Añoro aquellos días donde las alegrías abundaban y mi rostro no se encontraba encharcado por el dolor de mi alma. Anhelo tomar entre mis manos los colores de un pasado que aunque difuso, todavía existen partes de lo que fui que se aferran a mi prese...
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Título: Malditas manos mágicas.
Temática: Relaciones laborales, fotógrafo y modelo.
Número de palabras: 2,870.
Nota extra: En este AU uso los nombres de civil, o sea antes de llegar a manos de All for One, de Tomura y Ningyō, de forma que aquí se referirá a ellos como Shimura Tenko y Shimizu Faith respectivamente.
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Las manos de Tenko Shimura eran mágicas.
Nadie comprendía cómo era posible que el mismo hombre desaliñado que iba a comprar su comida diaria a una tienda de autoservicio para solo meterla en el microondas fuese el responsable de tomar algunas de las fotografías más admiradas alrededor del globo terráqueo. Si no conocías un poco del mundo en el que él se desenvolvía era fácil confundirlo con un pordiosero del que seguro temieras que robara tu bolso, sin embargo, aquellos conocedores de cultura sabían a la perfección que el hombre no haría eso a menos de que estuviese demasiado aburrido ya que no necesitaba nada al ser ni más ni menos que el fotógrafo más acaudalado hasta el momento.
El joven de cabellos celestes a sus escasos veinte y tantos años se había hecho ya de un renombre importante en el sector del espectáculo y la fotografía al dar a conocer parte de su trabajo que, aunque en ocasiones podía llegar a ser hasta grotesco, cautivaba el ojo de cualquiera que lo observaba. Pero si bien el sujeto era tan aclamado por su prodigioso talento captando instantes por la eternidad, nadie podía ignorar un hecho en él que lograba opacar cualquier rasgo brillante en su ingenio y aquello era su caprichosa actitud.
A pesar de haber trabajado para compañías de prestigio internacional y viajar constantemente a causa de sus encargos, Tenko nunca fotografiaba a modelos que no hubieran pasado antes por su autorización. No importaba a qué mujer le pusieran enfrente, siempre le encontraba un defecto. Que si tenía más peso del adecuado, que parecía demacrada, que lucía pretenciosa y así una lista sin fin de excusas se debía de topar el contratista del artista, quien tardaba hasta tres meses en sentirse cómodo para tomar hasta la más sencilla fotografía.
