Era la sexta llamada que rechazaba. Había respondido otras tres pero solo era él diciendo su nombre en lo que había identificado como un bar. Mei raramente se preocupaba por él, pero en ese momento no supo identificar si debía ir a buscarlo o no. A la séptima esperó antes de llevar el aparato a su oído.
—Akaashi, por el amor de dios, este numero te lo dí para emergencias.
—Mei-chan...—Había repetido por tercera vez, arrastrando las vocales. Un forcejeo inundó la línea y una risita nerviosa se volvió a escuchar.—Lamento esto jefa. Él quería decirle que la admira mucho y está borracho.
Un mitigado lloriqueo y un "no lo estoy" se escuchaba de fondo.
— ¿Gracias?—Respondió ella demasiado confundida. Podría apostar que Bokuto sería quien la llamaría borracho.—Cuídense los dos, son demasiado importantes para mi.
Agregó con una pequeña sonrisita en su rostro. Su noche se había vuelto menos oscura.
—Descanse, jefa. Feliz mudanza.—Se despidió su guardaespaldas con voz suave y podría jurar que al otro lado de la linea le estaba sonriendo de aquella forma.
Mei despegó la mirada de la pantalla de su computadora, la cual mostraba un vídeo reciente del equipo de atletismo. Intentó no sonreír pero le era imposible. Akaashi jamas perdía la calma con ella presente. Rió pensando como sería salir con ellos. Estaba segura que terminaría como la conductora designada. Un tono específico la interrumpió, olvidando al instante siquiera lo que había pensado.
—Hayashi-san,—saludó.—El Cazador está haciendo alianzas bastante fuertes.
La mujer automáticamente pensó en aquel hombre. Las diferencias estaban claras. Lo nuevo siempre atrae. Gruñó pensando en una forma de innovar pero solo se le vinieron ideas viejas a la cabeza.
—Está jugando sucio, va a romperlos.— Irritada de solo pensar lo que las hormonas ilegales podría hacerle a los deportistas le hervía la sangre.—Tendré que infiltrarme en los jurados esta vez.
—No lo pierdas de vista, los novatos no lo saben. Hay que romper con la cadena.— Agregó repasando el listado de mails que aún tenía que revisar.—Siempre hay alguna forma de encontrar el proveedor. Si das con ellos ofrecele el triple para que desaparezca. Si se niega, ya sabes que hacer.
—Es un gusto trabajar con usted, Águila.
—Siempre impecable, Iwaizumi.—Felicitó recordando que debía darle un aumento.—Los Colibríes volvieron, ten cuidado, ¿Si?
Tras cortar la llamada, suspiró pensando por qué era que los grupos que querían destruir su empresa se habían empeñado en elegir nombres de aves. Se había deshecho de Los Cuervos que habían saboteado los últimos juegos olímpicos, Los Buitres siempre le daban vueltas esperando un error y finalmente el grupo más difícil al que había enfrentado, Los Gorriones. A pesar del nombre del indefenso animal que rondaba en su vida diaria, había sido gente muy complicada.
No es que los atletas sean de su propiedad, pero los cuidaba como humanos que eran. Capaces de sabotear competencias, torneos y puntajes. No tenían patrón, ellos simplemente lo hacían. Habían jodido no solo a grandes deportistas, si no también a los recién llegados. Incluso cuando se celebraban los torneos en las secundarias su empresa se encarga del cuidado de los menores. Su empresa había crecido y expandido tanto que incluso cada país comenzaba a trabajar con ella.
Una risa amarga inundó la sala de estar. Era una vergüenza que ella tuviese que mudarse y pagar por seguridad extra por él. ¿Cómo podría decir que era la guardiana si temblaba de tan solo pensar que él podía volver a tocarla? No era fuerte, era tan débil como una planta. Incapaz de evitar o actuar ante sus ataques.
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Jefa, creo que me estoy enamorando.
FanficTras varios despidos Bokuto Koutarou consigue el trabajo como guardaespaldas de Hayashi Mei, empresaria de Hayashi's Company. Encargado de la seguridad de la pequeña mujer, al firmar no solo se informa de las medidas de seguridad, si no también el p...