Añoro aquellos días donde las alegrías abundaban y mi rostro no se encontraba encharcado por el dolor de mi alma. Anhelo tomar entre mis manos los colores de un pasado que aunque difuso, todavía existen partes de lo que fui que se aferran a mi prese...
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Título: Heredera de desgracia.
Temática: Problemas amorosos.
Número de palabras: 4,244.
Nota extra: Ningyō, la co-protagonista de este One-Shot junto con Tomura, es un OC creado por mí, mismo que actualmente es la antagonista principal de una saga llamada Dicotomía que estoy escribiendo dentro del fandom, misma de la que el primer libro ya se encuentra disponible en mi perfil con el nombre de Tamagotchi. Este One-Shot es totalmente canon dentro de la historia, en su debido momento comentaré en qué parte de la línea de tiempo se encuentra ubicado.
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—¡Estúpida, estúpida! ¡Te reduciré a polvo lentamente y veré cómo agonizas hasta ahogarte con tus propios alaridos de dolor y no tienes ni idea de lo mucho que disfrutaré de eso!
El delgado pecho del villano subía y bajaba de una manera casi errática ante lo agitado que se encontraba a causa de llevar ya más de una hora gritando, además de estar buscando alguna manera de sobrepasar las barreras que Ningyō había impuesto entre ambos para mantenerlo alejado de ella y la criatura en sus brazos el más tiempo posible mientras pensaba en algún plan de acción. A cada paso que Shigaraki daba en su dirección ella retrocedía dos. Ambos se encontraban en el patio central de la casona tradicional ubicada como un anexo de los baños termales donde ahora era la sede oficial de la Liga gracias a las influencias y crecimiento de la sub división de la agrupación que era liderada por la mujer de cabellos en tono durazno.
El sitio se encontraba desierto en sus alrededores por orden de ella, algo que permitía no solo que los gritos resonaran por los largos pasillos a causa del eco, sino que el conflicto se resolviera de la manera más pura, sin ninguna intervención externa sino solo a manos de los dos villanos más poderosos en el país oriental, a quienes la situación les concernía de forma directa. Cuando el varón se inclinó un poco sus cálculos le fallaron y por ello terminó haciéndose un delgadísimo, pero largo corte en la mejilla izquierda al rozar de manera superficial con uno de los cientos hilos transparentes que provenían de los dedos de su aliada y amante, quien los movía ágilmente para cubrir todo el perímetro y de esa forma poder mantener a raya al alterado varón quien llevaba todo ese tiempo buscando alguna forma de deshacerse de ellos.
