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Hoy hacía buen tiempo, demasiado buen tiempo. Bajó las escaleras haciéndose un moño y vio a su madre bebiendo café, le enseñó una sonrisa y cogió una taza poniéndose café en esta antes de sentarse enfrente de ella suspirando.

Su madre estaba era rubia y tenía los ojos más oscuros que nunca había visto. Su madre la miró y dio un pequeño sorbo al café. Era algo estricta, no iba a negarlo, pero le encantaba eso de ella, así tenía escusas para irse antes de lugares donde a Blake no le apetecía estar, como ayer.

-¿Por qué me pediste que te llamase ayer?-preguntó su madre comiendo una galleta y Blake suspiró suavemente mirándola.

-Estaba con unos amigos y no tenía ganas de estar más ahí.

-Tienes casi 19 años, Blake, no tengo que llamarte yo para que puedas irte de algún lugar. Simplemente di que quieres irte o que necesitas ir a hacer algo personal.

-Literalmente dije que necesitaba ayudarte, mamá.

-Lo que yo quiero decir es que no necesitas meterme siempre a mi, cariño-. Arabella, su madre, miró la hora y se levantó colocando los platos sucios en el lavavajillas-. Cuando acabes ordena un poco la casa, si hoy encuentras algún piso para irte a vivir, avísame, ¿sí?

Blake asintió acariciando el asa de su taza y su madre besó su mejilla antes de salir a trabajar. Su hermano llegaría unas horas más tarde y su padre ya estaba trabajando.

Cuando su madre cerró la puerta, Blake miró a su alrededor y centro su mirada en la pared de enfrente dando un sorbo al café.

Ese color azul.

Ese color dorado el cual daban brillo a su ondulado pelo.

Esa mirada de culpa. Esa mirada de culpa que tenía el rubio al ver la expresión de Blake al enterarse que la superó en menos de un mes.

Como le agarraba la mano a Miranda y como le daba pequeñas muestras de cariño mientras ella explicaba su historia. La historia que tenían juntos.

Bajó la mirada a la taza y en ese momento se dio cuenta que su mano estaba temblando. Se levantó rápidamente del taburete y negó suavemente antes de subir a su habitación. No sentía nada por él. Nada.

Se paseó por su desordenada habitación y decidió que necesitaba distraerse.

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Acababa de ducharse, la casa estaba más ordenada y ya había mirado algunos pisos, los cuales no les había convencido nada. Decidió vestirse cómoda y salir a tomar algo por su cuenta. Se puso los zapatos y cogió lo necesario antes de bajar las escaleras.

Entonces su hermano entró por la puerta principal, se le notaba muy cansado y ella solo soltó una risa al verle.

-¿Has dormido mucho?

-Calla, por favor. Encima su madre nos ha mandado a recoger todo el desorden que habíamos hecho ayer-. Murmuró Chad dejando la mochila al suelo y fue de camino a las escaleras.

-Mamá hubiera pedido lo mismo y lo sabes. Voy a salir un rato, descansa idiota-. Se despidió de su hermano antes de salir y caminó hacia el centro de la ciudad escuchando música. Entró en una cafetería la cual decían que la bollería estaba deliciosa y pidió un croissant de chocolate y un granizado de fresa.

-¿Blake?

Oh no.

No se giró.

No quería hacerlo. 

En ese momento hubira deseado no haber salido ni de su habitación. Pero oyó su nombre otra vez haciendo que la chica se rindiese y se girase, dejando a la vista a su ex. 

Luke.

-¿Luke? Cuanto tiempo... -Se giró para pagar a la chica y cogió lo que había pedido-. Me alegra haberte visto, pero tengo que...

-¿Quieres sentarte conmigo?-preguntó él mirándola y dejó pasar a la chica de atrás para que pida en lugar de él.

No quería sentarse con él.

-Oh, claro-. Luke le enseñó una pequeña sonrisa y cuando la chica de enfrente acabó de pedir, él empezó a pedir lo suyo. Blake estaba detrás de él suspirando y apartó su mirada mirando a su alrededor. ¿Por qué le costaba tanto decir la palabra no?

El rubio se giró hacia ella y pidió que la siguiera hasta sentarse en una mesa de la esquina de la cafetería. Esta estaba un poca llena, pero no era demasiado molesto.

Se sentaron uno enfrente del otro y ella miró su granizado mordiéndose el labio inferior. Realmente le incomodaba estar sentada junto a él después de lo que tuvieron.

Él rompió el silencio.

-¿Qué tal te va?-preguntó mirándola con curiosidad. Cuando ellos dejaron su relación, ella llevaba el pelo corto, hasta los hombros e iba vestida con colores más alegres. Recordaba que siempre llevaba colorete rosa en las mejillas y en la nariz. Luke nunca entendió porque se ponía colorete en la nariz, pero le quedaba bien.

Blake le miró alzando una ceja y metió un mechón de pelo detrás de su oreja antes de dar un sorbo al granizado.

-Supongo que bien.

-¿Supones? Oh vamos, ¿aún estudias? Explícame algo que te haya pasado, hay confianza, Blake-. ¿Confianza?

Ella estaba sin palabras, parecía que a Luke no le afectaba nada volver a verla después de tantos meses como le pasaba a ella.

-Aún estudio, sí. Empezaré el segundo año de Económicas, de momento me va bien, pero ya veremos. ¿Y tú qué tal? Veo que vas genial con Miranda.

-Iré a trabajar a la empresa de mi hermano, y Miranda... La adoro-. Él estaba mirando su granizado de limón con una sonrisa y ella le enseñó una sonrisa esperando que esta no fuera demasiado triste-. ¿Y tú has encontrado a alguien o...?

-¿Uhm? No, no...-soltó una risa algo nerviosa- Después de eso decidí dejar lo que estaba relacionado con amor a un lado por un tiempo. Pero veo que tú te has lanzado de cabezas al mar con Miranda-. Rio de nuevo, volvió a repetir la última frase en su cabeza y gruñó suavemente.

-¿Me he lanzado? –preguntó el confuso y entreabrió los labios al entender la referencia.- Y-yo...

-Tengo que irme-. Dijo rápidamente Blake interrumpiendo a Luke y se levantó cogiendo su comida antes de salir del local. Dejó a Luke sentado solo en la mesa mientras ella se dirigía a casa caminando algo rápido.

Se sentó a hablar con Luke después de cinco meses y lo primero que hizo era echarle en cara su relación con Miranda. Estaba nerviosa ante eso, a Blake nunca le había gustado ser tan directa con la gente, pero esta vez lo fue y no era la situación perfecta para echar cosas en la cara.

No quería volver a ver más a Luke, le ponía demasiado nerviosa y ella no necesitaba eso.

Se paró en un semáforo y sacó su móvil al oír que le había llegado una notificación. Encendió la pantalla y leyó los tres mensajes que le habían llegado soltando una pequeña sonrisa.

"Holaa"

"Quiero proponerte un plan."

"Por cierto, soy Michael jeje."

Ella bloqueó el móvil sin responder a Michael aún y al ver el semáforo en verde, cruzó la carretera para poder llegar a casa y comer su comida tranquila.

chances; lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora