2. El Verano.

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— ¡Tony! — obviamente aquella voz era Steve y no me molestaba el prestarle atención en lo absoluto.

Venia con su bata de médico y algunos mechones salían de su perfecto peinado, sonreí y dejé a un lado la libreta donde realizaba diversos apuntes, estaba esperando mi tercera cita para el bebé.

Su olor parecía ser placentero e hipnótico, pensaba que un chico de Brooklyn como Steve sería un buen destinado, sería la pareja que mis padres hubieran deseado, la que yo hubiera deseado.

Sentí el recostó de la cicatriz en mi nuca y ajuste ligeramente la bufanda para después dirigirme hacia el.

— Hola doctor Rogers — me levante de mi asiento y estreche su mano.

— Ha pasado un tiempo desde que nos vimos — dijo mientras me prestaba especial atención.

— ¿Que puedo decir? Aveces la situación es un poco ajustada — reí nerviosamente mientras desviaba la mirada.

— Sabes que puedes venir a pedírmela, correría a mi cuenta y no me molestaría ver cuanto crece el pequeño — alce una ceja interrogando por dirigirse a mi bebé como varón — o Bueno pequeña, importa que esté sano.

Era cierto, toque el bulto que pasaba disimulado por toda la ropa que llevaba a pesar de ser verano, pero el que la gente viera a un omega sin marca y en cinta era señal de rechazo y desconfianza. Sabía que poco importaba ya que mi olor me delataba.

— ¿El es de quien hablabas? — una voz femenina habló tras nuestro.

Una muchacha pelirroja de la edad de Steve nos miraba con una sonrisa pícara que hizo sonrojar a Steve, era alpha.

— ¿El chico de "huele tan bien que me lo...?

— ¡Natasha! ¡Que bien que estés aquí! — se rio nerviosamente interrumpiéndola de manera abrupta.

— Un gusto, soy Tony — sonreí amablemente.

— Claro que lo eres — tomó mi mano y la estrechó —, eres igual como te describió Steve.

La miré con gracia y duda, entonces ella me respondió.

— Todo un bombón del caribe — dijo pícara dándole un codazo a mi doctor preferido.

No pude evitar soltar una carcajada y sonrojarme mientras miraba a un Steve que se tapaba la cara totalmente apenado, iba a responder sin embargo me llamaron de mi consulta y los dejé en aquella escena amena.

Al entrar a la consulta, la doctora Carter estaba sentada leyendo mi expediente, era una omega joven, rubia y su seriedad y compromiso en el trabajo se hacían odiosamente obvios.
Jugué con mis dedos esperando que dijera algo pero seguía leyendo, entonces pensé en el bebé. Tenía 5 meses y me sentía feliz del hecho de que todo estuviera saliendo — relativamente — bien. Hoy dirían que género tendría y solo me hacía sentir nervioso, quería saberlo y contárselo a Steve.

Steve.

Sonreí al recordar su nombre, su aroma, sus ojos, todo él era placentero de recordar. Una afinidad de esta manera no la había sentido con anterioridad con un alpha y era de cierta manera extraño; antes de que pudiera contestar algo a mis preguntas internas la voz femenina me interrumpió.

— Los estudios que le realizó el doctor Rogers parecen favorables así que haremos un chequeo general y después podemos pasar a la ecografia ¿bien?

Asentí y procedimos con la misma rutina que la última vez, sin embargo extrañaba que fuera Steve quien lo hiciera.

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My Sunflower.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora