Capítulo 4

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Hace años

Se podía ver a cierto azabache de niño junto con una niña rubia y una peli celeste mientras a lo lejos de podía ver a Issei junto con una mujer de mimo color de cabello que la ultima niña.

—¡Huu-kun espérame! —exclamó sonriendo la niña peli celeste mientras perseguía al azabache

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—¡Huu-kun espérame! —exclamó sonriendo la niña peli celeste mientras perseguía al azabache.

—¡Eres muy lenta Nejire-chan!  —exclamó el niño sonriendo.

—¡Moo!

Nejire y Hunter seguían jugando mientras Cassie los veía con un puchero, ella quería jugar pero no le prestaban atención.

Al voltear a ver a su padre no pudo hacer más que expresar su molestia con un puchero el ver como su padre platicaba con la madre de Nejire.

La pequeña Cassie creía que la ignoraban a propósito para centrarse en las vecinas, así que solo hizo algo que cualquier niño haría... Cassie comenzó a llorar llamando la atención de Hunter y Nejire, el llanto se incrementó cuando le preguntaron si se encontraba bien.

—¡Moo! Hunter, Papi, ¡háganme caso! —exclamó la niña rubia sólo para ser ignorada por el niño el cual volvió a jugar con la niña de cabellos celestes.

—Jaja te atrape —comentó Nejire mientras tocaba el brazo de Hunter para luego correr.

—¡Ahora voy yo! —exclamó el niño para ir a perseguir a la peli celeste.

Los llantos de Cassie sólo incrementaron provocando que los dos adultos se pusieran alerta.

Issei fue el primero en llegar, debía ver que todo estuviera bien.

—¡¿Mi pricesa, qué pasa?! —exclamó el castaño muy preocupado mientras la niña no contestaba y sólo seguía llorando.

Issei al ver que Cassie no pararía de llorar, solo la cargo en brazos y comenzó a calmarla.

—Ya, ya mi princesa, todo está bien. —dijo el castaño mientras la niña le mostraba una sonrisa de superioridad a la mujer la cual tenía una gota de sudor en la nuca.

—Dime algo princesa ¿por qué lloras? —preguntó issei con un tono calmado mientras veía a la niña rubia.

—Es que Hunter y tu no me hacen caso —dijo la niña con los ojos cristalinos.

—¿Ya no me quieren?— comenzando a salir pequeñas lágrimas.

—No, no, te amamos princesita —dijo el castaño mientras le daba un beso en la frete a la niña.

—Entonces, ¿por qué le prestan más atención a las vecinas? —preguntó la niña.

—¿Eh?

—¿Qué no amas más a nuestra mamá —preguntó la niña con la voz quebrada.

Issei se quedó unos momentos callado para despues tragar aire.

Mi esposa es una ¡¿Diosa?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora