capítulo dieciséis

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Habíamos preparado una deliciosa sopa, antes de siquiera servir ya me relamía los labios una y otra vez. Hong se veía orgulloso de su caldo e insistía en que podría comerse toda la sopa él solo; tan arrogante. Llamamos a la mesa y nos sentamos ansiosos a comer.

Los primeros minutos pasaron en silencio, nos concentrábamos en comer. Entre caldo y otros acompañantes como carne y salsas charlamos casi al final de la comida. De vez en cuando le echaba alguna mirada a Hong y Seong, me preguntaba qué haría con ellos. No quería lastimar a ninguno.

Seonghwa siempre fue un gran amigo que estuvo al pendiente de mí. Él merecía más de lo que podía darle, necesitaba un amor incondicional que riera de sus chistes a cualquier hora del día y que disfrutase como él las visitas a la familia. Hong se parecía más a mí, estaba roto y no podía identificar cuando hacía mal las cosas, pero, meterme con alguien tan inestable como yo nos iba a terminar destrozando ¿o sería para mejor?

Con el pasar del siguiente mes Seonghwa y yo nos hicimos más cercanos, pero manteniendo distancia como amigos. Por otro lado Hongjoong aún seguía insistiendo con mi perdón, pero comencé a verle menos. Los chicos también le perdían el rastro de a días y comenzaba a preocuparnos a todos.

Seguí trabajando, sin embargo, el aire en la agencia me asfixiaba, ya no podía disfrutar de mi trabajo como solía hacerlo, San insistía en que debía renunciar pero me era casi imposible alejarme de la agencia en la que crecí.  Todos los días eran problemas y problemas en la agencia y siempre yo era la culpable, hacía mal mi trabajo y no podía adivinar por qué. 

Todo estaba tenso a mi alrededor. Si no fuese por San y Seong ya estaría ahogándome en lágrimas del estrés que acarreaba. Ellos siempre me ayudaban a superar mis ansiedades, me preparaban café y me daban palabras de apoyo, me hacían sentir mejor. A pesar de ello me sentía vacía porque Hongjoong no estaba ahí, no sabíamos donde pasaba sus noches y sus días. Poco y nada era la información que teníamos sobre él y eso me hacía preocuparme más por Hong que por mi propia vida y problemas. Tampoco respondía nuestras llamadas, sólo unos cuantos mensajes diciéndonos que estaba bien y que no debíamos preocuparnos, pero era imposible. 

No fue hasta aquel día que le encontré sentado bajo la luz tenue de un farol casi al anochecer. Estaba con una campera de mezclilla, con sus manos en los bolsillos. Me acerqué apenas le reconocí. 

—Hongjoong—dije—¿No es muy tarde para andar por la calle?

Se giró hacia mi y me dedicó una sonrisa. 

—Estaba caminando hacia tu casa y me detuve un momento aquí. 

—Hace días que no sabemos nada de ti ¿dónde te escondes? Nos preocupas a todos. En especial a los chicos. Entiendo que quizás no quieras hablarme... pero ellos son tus amigos hace muchísimo tiempo. Les debes una explicación. 

—Sólo te debo una explicación a ti, y una disculpa. 

—¿Por qué?—pregunté. Él sacó las manos de sus bolsillos y me enseñó una fotografía en blanco y negro, al principio sólo veía sombras y unos números en las partes inferiores y superiores, hasta que al instante llegó a mi mente lo que aquella imagen era. —¿Qué se supone...?

—Voy a ser papá—musitó sin emoción. Seco y tímido a la vez. Quise tomarlo de su campera y estamparlo contra la pared más próxia entre lágrimas y gritos, sin embargo su rostro parecía implorar perdón.

—Quiero felicitarte... Pero no pareces muy feliz con la noticia.

—Si. Voy a tener un hijo... es algo maravilloso pero no ahora, y no con ella. Sólo quería ver cómo estaban todos por aquí.

—¿Les dirás?—pregunté mirando la fotografía entre mis dedos.

—No sé qué hacer.

—Todo saldrá bien, tu debes estar ahí para tu hijo, nosotros siempre estaremos para ti. No tienes de que preocuparte—le devolví la fotografía—Caminemos... Como en los viejos tiempos.

Él sonrió mientras yo comenzaba a dar unos pasos en dirección hacia mi hogar. Extendí mi mano y sin dudar Hong la tomó, le sonreí. Todo mi enojo hacia él se fue cuando noté lo roto que estaba. Ya no era el niño descarado que amaba hacerme enfadar.

Caminamos en silencio unos metros hasta el puente que conectaba ambos lados del lago. Decidimos pasar por allí a pesar de la poca iluminación.

Me reí pensando en aquella vez que Hong y yo caminábamos cerca de este mismo lugar. Él me oyó y me observó curioso.

—¿Recuerdas aquel día que insistías en acompañarme a mi hogar?

Él hizo memoria y asintió sonriendo.

—Acabo de recordar lo que dijiste sobre que serías buen modelo. En realidad serías uno de esos que dan dolores de cabeza.

Ambos reímos bajo. Nos detuvimos a mitad del puente para contemplar la noche en silencio. Hong parecía incómodo aún, como si cargase con culpa.

—Serás un padre súper divertido—afirmé mientras permanecía mirando el agua calma del lago. —Estoy feliz por ti Hong, sé qué quizás no estás muy feliz con el bebé pero cuando comience a crecer le amarás muchísimo. Lo cuidarás y amarás como nadie.

—Tessa es la madre.

—Lo supuse—susurré—de todas formas si ambos siguen adelante no es necesario que se relacionen como marido y mujer, su bebé solo necesita amor, además de casa y comida por supuesto—bromeé—así que ve buscando trabajo antes de llevarlo a ese edificio sin luz donde vives.

—De hecho conseguí empleo—dijo orgulloso—aunque sigo viviendo en el edificio.

—Deberías mudarte a un lugar mas bonito.

—Tessa mencionó algo de irnos con sus tíos—agregó dejando la sonrisa de lado—no sé si quiero ser padre, bueno pues lo seré porque no puedo faltarle ni a Tessa ni al bebé pero la idea de ser papá me aterra.

—Tu puedes con eso—miré mi móvil—ya se está haciendo tarde. ¿Quieres pasar a saludar a San?

—En otro momento, tengo mucho en qué pensar aún. Pero te acompañaré a tu casa.

—Está bien—sonreí.

Caminamos nuevamente en silencio hasta llegar a la acera de mi calle, allí nos detuvimos unos segundos mas a admirar las estrellas. Miré a Hong, una chispa en él se encendió cuando sin pensarlo tomé su rostro entre mis manos y lo besé suavemente.

—Shiann...—susurró sobre mis labios.

—Probablemente sea el último—le sonreí—Ya iré entrando. Hace frío, tu deberías apresurarte e ir a tu hogar.

—Lo lamento Shiann—le abracé y le vi hundirse lentamente en las oscuras calles. Al perderlo de vista ingresé a mi hogar y me lancé a sollozar en el sofá hasta el amanecer.


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trust me, i tried it [hongjoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora