día.
Me explicaste que ese era el regalo por nuestro aniversario. Que era tu forma de demostrar que ahora todo sería feliz, que ya no habría más horrores en nuestras vidas.
Juntos partimos no solo hacia nuestro viaje de aniversario, partimos a nuestro futuro donde siempre estaríamos juntos para apoyarnos el uno al otro y para amarnos.