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Cuando estaba por revisar el resultado del test de embarazo, una llamada entra en mi celular provocando que me sobresalte.

Su maldita cara aparece en la pantalla de mi celular, atiendo frustrada.

—Casi me agarra un infarto, me asustaste mucho —respiro hondo apenas atiendo la llamada del cordobés. Su risa se escucha del otro lado del celular, pero luego hay un silencio incómodo.

—Estoy en la puerta de tu casa, abrime —me dice y mufo cerrando los ojos.

—¿Como que estás en la puerta de mi casa? ¿Sos inútil? Mis papás o mi hermana van a sospechar más si saben que estás acá —hablo mientras bajo rápido las escaleras para ir a la puerta.

Cuelgo la llamada y me miro al espejo, que no es el mejor de todos. Estaba en pijama y despeinada, pero, pff, es Paulo, me chupa un huevo, no veo la hora de terminar con todo esto del supuesto embarazo para sacármelo de encima. 

Abro la puerta y lo obligo a entrar, agarrando su brazo. Él se ríe y me saluda con un beso en el cachete, apoyando todos sus labios sobre este. 

—Hola, Emi. —me saluda sonriente, el muy pesado— ¿Y? ¿Que dió el test? —pregunta uniendo sus manos impaciente. Traía puesto un buzo rosado que le quedaba muy tierno, resaltaba con sus ojos celestes. Tenía la capucha puesta lo que hacía que sus cachetes se sonrojen por el calor que le proporcionaba ésta. 

—Lo dejé arriba en el baño, lo busco y vuelvo. Esperemos que de negativo, dios, no quiero tener un crío con vos. Arruinaría mi carrera de modelo. —me quejo y levanta una ceja. 

—También la mía de cantante. Tengo planeado un disco, Homerun. —se sienta en el sillón, se saca la capucha y se pone las manos en la cara. 

 —Que lindo.—digo para quedar bien. —Quédate acá, voy a ver el test arriba. 

—Emilia, para. —me frena agarrándome del brazo, acercándome a el. —Yo se que no nos conocemos nada, quiero que volvamos a empezar, lo que paso fue un error. —me sorprende con su comentario. —Y si el test sale positivo, no te preocupes, voy a estar con vos, no me voy a borrar. Me hago cargo de todo, no es problema. Solo quiero que nos llevemos bien, nuestro hijo no va a querer que estemos separados. —añade el rubio mirándome a los ojos, sus manos recorren mis brazos con suavidad, lo que dice, lo dice enserio. 

—Pero Paulo, vos estas de novio con Rosario. Si se entera que estoy embarazada de vos me mata literal. 

—Lo que menos importa ahora es Rosario. Dale, anda a ver. 

Solo asiento y subo a buscar el test. Lo agarro entre mis manos y antes de ver el resultado cierro los ojos y exhalo. Los abro. Apenas veo el resultado corro para abajo, donde esta Paulo. 

NARRA PAULO: 

Froto mis manos nervioso. Tiene razón Emilia, si Rosario se entera que tengo un hijo con ella nos mataría. Pero bueno,  mientras espero a que Emilia vea el test. 

Me sobresalto cuando escucho que Emilia pega un grito, bajando las escaleras casi tropezándose. Me paro y me la quedo mirando, ella se acerca. Se larga a llorar y apoya su cabeza en mi hombro, le acaricio el pelo ¿Que estoy haciendo? Me separo de ella y la agarro de los hombros.

—Emilia, calmate ¿Lloras de la felicidad o de la tristeza? —pregunto y ella sonrie con esa sonrisa hermosa que tiene. 

—Paulo, dio negativo. —muerde su labio inferior —No vamos a ser papas. —añade y se lanza a mis brazos, la agarro de la cintura con fuerza.  

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⏰ Última actualización: Oct 13, 2019 ⏰

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Modelo // Paulo londraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora