Hey Mex

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Canadá

–Do you wanna go on a date with me?– Preguntó nervioso sin poder ocultar el sonrojo de su rostro. No podía ni hacer contacto visual directo con el joven que tenía su corazón en sus manos, evitando así que notara la expresión de sorpresa en el rostro del contrario que no tardó en ser suavizado por un ligero rubor y una dulce sonrisa.

["¿Quieres salir conmigo?"]

–Me encantaría– Esa fue la respuesta que selló el destino de ambos. Un destino que sería tan hermoso como desgarrador pues en la vida no todo es cubierto por la radiante luz del sol.

*****

–¡No te creo!– Exclamó el tricolor entre risas ante el comentario que su novio había realizado hacía tan solo unos segundos atrás.

–I swear to God!– Mencionó riéndose Canadá al igual que el mexicano. –He spat out his hamburger while his soda was dripping from his nose! It was hilarious!– Las carcajadas del mexicano aumentaron su volumen al volver a oír la reacción que había tenido aquel gringo en cuanto su acompañente y hermano del aludido le contó de su enamoramiento hacia él.

["¡Te lo juro por Dios!" "¡Escupió su hamburguesa mientras su refresco le escurría por la nariz! ¡Fue hilarante"]

Canadá continuaba riendo mientras su mirada no se desviaba del latino, de su latino. La risa de México, a pesar de ser muy estruendosa, era una de las más hermosas que hubiese podido escuchar en su vida.

Al sentir la penetrante mirada de su pareja el tricolor le dirigió una mirada de interrogante, obteniendo como respuesta una sonrisa amable y una suave negación con la cabeza.

–Do you want us to go back home?– Preguntó el canadiense, borrando así la confusión del rostro contrario.

["¿Quieres que volvamos a casa?"]

La nación más pequeña recuperó su sonrisa dulce y brillante que, como siempre, le recordó a Canadá el porqué había caído por aquel bello país. El latino movió de lado a lado su cabeza demostrando así negación hacia la pregunta de su amado.

–Nah, esta playa es muy bella durante el atardecer, pero lo es aún más cuando el firmamento se llena de las constelaciones que suelen alumbrarlo.– La mirada de México no se movía del cielo, por eso le fue imposible notar la sorpresa que su acompañante había reflejado en su rostro. Nunca se hubiera esperado que ese joven junto a él pudiese expresarse de la manera en la que lo hizo, considerando el vocabulario tan soez que, a veces, lo caracterizaba.

–How did you say this place is called?– Logró preguntar el más alto, saliendo así de la estupefacción causada anteriormente por la sorpresa.

["¿Cómo dijiste que se llama este lugar?"]

–Mazatlán.– Contestó con simpleza. Su sonrisa seguía presente pero había adquirido una aire de orgullo. Así era México, orgulloso de la belleza natural de la diversidad de su región.

–Well, you're right. It is truly beautiful.– Desvió su mirada hacia el mismo punto que su pareja.

["Bueno, tienes razón. Es verdaderamente hermoso."]

Aprovechando lo romántico de la situación y la posición en la que ambos se encontraban, la nación megadiversa se acercó al más alto y recargó su cabeza sobre el hombro contrario, Canadá colocó su brazo en la cintura del mexicano atrayéndolo hacia él.

Todo parecía perfecto, todo se había vuelto más colorido. La vida parecía mejor cuando ambos se reunían.

Sin embargo, la calma siempre será efímera, pues esta vida es injusta; es una montaña rusa que no se detiene hasta el momento de la muerte. Puedes estar en la cima por mucho tiempo, pero tarde o temprano la hora de la bajada será inevitable.