Una noche interminable

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Mei adoraba su trabajo pero había veces que quería dejar de escuchar a los hombres que la rodeaban en su día a día, creyendo ser superiores, con mayor conocimiento, demostrándolo con arrogancia. Suspiró concentrándose en el reporte que tenía delante. Tachibana era uno de sus mejores empleados pero desde el juicio la odiaba intensamente. Después de todo, ella había arruinado el trabajo de sus sueños. Pero en sus anos la empresa se hundiría en un mes y medio.

Sonrío ligeramente de lado, escuchándolo repetir varias veces las misma frases. Todas sus reuniones eran iguales. Akaashi, a su lado tomaba nota sin levantar al mirada. Ella le llamó la atención, tocándole suavemente la mano.

Mira esto.

—¿Qué planteas para solucionarlo, entonces?— Fue lo único que dijo acallando al resto de sus empleados. Tras unos segundos de silencio se dedicó a mirar a cada uno.— Tenemos una perdida de más de 2 millones de dólares porque aceptaste una propuesta de un equipo de Rusia que con suerte podían moverse.

Movió los papeles que tenía enfrente leyendo en voz alta y con un tono aburrido prosiguió;

—Recorte de personal, ventas de bonos... ¿Tu mejor plan es despedir a tus compañeros?

—N-no era a lo que...

—Tendrías que trabajar todo el año sin llevarte una moneda para poder pagar tu error.—Lo cortó.—Desde que estás en ese puesto pierdo clientes todas las semanas. Mogami ha estado trabajando contigo dos semanas y me agendó 3 citas en Inglaterra.

Lo observó tomar asiento y palidecer poco a poco. Su labio inferior temblando bajo su mirada.

—Te lo advertí varias veces.—Suspiró agotada juntando los papeles del escritorio.—Me temo que tengo que pedirte que te retires. Tómate tu tiempo para juntar tus cosas y limpiar tu oficina.

—¡No es justo!—Explotó golpeando la mesa.

Desde que Bokuto había llegado, se sentía mucho más tranquila en las reuniones. Podía minimizar cualquier golpe y calmar a cualquier persona. Tachibana rojo de furia había comenzado a gritar lo desagradable que ella era, lo sola que se pudriría mientras Bokuto lo obligaba a salir de la habitación.

—Caballeros los espero mañana con sus respectivos detalles.—Se levantó de su lugar, apoyando una mano sobre los papeles que había juntado.

Akaashi quien aún sostenía la pluma a medio escribir sobre el papel, se apresuró a seguirla.

—Hayashi-san.—Llamó entregándole una carpeta.— Su agenda de la semana entrante.

Ella enarcó una ceja, aceptándola. No se acostumbraba que ahora tenía ayuda para esas cosas. Dentro de la misma encontró el plan de cada día con los archivos adjuntos de cada persona que conocería. Impecable. Las ojeó muy por arriba hasta que una llamó su atención.

—¿Que hay de él?—Inquirió reconociéndolo.—¿Es el modelo de esta semana?

Kageyama Tobio estaba en su mira desde que había entrado a la pre selección del equipo nacional de volley. Un monstruo de alto calibre. Su asistente se aclaró la garganta.

—Hinata lo recomendó con mucha vehemencia. Pude comunicarme con él y aceptó sin problemas. Sería un honor realizar la entrevista.

Aseguró esperando su respuesta. Ella aceptó guardando el papel en su lugar.

—Sería bueno para ti si puedes realizar ese tipo de trabajos. Impecable como siempre, Akaashi-san.


Mei tendría que haber aceptado la oferta. Le había asegurado a su guardaespaldas que le haría saber si necesitaba ayuda, pero era tarde. Encerrada en el baño de su propio apartamento lo llamó intentando contener las lágrimas.

Jefa, creo que me estoy enamorando.Where stories live. Discover now