Colores.🌈 Sai, Kiba x OC.🌈 [ACROMÁTICO] SEGUNDA TEMPORADA.

「Antidoto」

🌙｡:*

Kiba estaba al lado de Janna y no se movía de allí. Le contaba sobre lo que hacia Akamaru y cuanto la extrañaba, o algunos chismes del hospital, hacía de todo para hacerla sonreír u olvidar toda la porquería que estaba pasándole. Hinata y Shino le traían ropa o sustituían a veces pero él jamás se iba por mucho tiempo, no se lo permitía.
Se ponía ansioso si no estaba a su lado, tenía mucho miedo de que algo llegara a pasar en su ausencia.

Por otra parte, Sai aprovechaba cuando Kiba se iba o caía rendido por el sueño y venía a alimentarla y a hablarle también, siempre. Ella se había enterado que él estaba desde hace un tiempo ayudando a buscar la solución al problema de su salud.. Una clase de antídoto para curarla.

Janna no quería que siga haciéndolo.. No quería que ellos sigan preocupándose por ella.. Los dos se veían cansados y demacrados, apenas podian mantenerse despiertos..

¿Por qué hacen todo esto por mi?

Sus otros amigos, Sakura, Naruto, Shino y Hinata, y todos los chicos, también habían ido a verla. Sakura la regaño al enterarse de todo y lloro por mucho tiempo, ni Sai ni Naruto pudieron consolarla, ella estaba muy asustada pero se mantenía diciendo que luego de todo eso, Janna debería comprarle el platillo más caro de su restaurante favorito, por preocuparla. No pensaba aceptar que era capaz de perder a una de sus mejores amigas.

Hace ya un tiempo que estaban en la misma situación, la pelimorada apenas podía contestar con "si" o "no", ya no estaba entubada pero aún no podía mover bien su cuerpo. Los expertos de Konoha la mantenían con vida como podían.. Lo único que podía hacer ella era esperar

y ver sufrir a mis amigos..

Al salir de sus pensamientos, Janna notó que Kiba se sentó a su lado, sostenía la mano de la muchacha y la acariciaba sin decir nada.

¿Por qué aún sigues a mi lado? Soy mala para ti..

Él necesitaba decir algo y su rostro lo delataba. Ella solo lo contemplaba, sintiéndose basura en su interior y deseando que el Inuzuka solo fuese feliz.

Te mereces a alguien mucho mejor.

Ninguno quería sufrir, ni querían separarse.
Un suspiro salió de los labios del castaño el cual pronto enderezo su espalda y dijo...

— Casate conmigo Janna.

Todo quedó en absoluto silencio y de pronto los ojos de Janna, que no esperaba para nada recibir aquellas palabras, se abrieron a tope y lo miró incrédula. Él se veía muy determinado, muy decidido y serio como para estar bromeando. Pues no estaba bromeando.