El día del incidente

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"Vamos por partes"
Jack el destripador

Una noche de tormenta, me encontraba en el cuarto de mi hijo intentando recordar algún viejo cuento para lograr que se durmiera.

- ¿Qué historia me vas a contar hoy pa?

- Hoy será el cuento de un conejo y un zorro.

- Ese me gusta mucho, contameló pa- dijo mi hijo bostezando.

- Había una ves...truz - comencé- un conejo muy inteligente, y un zorro...- fui interrumpido por los ronquidos de mi pequeño.

Me levanté de su cama y lentamente lo tapé con unas sábanas que tenía a mano.

-Que descanses hijo -dije luego de darle un beso en la frente.

Al ver a mi hijo tapado, comencé a sentir mucho frío, y no hubo mejor forma de calentarme que ir a mi habitación con mi querida esposa.

Al llegar a la habitación, mi amada se encontraba con una provocativa lencería de color rojo, mi favorito, y me había dejado un lado de la cama destapado, una clara invitación para acostarme a su lado. Respondí afirmativamente a esta invitación y comencé besando sus labios y luego me puse a acariciar su cuello mientras miraba sus hermosos ojos celestes.

Comencé a quitarle lentamente su ropa pero recordé algo importante y me detuve.

- ¿Qué pasa amor?

- Debo buscar los condones en el baño

- No tardes -me dijo soltando su cálido aliento en mi oreja, cosa que me excito bastante

Fui despacio al baño para no despertar a mi hijo por los oscuros pasillos de mi casa. Al llegar intenté prender la luz pero esta no encendía.

- Que raro -me dije a mí mismo- iré a ver el generador de afuera.

Me eché un pique hacia el patio.
Al llegar, saqué mi celular del bolsillo y prendí la linterna para ver si podía hacer accionar el interruptor, pero al verlo supe que había sido desactivado manualmente por alguien más.

De repente, el sonido de una puerta me alarmó. Al darme la vuelta supe que algo había entrado a la casa.
Entré rápido para ver que era aquello.

Al entrar logré ver la silueta de una persona gracias a la luz de la luna que vino al abrir la puerta.

Rápidamente, saqué un rifle que tenía escondido de un lado de la puerta y corrí hacia mi habitación.

Al llegar vi como el cobarde le sujetaba la boca de mi esposa con una mano y con la otra tenía un cuchillo que rozaba su garganta.

El sujeto era bastante alto, delgado; y usaba un conjunto negro de ropa  (máscara negra, lentes oscuros, traje negro)

- ¡Soltala pelotudo!- le grité furioso.

- Me parece que no estás en posición de hacerme encargos -me dijo mientras apretaba con mas fuerza la mano con la cual sostenía el cuchillo.

- Por favor soltala. ¿Querés guita? Yo te doy la que quieras, pero por favor soltala -le supliqué entre lágrimas.

- Entonces tirá el rifle al piso y patealo hacia la cama.

Hice lo que me dijo. Coloqué lentamente el rifle en el suelo, y lo corrí despacio con el pie hacia la cama.

- ¿Viste que así es más fácil? -apenas dijo esas palabras, comenzó a reir descontroladamente.

- ¿Qué te parece tan gracioso? -le pregunté con rabia.

- No es lo que es, sino lo que va a ser.

El hombre sujetó con más firmeza el cuchillo y acabó cortando la garganta de mi esposa de un tajo horizontal.

Entré en shock. No pude reaccionar cuando el asesino se abalanzó contra mí y me tiró al suelo.

- Me llamo The Assassin -vaya nombre más original- Acordate.

Lo último que recuerdo de ese día, fue como el sujeto saco un bate de su espalda y me golpeó en la cabeza.

The Assassin: VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora