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Ji Yong apoyó la cabeza en el pecho de SeungHyun, saboreando su calor y sintiendo su duro cuerpo. —Si te hace sentir mejor. Yo no estaba mucho mejor. Pasé la noche del viernes, toda la noche, hasta que el sol salió sentado en tu porche, esperando que llegaras a casa.

La frente de SeungHyun se arrugó. —No, Dios no, eso no me hace sentir mejor. Siento haberte empujado a eso. Maldición, Ji Yong, cuando estoy contigo, cuando pienso en ti, todo mi interior se agita. La mitad del tiempo, no puedo decidir qué hacer. Sé que me es difícil abrirme a veces. Pero contigo, encuentro tan fácil abrirme, se siente tan...— Su voz bajó a casi un murmullo. —Algunas veces me asusta como el infierno.

—¿Qué te asusta?

La mirada de SeungHyun era intensa. —Cuánto te quiero.

Ji Yong sintió una opresión en su pecho. —Sé exactamente cómo te sientes.

SeungHyun colocó su mano en la parte de atrás de la cabeza de Ji Yong y lo jaló más cerca. Y entonces lo besó. Duelo de lenguas tratando de ir más profundamente, saboreando más. Su hambre por el otro era algo vivo, envolviéndolos, chupándolos dentro del espiral de un torbellino.

SeungHyun se separó de los labios de Ji Yong y besó el hueco entre el cuello y los hombros. —¿Quieres subir a mi recámara?

—Gracias a Dios.— Ji Yong se alejó de SeungHyun y le dio una lenta y ardiente sonrisa. —Suave cama...mucho mejor que el barandal de una terraza o arriba del escritorio.

SeungHyun sonrió, sus bolas dolían. —Engreído.

Ji Yong pateó sus zapatos y calcetines, dio un paso atrás, se quitó la camiseta y la lanzó a la silla cercana. —Solo cuando sé que tengo razón,— bromeó.

Sus hábiles dedos desabrocharon el botón de sus jeans y bajaron el cierre, dándole a SeungHyun una vista del abultado pene debajo de los bóxer gris. Separó un poco sus jeans hacia SeungHyun, todavía sonriendo. —¿Quieres esto?

—Jesús,— SeungHyun murmuró, su voz gruesa, su mirada brillaba.

—¡Entonces ven y tómalo!— Ji Yong se giró y entró a la casa.

Iba a a la mitad de la escalera alfombrada cuando SeungHyun atrapó sus muslos y lo jaló. Ji Yong se cayó jadeando. Las manos de SeungHyun llegaron a la pretina de sus jeans y los jalaron hacia abajo con todo y ropa interior, él olvidó que tenia que respirar.

Todas sus terminaciones nerviosas cobraban vida, cada centímetro de su piel hormigueaba y la sangre le hervía.

SeungHyun continuó jalando sus jeans y con un último jalón, estaban fuera dejando el trasero de Ji Yong desnudo y expuesto.

Trató de girarse de cara a SeungHyun, pero SeungHyun no lo dejó, seguía presionando sus hombros contra los muslos de Ji Yong.

—Oh, no, tú me provocaste, ahora vas a pagar el precio,— SeungHyun murmuró, su voz rica con pasión. Con un gruñido tomó la cintura de Ji Yong y lo jaló colocándolo sobre sus manos y rodillas.

Ji Yong había armado jaleo alrededor del hombre, su cuerpo zumbaba igual que un diapasón que se le dejaba vibrar indefinidamente.

Las grandes y calientes manos de SeungHyun separaron sus nalgas, y nuevas olas de erotismo lo atravesaban. Joder. La idea de estar abierto y expuesto totalmente por SeungHyun y con SeungHyun totalmente a cargo era más caliente que el infierno.

Entonces sintió una inmoral y caliente humedad presionándose contra su abertura.

—¡Cristo!— Ji Yong gimió y sintió que se movían hacia sus bolas. —Oh...mierda... ¡Mierda!— jadeaba mientras la lengua de SeungHyun recorrían una y otra vez su abertura empujándose un poco. Ji Yong se contoneaba, pero SeungHyun lo mantenía en su lugar y seguía la erótica tortura.

『 The Professor's Secret Passion 』 » GtopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora