1. Yoongi

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Yoongi llevaba más de un mes trabajando en este caso, soñaba cada noche por poder ganarlo y llevar justicia a las familias que lo estaban sufriendo.

Él, como abogado quería ganar y ser reconocido y ni hablar de la paga, su hija le había pedido una nueva muñeca que hablaba y la nueva Playstation estaba por salir y él más que nadie la quería ya instalada en su casa para pasar incontables tardes con su hijo. Pero como ciudadano él quería ganar para que de una vez por todas el maldito profesor que había estado abusando de sus alumnos cumpliera su pena y no viera más la luz del día.

Como padre, él piensa que habría descuartizado miembro por miembro, si algunos de los afectados hubiera sido su hijo; incluso si al ser abogado sabía las penas y los años encerrado que tendría por hacer justicia a mano propia.

Las cinco familias involucradas llevaban un infierno por vida al ser seguido por reporteros y soportar los traumas que tres de esos adolescentes desarrollaron.

Yoongi no podría ver a uno de sus hijos llorando, le destrozaría el corazón. Aunque no solo eso, ellos eran una familia y si alguno sufría, todos lo hacían.

Él imagina las reacciones que tendría Jimin, el llanto que su hijo soltaría al revelar tal acto de crueldad y humillación; y solo eso lo motiva a dar lo mejor de él en este caso para ganar y darle justicia a esas familias. El plus de su trabajo era que su hija menor lo veía como algún tipo de superhéroe, haciendo a la justicia valer y demostrándole que no todo en las leyes estaba arruinado, que no todos son corruptos e hipócritas.

Yoongi era un claro ejemplo.

Su secretaria habló por el intercomunicador despabilandolo de la práctica de su próximo discurso frente a el juez. "Señor Min, su esposo en la línea personal"

 Yoongi presionó el botón de respuesta luego de haber encontrado el teléfono debajo de montones de hojas esparcidas por su escritorio.

"Gracias, Joy" y luego descolgó el teléfono cambiando la línea. "Amor" le dijo a Jimin. Al otro lado se escucha la televisión y risas de una preciosa niña con algunos rizos que amaba con todo su corazón.

Luego de un suspiro la voz de Jimin llegó a su oído, haciéndole vibrar el pecho. Dieciocho años y seguía logrando eso, casi diecinueve. "Yoonie..."

"¿Qué sucede, cariño?" con solo la forma en la que Jimin había dicho su nombre Yoongi ya estaba alerta. Se conocían como si fueran la misma persona, la misma alma. Y había sido así desde el momento en que se habían conocido.

"Estoy preocupado" sonidos de ollas se escucharon de fondo y una sonrisa tonta se instaló en los labios finos de Yoongi. Lo podía imaginar perfectamente.

Ninguno de los dos sabía exactamente en qué se desarrolló esto; Jimin cocinaba cuando la preocupación lo embargaba y urgentemente al día siguiente tenían que hacer las compras en el super ya que el castaño agotaba todo. Yoongi no se quejaba, amaba la comida de su esposo, más los postres, la razón por las que sus hijos tampoco decían algo al respecto.

Yoongi se preguntó desde qué momento Jimin había entrado a la cocina, si ya tendría el cabello recogido, que eso sucedía luego del sexto plato o postre creado, cuando su frustración salía a flote y su cabello empezaba a molestarle, murmurando cosas sobre un próximo corte de cabello y demás, sin embargo nunca lo hacía. Tenía una manía con sus rizos y Yoongi tampoco le permitiría que los tocara.

Lo imaginó con el delantal rojo con la frase de mejor papá del mundo salpicado con harina, al igual que su nariz, que como acto nervioso la rascaba sin importarle tener las manos ocupadas. Su mandíbula tensa al estar tan concentrado en lo que sea que estuviera creando.

. ⇢ familia min ˎˊ˗ ꒰ ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora