1. La Primavera.

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*Contenido de violencia sexual.

Veía a mi madre alistarse, se veía realmente hermosa, podría casi asegurar que era la omega más hermosa de todas; volteó y me miro con el rabillo de su ojo para dedicarme una sonrisa cálida.

Apoye mi mejilla en una de mis manos y suspire profundamente.

— Me siento dejado por ti, siempre de reunión en reunión — puse mi mano en mi frente dramatizando — ¡Acaso algún día mi madre se apiadará de mi!

— Oh Dios, Anthony, eres un caso de tratar — se acercó y me tomó de los mofletes suavemente — me encantaría quedarme pero tu padre...

— Ya lo sé, necesita a su perfecta esposa a su lado — me reí —, es un pequeño bebé..

— Por tu madre puedo ser hasta un perro — Howard apareció atrás de Maria dándole un beso en la frente.

— Uh, amor de ancianos — tape mis ojos riéndome de aquella escena diaria en mi hogar.

La historia es un tanto cliché acerca de nosotros, papá era — en realidad es — un gran inventor alpha que, a pesar de que tenía muchas mujeres — cuando digo muchas son extremadamente muchas — pero nada lo satisfacía, tenía dinero, tenía una buena casa y un carro de lujo pero le faltaba algo o más bien alguien. Entonces vio a mamá — para ese entonces aún se llamaba Maria — y absolutamente todo se hizo efímero; el dinero, las drogas, alcohol y éxito quedaron a un lado al ver a la joven trabajadora de un café de cuarta.

Eran destinados, definitivamente esta historia suena  malditamente irreal, como un unicornio o algún libro de fantasía pero era real, había pasado hace exactamente 17 años y seguían siendo igual de melosos; tal vez deseaba ser como ellos, sonaba...bien, sonaba correcto, como si lo mereciera realmente.

— Volveremos rápido Tony — dijo Howard mientras me daba la espalda para ir al auto.

— Espéranos, se bueno — Maria guiño el ojo y se volteó dejándome ver su marca.

Me le quede viendo por un rato, y cuando la puerta se cerró volví a la realidad, tenía que alistarme rápidamente para la fiesta que Rhodes estaba realizando — a la cual no me dieron permiso — y me emocionaba ir.

Tome mi mochila con el cambio de ropa y salí por la puerta trasera, después de todo, eran tan solo unas cuadras y volvería antes de lo esperado; mamá decía que un omega en la noche era como carne en jaula de León pero sabía cómo protegerme, era Stark, el más astuto de todos.

****

— Rhodes, estuvo genial pero mis padres llegarán en cualquier momento y otro castigo no me daría muy bien — bese su mejilla un poco alcoholizado.

— ¿Te llevó a casa? — preguntó casi en un grito, la música era tan fuerte que distorsionaba nuestra voz.

— ¡No! ¡Te llamó cuando llegue!

Cerré la puerta y me abracé a mi mismo con fuerza, una ráfaga de viento azoto mi cuerpo pero me reí ante eso y avancé, tenía que llegar rápido pero santo cielo el alcohol mas las drogas surgían aquel efecto ya conocido por mi cuerpo mientras tarareaba una canción.

Me puse a pensar en mi sueño de ser ingeniero, como papá obviamente, en complacer a mamá y ser un omega de prestigio, a un diablo los supresores, los usaba pero pronto encontraría a mi destinado.

Mi destinado.

Reí ante esa idea y avance más rápido mientras sentía mis mejillas sonrojarse, recordando escenas de mis padres e imaginándolas conmigo en ellas; mis padres jamás se lamentaron de tener un omega y mucho menos yo, amaba lo que era; tenía metas, tenía sueños y todos se fueron en un borrón.

My Sunflower.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora