✧T r e n t a d u e✧

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Estaban llegando tarde.

Jimin odiaba llegar tarde. Debió haberse comprado un jodido despertador. No podía creer que había dormido tanto. De no haber sido por el chofer que había pasado a recogerlo y que había insistido tanto con el timbre, ni siquiera se habría despertado.

Lo único bueno era que la fiebre y la tos ya se habían marchado.

Jimin ya se sentía mejor que antes, sin embargo, su nariz aún estaba congestionada, limitándole el olfato.

Se encontraba de tan malhumor que Jungkook ni siquiera se atrevía a decirle palabra alguna, tenía miedo de que le respondiera mal, o peor, le gruñera.

Jimin no estaba enojado con él, todo lo contrario, estaba enojado con el hecho de no poder estar un momento tranquilo junto a él.

Desde que llegó no había disfrutado de nada. Si no era por el jodido papeleo y los lazos laborales, era por su jodido resfrío. Ni un puto beso en los labios le había podido dar a su Omega.

Y por tal razón poseía aquel desfavorable humor de perro, el cual le otorgaba un aura aún más intimidante, pero que siempre le hacía quedar como un alfa grosero. Llegaron.

Jimin fue el primero en bajar del auto, arruinando la intención del chofer de abrirle la puerta, por lo que el beta quiso abrírsela al omega.

Sin embargo, dio un respingo cuando recibió un voraz gruñido de parte de Jimin, quien, luego de rodear el auto por la parte trasera, lo fusiló con la mirada.

-Yo le abro -espetó con severidad.

El beta realizó un asentimiento de cabeza, algo apenado, y se alejó. Cinco minutos más tarde, Jimin y Jungkook ya se encontraban dentro de la residencia del nuevojefe del alfa, siendo recibidos por el mayordomo de este.

El lugar era tan cálido y ostentoso. Jungkook caminaba junto a su alfa, observándolo todo a su alrededor. Una muy joven omega, rubia y despampanante, metida dentro de un ajustado vestido plateado, se acercaba a ellos haciendo resonar sus tacos en cada paso.

Con una enorme sonrisa plasmada en su rostro maquillado se detuvo frente a ellos.

-Mucho gusto, mi nombre es Rose -
se presentó la omega con el acento americano enroscado en su lengua, mirando con especial atención a Jimin-. Tu debes de Parl,¿no?

-Park -
le corrigió con rapidez Jungkook, lanzándole una mirada desdeñosa mientras se apegaba a su alfa, entrelazando sus brazos.

Una clara muestra de que aquel hombre ya estaba apartado por él. Jimin sonrió, negando con la cabeza por la posesiva reacción de su bebé.

-Sí, mi apellido es Park. Jimin Park
-aclaró el alfa-.
Y este es Jungkook, mi omega.

La rubia enarcó una ceja, algo cínica, su sonrisa ya se había borrado hacía rato.

-Ya veo. Lo siento -
dijo, intentando sonreírde nuevo-.
Mi padre te espera, acompáñenme... Oh, y por cierto, felicidades.

Jimin frunció el ceño.

¿Felicidades?

Y Jungkook palideció, sintiendo un repentino vuelco en su estómago.
Su corazón se aceleró cuando el alfa lo miró interrogativo, expectante.

-¿Cómo que felicidades? -preguntó, confundido.

-Por el cachorro, claro -
habló Rose, extrañada ante la confusión del alfa. Pero, entonces, lo entendió y soltó un gritito, tapándose la boca con ambas manos-.
¿Arruiné la sorpresa?

Sublime Dominación  «JIKOOK» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora