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DOS MESES DESPUES

Chan acunaba al pequeño Sunjin en uno de sus brazos y a Seongjin en el otro.

Ambos habían sacado los ojos azules pequeños como los de Woojin. Sus cabellos eran negro azabache y sus pieles blancas como la nieve. Aunque eran muy pequeños podían saber por el olor que desprendían, que eran híbridos. Una mezcla perfecta de lo que eran Woojin y Chan.

Los mecía de lado a lado levemente, mientras los miraba con sumo amor y les tatareaba una canción intentando que estos se durmieran.

Mientras que Woojin se encontraba llegando a casa luego de un largo día de labor.

Chan olfateo el agradable perfume de su Alfa, no le gustaba tenerlo lejos por tantas horas.

Woojin camino hacia el cuarto de los gemelos y se encontró a su rubio meciéndolos a ambos en un intento inútil de dormirlos.

—¿Necesitas ayuda? Amor.—pregunto abrazándolo por la espalda depositando un beso sobre el hombro izquierdo de este.

—Tranquilo. Puedo con ellos.—giro un poco la cabeza dándole saber al mayor que quería un beso.

Este se inclino un poco y atrapo los rosados labios de su rubio en un beso tierno y mordió su lengua levemente una vez había entrado a su cavidad.

—¡Aah! ¡Woojin!—Chan exclamo y gimió alto, rompiendo el beso dándole un suave empujón.— Ahora no.

El morocho solo sonrió divertido y lo rodeo hasta quedar de frente, se inclino hasta sus brazos donde tenia a ambos bebes  y beso sus pequeñas cabecitas mientras los miraba con ternura.

Eran un par de padres enamorados de sus cachorros.

—Debes tener hambre. Guarde tu comida en el microondas.—dijo sacando a su alfa de sus pensamientos y causando que lo mirara a los ojos.

—¿Seguro que no necesitas ayuda? Parece como si nunca se fueran a dormir.

—Lo harán.— le empujo con la cadera.— Anda, ve y come.

Vio a su alfa caminar a la salida de la habitación mientras se quitaba la camisa de de botones azul que tenia, de una forma coqueta, dejando a la vista su espalda musculosa y sus brazos.

—Woojin...—gruño, sabia que trataba de provocarlo. Este le regalo una carcajada y finalmente se dirigió a la cocina.

Treinta minutos mas tarde, cuando por fin había logrado dormir a los gemelos, los dejo en la cuna. Camino hacia la gran habitación la cual compartía con Woojin. Abrió la puerta y vio a este pegarse un brinco y esconder algo tras la lampara que se encontraba en la mesita de noche.

—Dios amor. Me asustaste.—su voz se notaba perdida, como si no encontrara que decir.

Camino hacia la cama y gateo hasta llegar a la parte de arriba, donde Woojin y lo noto algo nervioso.

—¿Que pasa?—pregunto sentándose en su regazo y este solo evitaba mirarlo a los ojos.— ¿Woojin?

—Nada amor, todo esta bien.—respondió con una sonrisa ladeada, esperando que el menor no insistiera en saber.

—No te cr...—Definitivamente no se callaría. Era terco. Así que estampo sus labios con los del rubio.

El menor no se resistió y comenzó a mover sus labios al compás de los del mayor como si de una coreografía bien practicada se tratara.

Woojin paso sus manos por la espalda del chico y lo empujo mas hacia el, bajando hasta llegar al trasero de este apretándolo, sacandole un suave gemido y causando que ambas entrepiernas crecieran con rapidez.

mi alfa; woochanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora