𝓽 𝓱 𝓻 𝓮 𝓮

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Once años y ya casi nadie es pequeño.
Once años y el cuerpo comienza a dar cambios.
Once años y les toca dar una gran despedida.

-entonces ¿Ya te irás mañana?- pregunta Seungcheol a su amigo de la infancia

-así es, papá no nos dejó la casa por más tiempo, al parecer quiere vivir junto a su otra mujer ahí-

-¿Y entonces no pelearon tu custodia?-

-si, por eso el proceso fue largo y aún tuve que vivir aquí-

Estaban sentados en dónde ellos lo llamaban "el refugio" que prácticamente era un claro más allá del parque donde solían jugar, lo habían encontrado el año anterior, cada vez que querían charlar solos iban allí, o si uno se sentía triste allí estaba o lo encontrarían.Seungcheol miraba el atardecer y después a Jeonghan, y no podía decidir cuál era más lindo.
Nunca había llamado lindo de la misma forma que había hecho con Jeonghan, si, Jihoon era lindo, Mingyu igual, hasta se atrevería a decir que Joshua era lindo, pero no como Jeonghan.

-deja de mirarme, es raro-

-perdona...- dijo regresando su vista al frente- entonces, ¿A dónde te irás?.

-con mi abuela, me iré mañana por la mañana-

Seungcheol se levantó y se puso frente a él.

-¿Sabes que debemos hacer?- pregunto con emoción

Y entonces aquella emoción invade el rostro de Jeonghan y una sonrisa se le escapa.

-¿Que cosa? Dime dime-

-una última pijamada, ¿Recuerdas la primera en la que te hize reír tanto que mojaste tu cama con refresco?-

Jeonghan río.

- o la segunda cuando te asusté fingiendo que era un fantasma- le dijo Jeonghan al azabache

Ambos rieron y se miraron.

-hagamosla, será mi última noche aquí, no creo que a mamá le importe, ya está todo empacado-

En parte a Seungcheol le rompen el corazón esas palabras, y en parte las alivia, por qué sabe que Jeonghan no soportaría otra pelea de sus padres.Salieron rápido del bosque y fueron a sus respectivas casas para pedir su permiso, arreglar sus cosas y ropa; en casa de Jeonghan ya cenarían una hamburguesa u otra cosa, Jeonghan empezó a odiar las pizzas.
Seungcheol llegó a casa de Jeonghan con su saco de dormir y su pijama ya puesta, toco el timbre y su amigo la abrió con una amplia sonrisa.
habían pasado unos minutos desde su juego de no parpadear, Seungcheol ganó por primera vez en la partida, y una vez terminado el juego hicieron ramen instantáneo.
Estaban esperando a que saliera el de Jeonghan, ambos miran hacia la ventanilla del microondas y entonces Seungcheol le dice la duda que tiene en su mente desde el divorcio de los padres de su amigo.

-¿Me extrañaras cuando te vayas?-

El oye esas palabras y segundos después voltea con una compasiva mirada, una tierna sonrisa y le dice:

-¿Cómo no hacerlo, Seungcholie?-

Se acerca a su amigo y le acaricia desde su nuca hasta su oreja, su acto es interrumpido por el sonido del microondas avisando que ya está listo, con sus dos platos desechables, fueron al cuarto a ver sus caricaturas y películas favoritas.La noche poco a poco caía, y era el temor más grande de Seungcheol, pues mañana no solo la casa en dónde estaba quedaría vacía, si no también, sentía que parte de su alma se quedaría vacía, no tiene sus sentimientos claros hacia Jeonghan, pero si pensamientos , pensamientos de que se tiene que quedar aquí y hacer tarea y después jugar, pensamientos de que no quiere que se vaya lejos.

-¿Ya está todo?- pregunta Jeonghan sacándolo de esos pensamientos

-claro-

Decide dejar su mente despejada, y llenarla de maravillosos recuerdos de esta agradable noche.
Una vez que terminaron con sus ramen siguieron viendo la tele hasta que la madre de Jeonghan fue a decir que eran más de la una, y ellos partiría mañana temprano.

-okay mamá, ya nos íbamos a dormir, descansa- dice acostandose al lado del saco de dormir de su amigo

-descansen los dos-

Dicho esto cerró la puerto, y al son de esta, los ojos del niño rubio se cerraron igual, el del pelo negro finge hacer lo mismo, pero con cautela los abre para ver a su amigo durmiendo, tan lindo y plácido.
Seungcheol casi se olvida de sus temores superficiales, y los truenos y rayos vienen a recordárselo, la mirada de Seungcheol se abre estupefacta, y su respiración se vuelve cada vez más rápida, de pronto, Jeonghan lo nota, y abre los ojos también, pero al contrario de su amigo, este decide abrirlos poco a poco.

-calma, Seungcheol, solo es una tormenta que pasara rápido- dice su amigo algo somnoliento

El reposa su mano arriba de la de su amigo, y este, al sentir su sabe roce lo toma desde la plana entrelazandolas.
Otro trueno se escucha, este más fuerte y enojado que el anterior, y Seungcheol creé que derrumbara la casa, ahora de verdad se asusta y aprieta con más fuerza la mano de Han, su mirada refleja temor y ya su corazón estaba latiendo suficientemente rápido.

-Ven, acércate más- Jeonghan le plantea un idea

El aún asustado se acerca para que Jeonghan lo abraze por el cuello y parte de un hombro con sus respectivas manos, luego de esto comienza a cantar, y los humos de temor de Seungcheol van desapareciendo de a poco, pero el canto no sirve en una tormenta llena de truenos, y el pelinegro sigue asustado, con algo de timidez se oculta en el pecho de su amigo, y lo toma por sorpresa el hecho de que lo quitase de ahí para plantarle un beso en la frente y acariciarla, después se quedan ahí viendo fijamente, ese beso esfumó cualquier temor de Seungcheol, y la mirada que le daba el rubio invadía el cuerpo de sosiego.

-tranquilo, Seungcheol, la tormenta pronto se calmara-

Se queda atónito ante el, un cadáver en plena descomposición habría tenido más reacciones que el, después de unos segundos en ver a Jeonghan, ese asiente con la cabeza y le da la espalda, obligandose a dormir, obligandose a reprimir.

<<A lo mejor y no debí besarlo, a lo mejor estuvo mal, pero quería hacerlo y no sé por qué, de cualquier manera ya no estaré aquí, y ni siquiera sé cuándo nos volvamos a ver.
A lo mejor y ya no me quiere hablar>>

Kiss five Donde viven las historias. Descúbrelo ahora