capítulo uno

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—¿Por qué dijiste eso?—le pregunté intentando verle el rostro entre su flequillo, él miraba hacia atrás y delante, nervioso.

—¿Qué haces por aquí Shiann?—insistió tomándome de la manga del vestido, no era el Hongjoong que conocía, éste parecía aturdido y dominante—Responde.

—Estaba volviendo a casa, no molestes—le dije zafándome, sobé mi muñeca por donde él jaló el vestido—San no pasó a buscarme.

—¿Que tu hermano no te ha dicho lo peligroso que es este lugar?—decía tomándome del brazo, arrastrándome lejos de aquella esquina—Apresúrate y no voltees para nada.

Me guió hasta la cuadra siguiente y se detuvo frente a un edificio de mala muerte, abrió la puerta del lugar con un gancho pequeño, le observé y me hizo señas para que entrase, él ingresó después de mi.

—¿Nos estamos metiendo ilegalmente?

—No, sólo olvidé mis llaves—dijo y luego siguió por el pasillo, estaba todo oscuro por lo que tuvo que usar su celular para orientarse. Le lancé una mirada indagatoria—Sé por donde voy, sólo que no veo. No pagué la luz.

—Si, seguro—contesté sarcástica siguiendole de cerca. Caminó hasta la siguiente puerta, ésta era de metal y estaba repleta de grafitis. Abrió girando la perilla—¿Puedes llamar a mi hermano?

—No creo que responda—dijo e ingresó. Le seguí, dentro había un sofá verde, una mesa plegable, dos sillas, un pequeño horno eléctrico y una nevera. Y mucha basura. Apenas podía ver ya que también estaba oscuro, la unica luz que entraba era la de la luna a través de la ventana rota.

—¿Por qué dices eso?

—Está en casa de Mingi, hicieron una pequeña fiesta, creo que está demasiado ido como para contestar un llamado—abrió otra puerta—Éste es el baño. La otra puerta es mi habitación. Si quieres comer algo fíjate en la nevera aunque dudo que haya algo. Quédate aquí hasta que tu hermano conteste, no es seguro allí afuera—señaló hacia la ventana.

—Diablos, voy a matarle cuando le vea—murmuré, Hongjoong me observó confundido—¿Podrías prestarme algo? Hace frío en éste lugar—me abracé a mi misma.

—Si, si—entró a la puerta que le pertenecía a su habitación. Se oyeron portazos allí y luego salió, me lanzó un jersey azul con capucha. Me lo coloqué y le sonreí levantando los pulgares—Bien, me iré a... voy a dormir. Adiós—cerró la puerta de un portazo.

Di vueltas por la sala y le marqué varias veces a mi hermano, el desgraciado no contestaba ni los mensajes ni atendía mis llamadas. Me senté en el sofá que chillo apenas me apoye en él, me quité los zapatos y me recosté. Era super incómodo, podía sentir los resortes en mi espalda.

Me levanté al rato y fui hacia el baño. Inspeccioné el botiquín donde habían un millón de frascos naranjas con etiquetas que no comprendía ya que estaban en otro idioma y otras simplemente no tenían. El baño estaba limpio, era reluciente aunque muy pequeño. Había una pequeña bañera donde quizás Hongjoong cabía sentado y el inodoro desentonaba con el resto de los azulejos. Salí y volví a marcarle a mi hermano, no hubo respuesta.

Me recosté en el sofá con el móvil sobre mi rostro chequeando las redes sociales, vi algunas fotos de la fiesta donde se le veía a Mingi super ebrio bailando sobre una mesa. Él era el peor bailando, así que me sorprendí al verlo haciendo tan buenos movimientos. Reí y descargué el video para sobornarlo en algún futuro.

Oí ruidos dentro de la habitación de Hongjoong, el sofá estaba de espaldas a la puerta así que me senté para poder ver, no entiendo por qué creí que podría oír mejor si veía la puerta. Oía jadeos o sollozos, no podía distinguirlo. Me levanté y acerqué mi oreja a la puerta, luego oí un golpe seco contra la pared. Silencio.

