Capítulo cinco- "Atisbos de inseguridad"

48 1 0
                                    

De vuelta a su piso, lo único en lo que piensa es en llorar.
Llorar como si no hubiera un mañana. Llorar... nada mejor que eso para desahogarse.
Por el camino, ya se le van empañando los ojos.
Comienza a chispear un poco más fuerte.
-Menos mal que está cerca. Aunque así, al menos, Pablo no va a saber que estoy mal de nuevo. -cree que las gotas de lluvia van a poder disimular algunas lágrimas que no ha podido evitar desprender.
Llega a su piso, pero se encuentra a su amigo durmiendo donde lo dejó.
-Pues yo estoy hambrienta. Este paseo me ha dado hambre. Después que coma él.
Ya ha almorzado. Pablo sigue durmiendo.
-¿Qué te pasa, Emma? Dios mío... se está juntando todo... la inseguridad, la falta de autoestima, de confianza... -dice mirando al techo de su habitación.
-¿Qué tendrá esa mujer que te ha llamado tanto la atención?
Si has visto miles en toda tu vida... -piensa mientras se da cuenta de todas las frases de motivación que tiene puestas en la pared. Frases que parece que hasta ahora no han dado su fruto.
-Debo descubrir a esa muchacha; que, por cierto, no me ha dicho su nombre. -
Ha llegado un nuevo día y el corazón de Emma parece que está confundido. Se resiste a ser controlado por la razón.
La chiquilla vuelve a llorar. Pero esta vez, llevándose a las manos el primer libro que le regalaron de pequeña: el ya mítico e inolvidable "Harry Potter".
En concreto el primero.
Un niño de once añitos que no conoce nada acerca de sí mismo, que ha sido engañado sobre su origen, que ni siquiera sabe cuál es su verdadera esencia, su identidad.
Un niño maltratado psicológicamente. Un niño que no es aceptado.
Un niño que, al llegar a una escuela, comienza a ser querido tal y como es.
«Te amo, Joanne. No sé qué habría sido mi vida sin ti.»
Y con Harry Potter entre sus manos, llora sin poder evitarlo.
Llora.
Necesita salir a pasear de nuevo.
Desojada como flor que ya es, se despide de Pablo con los ojos llorosos.
Así que eso hace.
Y sumida en sus pensamientos, va paseando por el mismo lugar donde se encontró a ese chiquillo.
Pero ahora, el parque está solo. Esos columpios tan solitarios parece ser que necesitan la compañía de personas creativas y amantes de las letras.
Pero de pronto, llega un abuelo con la que se supone que es su nieta. Los columpios vuelven a sonreír.
Emma los contempla sentada en un banco. Y empieza a pensar en los suyos, en lo pronto que le dejaron, en ese vacío que siempre ha sentido al ver cómo a sus compañeros los recogían del cole sus abuelos.
Ese señor está enseñando a su nieta a hacer un nudo con sus propios dedos.
-Qué lindo. -piensa dejándose embriagar por sus recuerdos.
-Menos mal que siempre traigo conmigo papel y boli.
Pero cuando va a ponerse a escribir, aparece esa mujer tan misteriosa que le ha cautivado.
Está sola, sin la compañía de su hijo. Se sienta en un columpio mirando hacia el suelo y éste comienza a llenarse de las lágrimas que van muriendo en su barbilla.
-Cariño, ¿qué te ocurre? -se acerca hacia ella y se sienta en el columpio que está a su vera. Columpio que, por cierto, no está siendo ocupado por aquella chiquilla.
Pero no se percata de su presencia. Está tan sumida en sus pensamientos, que ni se da cuenta de que a su lado hay una muchacha contemplándola embelesadamente.
-Hola -lo intenta por segunda vez.
A simple vista, parece un poco tímida.
-Ayy, hola... -levanta la cabeza con las mejillas empapadas.
-¿Estás bien? -al mirarla a la cara, es aún más consciente de su belleza.
-No... - vuelve a mirar hacia el suelo.
-No estoy bien... -Emma observa un libro que ella lleva en su bolso.
-"Siempre el mismo día" -lee para sí misma.
-Ese libro tiene que ser maravilloso. Simplemente por la portada... -
Ella, que está mirando hacia abajo, ahora fija su atención en Emma.
Pero ésta, precisamente en ese momento, se encuentra absorta en esa "joya" que hay en su bolso.
Una ráfaga de viento otoñal irrumpe entre la que está mirando a la muchacha y entre la que se ha enamorado del libro.
Ráfaga que se lleva consigo las hojas de un árbol que tienen al lado.
Árbol que acaba de quedarse desnudo en todos los sentidos.
Al igual que Emma en algunos momentos de su vida.
Pero al contrario que ella, él podrá volver a recuperar su esencia.

~CUANDO ME ENCUENTRE~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora