III

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Zemo estaba sentado en frente a una mesa con las manos esposadas a ésta, mientras observaba a los cuatro vengadores.

-Vengadores, que sorpresa más... Inesperada. - Rió.

Le parecía gracioso que se volvieran a encontrar, sobretodo se reía del hecho de que Tony y Steve volvieran a llevarse bien.

-¿Has sido tú, verdad? - Dijo Tony.

Zemo no entendió esa pregunta, por lo que volvió a reír.

-¿Yo qué? Puedo haber hecho muchas cosas, pero si no me aclaras todo el tema no podré responder. - Dijo riendo.

-Tú robaste parte del informe de la Soldado del Invierno. - Dijo Natasha.

Entonces Zemo se puso serio, él no sabía nada de ninguna Soldado de Invierno, y le parecía ridícula la idea de que existiese una.

-¿Me estáis diciendo que existe una segunda soldado? - Dijo riendo.

Entonces Steve dio un golpe a la mesa, cansado de su actitud, y Zemo le miró fijamente.

Zemo reía, pero no bromeaba, no tenía ni idea de la Soldado.

-¿Para qué querría yo a la Soldado? Yo ya conseguí mi propósito en su momento, aunque veo que no duró mucho la disputa que tuvo el matrimonio. - Dijo mirando a Steve y Tony.

-¿Qué? - Dijo Steve. - Céntrate, ¿fuiste tú?

Zemo se puso serio.

- No. - Respondió molesto.

Entonces los Vengadores salieron de ahí enfadados, ya que Zemo no les servía de ayuda.

Zemo esperó a que el guardia volviese a por él, pero eso no pasó. Las luces se apagaron, y luego volvieron a encenderse. Zemo, asustado intentó levantarse, fuera lo que fuese eso, no tenía buena pinta. No logró levantarse, por culpa de las esposas. Pero a los cinco minutos, unos fuertes golpes se oyeron en la puerta metálica, hasta que está se derrumbó, dejando ver a una silueta humana.

-¿Baron Zemo?

Zemo asintió.

Entonces la figura se dejó ver, y se acercó a él.

-¿S-soldado?

La soldado no respondió, simplemente cogió las esposas de Zemo y las hizo pedazos. Zemo la miraba sorprendido, no podía creerlo.

-¿Desde cuándo...?

- No hay tiempo para charla, Zemo, debemos irnos.

La soldado lo cogió del hombro, para que no tratase de escapar y se lo llevó. Estaban a punto de llegar a la salida, cuando se encontró con el soldado de invierno.

Ahí tuvieron una disputa interesante, junto con Tony, pero ganó ella y se fue de allí con Zemo.

Llegaron a un apartamento alejado del centro de la ciudad de Nueva York, un ático bastante amplio y seguro, en un sitio donde nadie espera encontrarles.

Zemo se sentó en un sofá, y observó a la Soldado mientras le servía un vaso de agua.

-Bebe. - Le dijo la Soldado dándole el vaso de agua. - Debes de estar bastante mal nutrido, la cárcel no es un buen sitio.

Zemo tomó el vaso aún sin poder creer que la Soldado existiese.

-¿Quién es usted?

-La Soldado de Invierno.

-Eso lo sé, pero me refiero a su nombre real, tu identidad.

-Joe, y eso es todo lo que sabrá sobre su verdadera identidad. - Dijo una voz muy conocida.

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