「Visitas」

1.3K 158 32
                                    

❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁•❁

◝ं⇴ La chica estaba frente al hokage, quien pensaba con una expresión de cansancio en su rostro.

- Bien Janna.. trata de no forzarte demasiado y no salgas de la aldea.- ordenó, suspirando pesadamente.- Si desobedeces.. las cosas pueden salir mal.- explicó a la atenta muchacha que solo escuchaba sin sacarle la vista de encima.- Konoha puede ser una aldea segura, pero nadie ve el futuro.- concluyó, Janna asintió firmemente entendiendo cada palabra de lo que el hokage había dicho.

- No lo haré Hokage-sama.- aseguró sin una pizca de dudas en sus palabras.- ¿Puedo pedirle algo?.- preguntó ahora, dócil, obteniendo un asentimiento de parte del hombre.- Esto.. no debe saberlo nadie más, por favor.- pidió. Otro suspiró aún más largo salió de los labios de Kakashi, sabiendo a donde quería llegar la muchacha.

- Nadie lo sabrá, solo algunos shinobis con los que no tienes relación y lo cuáles te estarán vigilando.- dijo y Janna hizo una reverencia ante él.

- Muchas gracias por todo Hokage-sama.-habló, completamente agradecida por lo que hacía por ella y luego el hokage le entregó sus antiguas llaves.

Janna salió de allí, se dirigió directamente a su viejo apartamento y al abrir la puerta pudo visualizar aquellos cuartos vacios que habían conformado su hogar hace dos años atrás. Todo muy bien cuidado.

Suspiró, tirándose en aquel sofá y limpió un poco de sudor que caía por su frente. Su respiración estaba agitada y miró en su reloj para verificar si ya era hora, confirmando que efectivamente así era pero cuando iba a buscar en su pequeña cartera lo que necesitaba, la puerta sonó tres veces.

Se inquietó un poco y se paró del sillón con esfuerzo, sin dejar de mirar aquella entrada, tomó unos cuantos kunais y los guardó en su cinturón y otro lo dejó en su mano, preparada para todo.

Fue hacía la puerta y tomó el pomo de esta mientras tenía su arma ninja lista para todo.

- ¿Quién es?.- preguntó, pegando una de sus orejas a la puerta, tratando de oír algo pero no se escuchaba nada inusual.

- Sai.- dijeron del otro lado, aquella varonil voz que tan marcada estaba en su vida. Janna fruncio el ceño y aún tomando el kunai con precaución, abrió cuidadosamente. El pelinegro estaba allí, sonriendo tranquilamente.- Veo que sigues siendo precavida.- rió, notando sus armas.

- No podemos confiar en nadie en este mundo.- ahora dijo ella, enderezando su postura, guardando el kunai y abriendo un poco más la puerta para dejarlo entrar.- Pasa.- ordenó y así lo hizo Sai. Janna sudaba aún más y su respiración le pesaba pero intentó ocultarlo, deseando que la visita no se alargue tanto.

- Seremos vecinos otra vez.- comentó Sai, recorriendo con la mirada aquella habitación que tanto conocía. Vivían en el mismo edificio como antes, para suerte de la pelimorada.

- No esperaba una visita tan rápida.- ella cerró la puerta detrás suyo y lo miró atenta, sin moverse de allí.

- Lo siento, te vi entrar aquí y debía comprobar si en verdad eras tú.. Después de todo somos mejores amigos.- expresó el chico con cierta nostalgia, dándose media vuelta para enfrentarla.

- Pues aquí me ves, en carne y hueso.- Janna habló. Claramente había cierta tensión rodeandolos, no era como los viejos tiempos en los que Janna podría quedarse escuchando o contemplando a Sai por horas. Las cosas se habían vuelto de otra forma, ella se veía más... rara ante los ojos de Sai. No parecía la chica seria, formal e inexpresiva de hace dos años o la dulzura que solía ser con él.

- Cambiaste desde la última vez que nos vimos.- opinó el pelinegro.- Se podría decir que más creces y más hermosa te vuelves.- aquello ruborizo a la chica, sorprendiendola y haciendo que baje la mirada al suelo. Sai se enternecio ante esa actitud.

- He dejado de ser una niña vergonzosa, supongo que.. me cansé de caer en los trucos de la gente.- su voz temblaba un poco, su mirada había vuelto a alzarse y ahora lo miraba fijamente y seria. El muchacho cambió su expresión, borrando su sonrisa y asintió. En un ambiente incómodo y silencioso buscó algo que había guardado por mucho tiempo.
De su bolsillo sacó un sobre impecable, blanco y lo miró por unos segundos para luego mirar a Janna y entregárselo.

- Cuando te fuiste... no fui capaz de darte esto. ¿Podrías leerlo cuando tengas tiempo?.- pidió amablemente. Ella lo tomó con cierta duda. Sus manos temblaban y al estar apoyada en la puerta podía mantenerse un poco, lo que menos necesitaba es que Sai se diera cuenta.- He escrito todo lo que siento por ti en esa carta y quise decírtelo desde hace dos años atrás pero jamás tuve la oportunidad de hacerlo.- explicó el pelinegro, con ciertos nervios recorriendolo. Unos minutos de silencio adornaron el momento y luego se escuchó el seguro de la puerta destrabarse.

- Vienes solo para esto, ¿verdad Sai-kun?.- preguntó ella mientras seguía con su vista en el papel, tomándolo a él por sorpresa. Su voz se había oscurecido, no era lo que Sai esperaba, en lo absoluto.- Si es así, creo que es hora de irse.- ella abrió la puerta por completo y lo miró, notando que estaba algo desconcertado.- Leeré la carta.- aseguró esbozando una pequeña sonrisa de repente, para dejarlo un poco más tranquilo, y el chico asintió.

- Adios Janna.- se despidió sin más que decir y se fue, aún desorientado. Ella vio como se marchaba hasta entrar a su departamento, unas puertas más allá, y luego cerró su puerta. Antes de que pueda siquiera dar otro paso más, sus piernas ya no aguantaron, por lo que cayó de lleno al suelo, golpeandose.
Así, tratando de tomar toda la cantidad de aire posible, exhausta y tirada en la gélida madera, se arrastró hasta el sofá donde había estado sentada antes, dejó el sobre y tomó su pequeña cartera para buscar una de las jeringas que había allí dentro. Con mucho esfuerzo intentó ponerse lo más cómoda que pudo y levantó un poco su pantalón mientras le sacaba el seguro a la aguja.

- Consecuencias.- rió amargamente y de repente clavó la jeringa en su pierna, conteniendo el grito desesperado que quería salir de su garganta, mordiendo su labio y cerrando sus ojos con mucha fuerza mientras lentamente el líquido de la jeringa caía y entraba en su sistema, ocasionando que Janna sienta aquel ardor que tanto odiaba y derrame algunas lágrimas.

Janna no solo había cambiado, Janna ocultaba algo.

ೋ˚❁ೃೀ๑۩۞۩๑ೃೀ❁ೋ˚
┊┊┊┊
┊┊┊✧
┊┊✦
┊✧

. ✫   . ˚ ✦ ·
. + · ·
✹ .
✦ ·
    . + ·
¡Bueno, decidí ponerle mucho drama a la historia! Y espero que les guste💕 ¡Voten y comenten si lo desean!

Colores.🌈 Sai, Kiba x OC.🌈 [ACROMÁTICO] SEGUNDA TEMPORADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora