Capítulo III.

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-¿Ya vienes en camino?

-Si, voy por la 127, llego en 20 minutos.

-Vale, entonces yo ya salgo para la biblioteca, adiós.

-Adiós, ya nos vemos.- Colgué mi celular dejándolo en el bolsillo de mi bolso.

Bajé del bus en frente de la biblioteca y caminé hasta llegar atrás del lugar. Entonces fue cuando lo vi, estaba allí, sentado encima del pasto de ese hermoso lugar. El cielo estaba hermoso esa tarde. Hacía sol y las nubes eran perfectas.

Se dio cuenta que yo iba hacia él y entonces llevo rápidamente sus manos a la espalda escondiendo algo.

-Hey ¿que escondes? - le dije tratando de observar lo que tenía en las manos.

-Ay, quería que fuera una sorpresa.

-Ya, muéstrame que es.

-Es para ti, toma. - en seguida se puso de pie y saco un lindo arreglo con seis rosas blancas .

Por Dios, en serio no podía creerlo, nadie jamás me ha dado tal cosa y esté chico me viene con esto. Fue un momento muy especial.

-Eh, gra... Gracias. - le dije nerviosa.

-Tranquila, es solo un pequeño detalle. ¿como te ha ido, hermosa?

-Muy bien, ¿y a ti?

-Pues, ahora que estas aquí. Mucho mejor que antes.

-Oh, vaya. Que mentiroso.

-Jamás me crees. Mejor ven, siéntate .

Hablamos sobre lo que nos había pasado en esa semana mientras observaba sus hermosos y claros ojos. Luego de terminar de hablar nos quedamos en silencio y el sólo se acostó en el pasto para observar las nubes, entonces yo hice lo mismo. Estaba apartada de él cuando sentí que me puso su mano en mi hombro para que pudiera poner mi cabeza en su pecho. Entonces fue cuando él tenía su mano en  mi espalda mientras ambos veíamos el cielo.

-Es muy lindo, ¿no? -me pregunto.

-¿qué cosa?

-El cielo de está tarde.

-Oh, claro, por supuesto.

-¿qué quieres hacer?

-No lo sé, ¿tu que quieres hacer?

-Vamos a jugar algo.

-Te escuchó.

-Demos botes en el pasto, ¿que opinas?

-Está bien.

Entonces se sentó y empezó a dar botes y yo atrás de él. Cayó en el intento de hace otro y yo detrás de él ya que me tropecé con su cuerpo. Caí acostada y él entonces se puso encima mío haciéndome cosquillas.

-¡YA, por favor detente! - supliqué entre carcajadas.

Se detuvo y luego me tomo los brazos. Apretando mis muñecas.

-No aprietes, no.. No. Por favor suéltame que me duele bastante.

-¿Qué tienes?

-Solo, me duele un poco la mano, no es nada grave.

-Déjame ver.-tomo mi mano subiendo la manga de mi buso cuando vio cortes horribles ahí.-Oh Dios mío, ¿quién te hizo esto? -

Escondí mi mano detrás de mi y entonces le respondí mirando hacía el suelo. -Lo hice yo.

-¿Por qué?

-Después te digo, ya es tarde. Me voy. - le dije mientras me levante sacudiendo mi pantalón.

-No te vas a ningún lugar sin decirme porque has echo eso.

-Después te lo cuento. Adiós.

-¡NO, PAULINA! Por favor no te vayas aún.

-Mira, no quiero que sientas lastima por mi ¿vale? Ahora ya que sabes que hago esto me siento avergonzada.

-No te sientas así. Ven, dime. - me senté a su lado y empecé a hablar.

-Cuando tenía seis años mi madre falleció en un accidente. Desde eso mi padre es un alcohólico porque la muerte de mamá le afecto mucho. No hay nadie que esté atento de mi ya que él nunca está en casa y cuando llega, está ebrio o cansado. Mi tía ha sido mi imagen femenina ya que mi madre no está pero aún así no actuó en sí como una niña. No me importa si me arreglo o no, todo me da igual. Por otro lado mi hermanastra tiene diecinueve y vive en un apartamento que paga con su trabajo de mesera en las noches y con eso también ayuda a pagar su universidad, el resto se lo da mi tía. Siempre que necesito un consejo sé que cuento con ellas pero no me es suficiente ya que vivo tan lejos y siempre estoy sola. A mi padre no le queda más tiempo sino sólo para andar en una cantina bebiendo después del trabajo. Incluso hay días en los que el señor Carlos, que es el dueño del lugar, me llama a las 2.00 de la madrugada para que vaya por mi padre ya que él esta tan ebrio que ni puede caminar de vuelta a casa. En el colegio no hablo con nadie porque no soy buena socializando con otras personas, sacó buenas notas pero ¿a quién le importa? Mi maestra me saca a veces de clases para preguntarme como van las cosas con mi padre y no encuentro más respuestas. Sólo le digo "todo está mejorando". Sé que las mentiras no son buenas, pero no quiero que me lleve de nuevo al psicológo del colegio. Luego del colegio llego a mi casa donde preparo mi almuerzo, hago tareas y escucho la música de siempre. La gente dice que escuchar a Nirvana deprime pero en realidad, no sé, ¿me ayuda? Luego llega mi padre gritando el nombre de mamá y maldiciendo el día que nació. Mi vida está llena de puras tristezas y aunque sé que hay mucha gente que la tiene peor el echo de hacer cortes en mis muñecas de un modo u otro me mantiene viva, por más que no quiera. Mi vecina pasa a golpear en la puerta del apartamento en las tardes para preguntar como estoy. Un día paso y tras golpear varias veces sin que nadie le abriera rompió el vidrio de arriba de la puerta para entrar y ver porque yo no abría. Me encontró en el suelo, me desmaye luego de salir del baño por vomitar lo que había comido y luego tomar entre 20 o 25 pastillas de diferentes colores y tamaños. Si, intente suicidarme así pero no funciono. Me llevo al hospital y llamo a mi papá. En seguida él llego y empezó a llorar al lado de la camilla diciéndome que no lo volviera hacer porque le sería muy duro quedarse solo, que yo era lo único que le quedaba, que le recordaba a mi madre, sollozaba cada vez más fuerte diciendo que me amaba. Sé que me ama, lo sé. Pero aún así estoy sola y la ausencia de mi madre siempre se mantiene en mi mente, intento suicidarme para algún día morir y por fin estar con ella. Tampoco siento algún tipo de afecto por nadie, me atraen la niñas, de echo hay una muy linda en mi salón pero ella es heterosexual y yo soy muy tímida para hablarle, pero en serio me gusta. Aunque jamás he tenido ningún tipo de relación con alguien de mi mismo sexo, si me gustan las niñas. Y de pronto llegas tu, eres tan lindo y yo...  Yo solo no te correspondo en lo absoluto. ¿ves lo poca cosa que soy, Sebastian? Por eso, ahora solo quiero que te alejes porque siento vergüenza, tanta que no sé cómo mirarte ahora a los ojos. -Fue entonces cuando puso su mano en mi mentón y levanto mi cara. Tenía los ojos llenos de lágrimas apunto de salir. Me abrazo y me dio un beso en la frente.

-Todo estará bien, ya verás. Jamás te dejaré sola. -me dijo rodeandome con sus brazos.

NOTA DE LA AUTORA:

¡BAM! en este capítulo empezamos a saber más cosas de Paulina y cada vez se pone mas interesante. Ojalá no se aburran. Gracias por leer, perrrsonaaaas. No olvides dejar un vote y que te vaya muy bien .

Love you so much it makes me sick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora