Capítulo 2: El nuevo encargo. Parte 2.

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Todo empezó hace dos años, cuando ella todavía estaba viva, supongo que simplemente no pude aceptar que se fuera y después de meditarlo por mucho tiempo, me decidía a jugar a la ouija.

No recuerdo muy bien lo que pasó, lo único que sé es que algo se metió dentro de mí, aunque sé que no es ningún demonio ni nada por el estilo, porque justo después de que ese alguien se metiera dentro de mí comencé a tener visiones, como flashbacks, todos eran, y siguen siendo, vagos recuerdos en primera persona, y de una mujer.

De lo único que estoy seguro es de que por las noches mis ojos cambian, mis habilidades físicas se intensifican y me salen garras, todo a voluntad, pero no es lo que cualquiera pensaría, el problema está en que si paso más de cinco días sin... arrebatar al menos una vida, pierdo todo control sobre mí mismo.

Por esa misma razón me dirijo a la biblioteca, porque es el único sitio que alberga todas las respuestas a mis preguntas, solo debo ser paciente.

  -¡Joven! - El bibliotecario me llamó la atención. Era un hombre mayor de visibles canas, nunca he tenido mucho contacto con él.

Extrañado, me acerqué obediente. 

  -Verás, he visto que siempre estás husmeando en la sección de esoterismo. No tenemos muchos libros de ese género, por eso me gustaría decirte que entre los libros del nuevo encargo del otro día nos llegó uno de ese tipo. - Aquél anciano se agachó para buscar debajo de su escritorio y después de unos instantes, volvió a salir.

  -Aquí tienes, lo he estado guardando especialmente para ti. Ten cuidado, es un poco viejo.

  -Muchas gracias. - Dije sonriendo como un atontado. Aunque ese agradecimiento se me quedó corto. -Deje que le invite a algo algún día. - El anciano sonrió con calma.

  -No hace falta, tómalo como agradecimiento por ser a uno de los pocos jóvenes a los que todavía les interesa la lectura. 

Puede que hace tiempo no hubiera sido así, pero le estoy eternamente agradecido a aquel hombre.

Me dirigí de buen humor a la cafetería de siempre. Sé que nunca debes precipitarte, pero presentía que ese libro me iba a ayudar.

My Own NightmareWhere stories live. Discover now