—¿Hongjoong?—pregunté junto a la puerta, no oía nada más que un murmullo—¿Hongjoong estás bien?

Silencio. Golpeé la puerta.

—¿Estás ahí?

La puerta se abrió y demonios que casi muero de vergüenza. Una mujer abrió y no se veía nada feliz, estaba envuelta en sábanas y su cabello estaba revuelto.

—¿Quieres explicarme quién es ésta?—dijo con desprecio mirándome de arriba a abajo. Le sonreí nerviosa—No intentes ser amigable.

—Es la hermana de un amigo, vuelve aquí—ordenó él, la mujer me volvió a observar con desprecio. —Tessa, ven.

—Creí que... que Hongjoong estaba en problemas, lo siento—dije y me aleje de la puerta.

Ella cerró la puerta con furia. Dentro les oía discutir y hablaban de la putita que estaba con el jersey. Había metido en problemas a Hongjoong con su ¿novia? Nunca había mencionado a una novia, pero si la tenía vaya a saber uno por cuánto tiempo porque aquella mujer gritaba furiosa. La puerta se abrió y ella salió envuelta en un saco negro, él detrás de ella con las sábanas en su cintura.

La morena se dirigió a mi—Que lo disfrutes—me lanzó una mirada amenazante y se marchó, Hongjoong corrió hacia ella y fuera se volvía a oír la misma discusión por mi culpa. Acababa de arruinarle la noche a quien me sacó de aquellas calles peligrosas. Bien hecho. Apuesto a qué cuando volviera me echaría a patadas de su casa y me entregaría a aquella gente extraña.

Hongjoong volvió y me observó—Eres igual de entrometida que tu hermano ¡¿no podías simplemente dormir, idiota?!—dijo antes de encerrarse en su habitación. Me acerqué a la puerta con intenciones de golpear para disculparme.

No golpeé, simplemente hablé—Lo siento.

Me alejé de la puerta y me quité el jersey, lo dejé sobre la perilla. Abrí la puerta de entrada y me marché por el oscuro pasillo. Mientras tanto iba pensando, y rezando, para que aquellos tipos de la esquina no estén cuando llegue allí. Quería volver a casa y recostarme en mi cálida cama después de comer algún postre.

Llegué a la última puerta, giré la perilla y se abrió. Salí en silencio. Estaba helado fuera, me arrepentí de haber dejado el jersey. Caminé la primera cuadra tiritando de miedo y frío, apenas habían estrellas y la luna se había apagado. En aquellas calles no habían buenas luces, quizás sólo las verdes o rojas de los carteles luminosos.

Estaba en el otro extremo de la esquina, me asomé cuidadosamente y esos hombres aún estaban ahí. Maldije. Volteé y sentí un golpe seco a la altura de mi abdomen. Sin mirar a mi agresor caí al piso cubriendome con los brazos. Me tomaron el cabello y me obligaron a observar hacia arriba, vi dos ojos negros oscuros y una sonrisa escalofriante.

—P-por favor.

Me levantó del suelo y me enseñó una pequeña navaja—Si gritas te quedas sin garganta—amenazó pasando la hoja por mi mentón. Asentí con miedo.

Me estampó contra la pared mientras con una mano me tomaba del pelo y con la otra me cortaba el escote del vestido con la navaja. Mis ojos comenzaban a ver borroso, las lágrimas se acumularon allí hasta el siguiente pestaneo.

Cortó algunos centímetros del escote y luego me soltó el cabello y con esa mano acarició mi abdomen, luego bajó la mano por la falda.

—P-por favor no, le daré dinero si quiere...

—Ya te quitaré el dinero luego—dijo acercando su rostro que olía a alchol a mi rostro, besó mi mejilla. Pasó su mano por debajo del vestido y ahogué un grito.

—P-por favor—rogué.

Bueno, resulta que en este capítulo no se guardaron los nombres cuando los cambié así que tuve que resubirlo corregido. Perdonen si algunx leyó con ese error.

trust me, i tried it [hongjoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora