28: Mirame y no te duermas.

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Entre besos, caricias y respiraciones agitadas nos mirábamos a los ojos sin rastro de vergüenza o pudor, le permitimos a nuestros cuerpos demostrar lo que sentíamos por el otro, dejar en cada caricia un poco de nosotros mismos. Cuando los dos llegamos al punto máximo de satisfacción nos dimos un beso lento cargado de emociones, donde la principal era el amor; podía sentir la necesidad que teníamos por el otro y lo aliviados que estabamos al poder estar de nuevo envueltos en llamas de pasión.

Después de unos minutos me levanté, tomé la ropa y me vestí mientras veía a Evan hacer lo mismo, me parecía gracioso ese momento donde nos vestimos en silencio y miramos al otro, quería decir algo pero no sabía qué, así que siguiendo mis impulsos, me senté a su lado, me pegué a su costado y puse la cabeza en su pecho con la oreja pegada a la zona donde esta su corazón; cerré los ojos y escuché los latidos que estaban acelerados, sus manos me envolvieron en un abrazo y recosto su barbilla en mi cabeza al tiempo que soltaba un enorme suspiro.

— En serio no entiendo cómo puedes desearme en este estado — su voz era baja y ronca.

— ¿De que hablas? — mi voz estaba pequeña y con matices de sueño.

— Tengo cicatrices no muy agradables a la vista, llevo meses en silla de ruedas por no ir a una terapia que me hubiera ayudado a estar de pie en pocos meses y no habría perdido el estado físico en el que estaba — metió los dedos entre mi cabello y empezó a acariciar suavemente — Antes era un hombre fuerte, era musculoso y más atractivo de lo que luzco ahora, soy sólo lo poco que quedó del hombre que fui.

— No seas idiota Evan, eres atractivo, eres el hombre más sensual que he visto en mi vida — él resoplo y yo di caricias suaves en su pecho con la yema de los dedos — Esta bien que ahora mismo no te sientas atractivo por que tu cuerpo es diferente, por que estas más delgado y tus piernas en este momento no responden muy bien pero vas a recuperarte, caminaras nuevamente y después irás recuperando tu estado físico anterior, serás otra vez un hombre fuerte, con musculos fuertes y unas piernas totalmente recuperadas.

— ¿Y si quedo cojeando?

— Pues compraremos un bastón espectacular para que te apoyes — el río haciendo que su pecho se moviera y sintiera la vibración de su risa.

— Tal vez me vuelva como el doctor House, amargado, drogadicto pero un tipo genial e intetesante — bajo una mano hasta mi trasero y lo apretó un poco — ¿Tú que opinas?

— Cuando te conocí te portabas igual de amargado que House — sonreí al recordar su cara al verme y ver la gata — Pero una gatita preciosa se ganó tu corazón y después yo pude entrar poquito a poco en él también.

— Ojalá hubieras entrado asi — río — Te metiste en mi vida y mi corazón de golpe, fue tan inesperado que me dejo mareado.

Levanté un poco la cabeza, besé su barbilla y me subí un poco más para besar sus labios pero no pude hacerlo porque el sonido de estallido, de vidrios rompiéndose, el silbido e impacto de balas hizo que Evan reaccionara rápidamente y nos lanzará al suelo a los dos quedando él casi encima de mi cuerpo.

Grité, él gritó y el temblor se apoderó de mi cuerpo junto con un dolor punzante en mi costado izquierdo, mis ojos empezaron a cerrarse pero sentí un par de golpesitos en mi mejilla y a lo lejos la voz de Evan diciendo que no debía dormirme.

— Abre los ojos para mi, preciosa — su voz se quebro un momento pero después se recuperó — Mirame y no te duermas.

Mis ojos pesaban, mi boca no quería moverse y no me sentía capaz de levantar mis brazos, en mis oidos sentía una especie de silbido que no podía descifrar si eran las balas aún o si estaba aturdida.

Indomable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora