Añoro aquellos días donde las alegrías abundaban y mi rostro no se encontraba encharcado por el dolor de mi alma. Anhelo tomar entre mis manos los colores de un pasado que aunque difuso, todavía existen partes de lo que fui que se aferran a mi prese...
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Título: La manzana de la desgracia.
Temática: Seres fantásticos.
Número de palabras: 2, 316.
Nota extra: Dríadas son las ninfas de los árboles, el Jardín de las Hespérides era famoso en la mitología griega por sus manzanas de oro que al parecer eran mágicas, Drows son una raza de elfos oscuros que fueron desterrados de los elfos por adorar a la diosa araña Lolth, mientras que los Drider son criaturas mitad drows, mitad arañas que fueron malditos por la diosa Lolth. Escribir este One Shot fue muy especial para mí porque adoro la fantasía, pero antes no me había dado la oportunidad de escribir acerca de seres mágicos, ¡espero que lo disfruten tanto como yo lo hice al escribirlo!
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Las risas cantarinas de las dríadas que moraban en el Jardín de las Hespérides resonaban con dulzura entre los troncos de la infinidad de árboles que estaban en flor aquella temporada. Las siluetas desnudas de aquellas criaturas mágicas se deslizaban a través de los brotes de primavera que llenaban el campo de la floral esencia que emanaban sus capullos recién nacidos.
El ocaso se acercaba y el suave susurro del viento les avisó a todas las jovencitas que debían de volver a sus hogares para reposar ya que al parecer aquella noche podrían encontrarse en peligro si se encontraban pisando las raíces del árbol que les había dado la vida. Las juguetonas dríadas terminaron por obedecer la voz de su madre al reunirse en grupos para dejar aquellas diversiones para cuando el sol volviera a calentar sus pieles con sus rayos y poco a poco los distintos nichos ubicados en las ramas comenzaron a ser el sitio de reposo de todo tipo de figuras femeninas.
—Ningyō, ¿acaso hoy no irás a descansar?
Al escuchar la animada voz de Nejire, la aludida dejó de cepillar sus claras hebras del tono de los más jugosos duraznos y miró con una media sonrisa a su hermana de raza, misma que alegraba a todos con sus ávidos cantos que profesaba cada noche y que producían dulces sueños a las demás criaturas que escuchaban a la de larga melena azulada. La dríada más antigua de aquel Jardín usó de su magia para que la raíz del árbol de las Hespérides, el cual era aquel que se encontraba en su especial cuidado, sobre la cual estaba sentada se levantara lo suficiente para ambas quedar a la misma altura.
