↷«Epílogo»

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Había tomado de más pero estaba seguro que no fue eso lo que provocó que viera a un chico bonita, si, con a. Él se veía bonita, sonriendo con sus amigos o bailando solo en la pista.

Se veía bonita con una sonrisa tonta en los labios, una mirada perdida en sus ojos, o simplemente parado allí, quieto, luciendo ebrio. No entendía porque estaba viendo a un chico bonita, no podía explicarse, no le veía sentido y mucho menos, podía dejar de mirarlo.

Lo que lo hacía sentir un acosador demente y definitivamente, eso no es lo suyo. Es de los chicos que si les gusta una chica, va y les habla, pero ¿que se supone que debería hacer con un chico?  Terminó caminando hacía el chico bonita, después de todo, no era de esos que se quedaban mirando a la gente como enfermo, ni asustaba a su amigo Hoseok haciendo idioteces.

Le pidió un baile y kookie, como le había dicho que era su nombre, le dio más que eso. Le dio caricias que quemaron su piel, besos que lo dejaron sintiendo eléctricos los labios, un nombre que le hizo sonreír por días.

Le dio dudas que comieron su mente pero, principalmente, ganas de volverlo a ver y volverlo a ver.

Todo encajaba en él la segunda vez que lo vio,o en ella, a juzgar por su apariencia. Su expresión era más relajada, divertida, menos tensa. Y no es que la última vez que lo vió lucía tenso, incómodo o raro, pero si hay algo diferente en él, ahora ella.

Lucía hermosa, despreocupada y como si fuera ella misma. Lucía feliz. Pero no continuó feliz toda la noche. Y eso fue culpa de Jimin.

En cuanto la vio, Jimin la recordó. Recordó lo bonita que se veía el primer dia que la vio, como se habían sentido sus labios sobre los suyos; como se sintió por días, anhelando tocarla, besarla de nuevo.

Recordó los celos que le provocó verla besarse con otro cuando la volvió a encontrar. Su rostro confundido al rechazarla. La mirada triste que tenía cuando él fue todo un idiota, gritándole cosas sin necesidad, solo por unos celos idiotas que lo habían vuelto otra persona.

Recordó la confusión que sintió al darse cuenta que se sentía atraído por un hombre y no por una mujer; por haber pensado en él como bonita. Y pensó ahora en la confusión que sintió por haberse sonreído tontamente al verla; tan bonita como la noche que la vio por primera vez.

Recordó todo lo que sintió por ella aunque apenas la conociera, vio lo distraída que caminaba y se cruzo en su camino.

Esperando chocarse con ella. Lo hizo. También la invitó a salir. Se vieron el miércoles en la tarde, después de haberse reencontrado. Jimin estaba encantado, ella era amable, divertida, graciosa, aparte de preciosa. No se arrepintió de haber sido un idiota desesperado y ponerse en medio de su camino para chocar con ella.

Para nada.

El viernes, en su primer cita, quiso golpear a cada persona que provocara esa mirada en ella, en donde veía lo avergonzada que estaba de ser quien era, lo triste que se sentía. Se quiso golpear a él mismo por haberla tratado mal hace dos años.

Y lo hizo.

Después de cambiar esa mirada en ella en la cena, de haberla hecho reír, sonreírse, relajarse. Después de haberla besado. Y de haberse sonreído como idiota, pensando en ella. Quería que nunca la degradaran por ser quien quería ser.

No tenía que estar acostumbrada a ello, nunca. Nadie. Cada uno tenía el derecho de vestirse como quisiera, maquillarse si lo quería, sin importar lo que dirá el resto. La invitó a su casa esa noche. No importó que no quisiera irse con él, habría tiempo para ello.

Se conformaba con haberla besado.

El tiempo pasó y su relación fue cambiando. Comenzaron a verse seguido, haciéndose tiempo aún así Jimin no tenía, trabajaba y estudiaba, pero lo lograban. Cuando tenía que estudiar un fin de semana, ella estaba ahí, charlando en sus descanso y haciéndole café y preguntas cuando no.

Fue difícil por un tiempo, hasta que él terminó la carrera, entonces comenzaron a verse más. Ambos tenían un trabajo de medio tiempo, pasaban las tardes o mañana juntos, dependiendo de sus horarios, no salían tanto porque a Jimin ya no le alcanzaba para tanto. O fue así, hasta que ambos consiguieron trabajos mejores.

Desde el comienzo, ella estaba rara. Le ponía incómoda que le acariciara el rostro o la tocara de más. Llegaba hasta temblar. No dejaba que le quite la ropa a veces y en un principio, no quería tener sexo. En realidad, si quería, se notaba en la forma en la que lo besaba, como lo miraba, como lo tocaba.

Pero tenía miedo y eso se notaba también en su mirada, en como se arrepentía a último momento sobre el sexo, en como temblaba. Jimin la ayudó a superar todo. Defendiéndola frente a sus amigos, besando sus pezones y restándole importancia a la falta de grasa debajo, a la falta de pechos femeninos.

Besándola cuando su barba era de algunos días, ignorando cuando ella se corría en su vestido, cuando tenía una erección y la sentía contra su muslo. La besó en todos lados, demostrándole que no debía tener miedo. La amaba como era, la aceptaba. La quería y la deseaba así sin más.

Aunque muchos no lo creían, ella era una mujer como cualquier otra y él la amaba. Se lo demostró una noche, cuando volvió del trabajo y la encontró llorando en su sofá, en bragas. Le sonrió para darle confianza, era más hermosa que todas las mujeres con las que tuvo y se lo dejó saber con cada caricia, cada beso, cada palabra.

Jimin amaba a Kookie como era.

Incluso sino usara vestidos, ni tuviera el cabello largo o se depilara con frecuencia.

La amaba, aunque siguiera siendo Kookie, ese chico que se veía bonita sin razón.

La aceptaba de todas formas porque la amaba.






















FIN














GRACIAS EL LLEGAR HASTA ACA, SE LOS AGRADEZCO MUCHO.

POR HABERLE DADO AMOR A ESTA HISTORIA

GRACIAS POR LEER.

NOS LEEMOS EN OTRAS DE MIS ADAPTACIONES

♥💚♥

Kookies ² «JIKOOK» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora