O C A S O

🍂U n o🍂

Casi era la hora para que ChangKyun saliera de su casa y se dirigiera rumbo al Instituto, pero antes, se detuvo a ayudar a su madre a lavar los platos que acababan de usar durante el desayuno.

—¿Cuándo dices que vendrá papá de visita?—preguntó de repente el de cabellos castaños a su progenitora mientras se encargaba de secar los trastos con un pequeño pañuelo y acomodarlos dentro de la alacena.

—Esta semana, no estoy segura de qué día, así que necesito que mantengan la casa limpia y ordenada, ¿de acuerdo?—la mujer fijó su mirada a los ojos de su hijo más grande y lo señaló con su dedo índice en señal de advertencia.

ChangKyun asintió sin despegar la mirada de los ojos de su madre, esta última sonrió y retomó sus acciones con los trastos.

—Se les hará tarde, deben irse— pronunció su madre. ChangKyun dejó la toalla a un lado, le depositó un beso en su mejilla  y esta se lo devolvió.—Lleven sus paraguas porque creo que estará lloviendo el resto del día.

La mujer asechó por la ventana que se encontraba a un costado del lavaplatos fijándose en el tono grisáceo que pintaba el cielo ese día.

—Si, nos vemos entonces—ChangKyun le dedicó una media sonrisa a su madre y esperó a que su hermano más pequeño se despidiera de ella.

—Cuídense mucho y Chang...—Chang estuvo a punto de retirarse junto con su hermano menor, pero la voz de su madre pronunciando su nombre lo detuvo. La volteó a ver y esperó a que hablara.—No quiero verte regresar con nuevos moretones en la cara.

Chang suspiró y negó con la cabeza mientras bajaba la mirada.

—Bien— su madre sonrió y abrazó a su hijo. Chang correspondió el abrazo y posteriormente se separaron luego de unos segundos.—Suerte en el Instituto.

—Gracias—respondió en un tono bajo para después marcharse hacia la puerta principal de su casa donde ahora su hermano menor lo esperaba. Chang tomó los paraguas antes de salir y le entregó una a su hermano.

—¿Crees que en verdad llueva?—preguntó su hermano mientras observaba el cielo.

—No estoy seguro, lo más probable es que se traten solo de unas cuantas gotas—respondió Chang después de terminar de cerrar la puerta y girarse hacia su hermano.

Los dos comenzaron a caminar en dirección hacia la parada de autobuses mientras mantenían una conversación trivial.

Llegaron a la parada y se quedaron en silencio esperando a que el autobús llegara. La calle estaba algo desierta, no había gente aguardando en la parada salvo una humilde mujer de la tercera edad y ellos.

Se concentraron en esperar al autobús hasta que escucharon una voz. Era la de un chico.

—¡A un lado anciana!—el chico la empujó haciendo que la pobre mujer cayera al suelo. Los dos hermanos en seguida se acercaron justo después de que aquel chico se marchara mientras soltaba unas risotadas.

—Señora, ¿está bien?— preguntó Chang y junto con su hermano levantó a la mujer cuya mirada se encontraba perdida hacia la nada.

—Ya vienen.

Chang y su hermano la miraron algo extrañados al escuchar sus escasas palabras. La levantaron y Chang repitió su pregunta.

—¿Se encuentra bien? ¿No se lastimó?—inquirió el castaño. La anciana finalmente lo volteó a ver, sin embargo no respondió a ninguna de sus preguntas, sólo se limitó a observar que el autobús se acercaba a la parada. Ambos chicos la soltaron y dejaron que subiera primero dejando de lado lo que acaba de pasar.