Sentimientos

31 4 1
                                    

Emilio

Fue en ese instante, en esos diez segundos, en donde todas mis defensas cayeron destruidas al suelo, y caí a un precipicio, un abismo sin fondo, un acantilado llamado Joaquín Bondoni.

No supe cómo pasó, fue como acelerar a través de una larga carretera, poco a poco y luego de golpe, yendo a toda velocidad sin poder parar, sin importarte si vas a chocar o a morir en el proceso, solo te importa llegar a tu destino, ese destino para mí era Joaquín.

Viéndolo en retrospectiva, no sería muy difícil caer rendido por Joaquín. Es la persona más pura del mundo, incapaz de tener una sola pizca de maldad en él, incapaz de hacerle daño a alguien, irradiando luz y felicidad como un sol radiante, vistiendo sus crop tops y pañuelos en la cabeza, como si fuera un marinero atrevidamente tierno.

No es difícil decir cuando sucedió, aunque debo admitir que era una realidad que había sucedido desde hace mucho, solo que me lo admiti y lo acepte desde aquel momento, aquel momento que emocionó a todos, y que a mí me hizo derretirme por dentro más rápido que un chocolate en un horno de microondas.

Pero primero vamos a retroceder un poco, intentando llegar al momento exacto desde que empecé a dudar sobre mis sentimientos, en especial hacia él, hasta cuándo me dije: Dios, he caído en el efecto Bondoni.

Las grabaciones de MMT+F estaban terminando, estábamos grabando escenas del penúltimo y último capítulo, en donde se llevaría a cabo la graduación, y los dos besos más esperados por los Aristemo shippers.

Yo estaba desconcertado, sobre todo desde aquella escena cuando ambos estábamos en el sofá de Susana, la tan conocida "escena del piojito". Fue difícil grabarla, sobre todo porque al leerla mí reacción fue muy: Wow, esto es demasiado íntimo, inclusive para Temo y Aris.

Mis manos temblaban, Joaco no lo notó, porque estaba demasiado concentrado en ser buen actor. En cuanto se recostó contra mí, mi corazón latió como tren, y estuvo así hasta que tuve que cerrar los ojos para simular que íbamos a besarnos, bueno, admito que yo no simulaba, en cuanto cerré los ojos y sentí su nariz contra la mía, mis labios sintieron una especie de cortocircuito, como una corriente magnética, que me impulsó hacia adelante como si sus labios fueran un imán y los míos el metal, de no haber sido por Julio, no sé qué habría pasado.

Desde allí solo fue más y más en decadencia mi autocontrol, por poco nos besamos luego de recordar el tan memorable "traje amarillo" de Joaco, luego en cuanto las escenas de besos en las mejillas, no me olvidé que eran específicamente en las mejillas de no ser porque Joaco me miraba fijamente, tal vez con el mismo deseo que yo, o solo haciendo bien su papel, no lo sé.

Y luego vino esa escena. Nos miramos fijamente, yo intentaba que no notará lo rápido que mi corazón iba y mientras agarre sus manos, bailamos en círculos, y entonces sus labios se unieron contra los míos.

Que sentí? Es imposible de explicar. Todos mis sentidos dejaron de funcionar, solo el tacto de sus labios me hacía saber que seguía vivo. Nuestras bocas se sincronizaron, como si estuvieran predeterminadas para moverse juntas. Pude hacerlo mordido, pude no haberlo hecho, no lo sé.

Solo fui consciente cuando nos separamos, cayendo desde la cima del paraíso hasta la cruel tierra, en donde tuve que pegarme varias veces para recordar cómo me llamaba.

No pude simular que no me había importado, solo quería que todos lo vieran. Y esperaba que no notarán lo mucho que me entusiasmaba aquello, lo compartí en todas redes sociales, lo promocione entre mis amigos y cuando por fin salió al aire, invité a mis amigos a verlo conmigo.

Intenté mantenerme central, pero las risas de amigos solo me ponían más nervioso.

¿Y cómo no estarlo, a sabiendas que me estaba enamorando lentamente de Joaquín Bondoni?

Hoooooola, aaaaamiiiigoooooos.

Bueno, este fic es porque he estado obsesionado con esta pareja que es hermosa y genial y preciosa y necesito que sea real, o se me irá media vida probablemente.

Los caps se irán subiendo, aunque no se cada cuanto la verdad, pero se irán subiendo con frecuencia, y sino, mí revisadora Sara *guiño guiño* se encargará de patearme si eso pasa.

Dicho esto, bai.

Mi alma gemela (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora