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—CAPÍTULO 2—

* * *

1

Un grito aturdidor de pura molestia se logro escuchar en el Thousand Sunny. Los mugiwaras que bien reconocieron la voz de su camarada, levantaron la mirada y miraron con dirección a la cocina.

—¡Ero-cook!
Roronoa Zoro dio un gritó, que bien fue rebotando en cada rincón llegando a los oídos del susodicho. Sanji se ahogaba en sus propios pensamientos hasta ese momento, el resplandor azul del acuario se situaron en sus ojos. Él tenía un peculiar aspecto, no entendía a que venía el repentino llamado. Con imprudencia, se levantó del sofá.

—¡Cejas de diana!— volvió a llamar a la misma persona cambiando el apodo.

Por los cielos, el espadachín se oía de todas las maneras menos feliz, hasta tal vez; confundido y en busca de respuestas.
Cuando el rubio llego allí, los demás se encontraban ahí, aturdidos e inmóviles formando un semicírculo rodeando a Zoro. Lanzó una mirada al moreno experimentando un extraño sentimiento de bruma y ternura silenciosa, claro, para Sanji quien había logrado ver al espadachín de maneras intimas y diferentes a las otras caras que identificaron sus amigos, esta era sin duda su favorita.

Ninguno dijo una sola palabra, solo se limitaban a ver al moreno. Él tenía la mandíbula apretada y sus dientes blanquecinos chirriaban, los ojos achinados con los nervios a brote mientras mecía lentamente a un pequeño bulto de cobijas celeste cielo, una sonrisa ladina apareció en su rostro cuando vio al cocinero de la tripulación.

—Al fin viniste, cocinero de cuarto.

—¿Ah?

La cobijas celeste cayeron al piso con los cortos e inquietos movimientos de la piernas del pequeño tapado en ellas, dejando así, ver con facilidad al bebé. Zoro lo acomodó entre sus manos y estiro los brazos para dárselo al rubio quien lo recibió con monotonía. Aun no caía en cuenta de nada.

—Es para ti.

—¿Como? ¿Me lo estas regalando, idiota? No hagas esos chistes de mal gusto.— dijo molesto. Luego de decir eso miro al pequeño que lo miraba fijamente con unas terribles ganas de llorar—Oi, oi, espera. No vas a llorar ¿o si?— Lo recostó en sus brazos y empezó a hamacarse con el niño.

Ahora con la escena ya asimilado, el grupo empezó a dispersarse curioso. Dos círculos se formaron en cada pirata, Luffy, Usopp y Chopper se aceraron a Sanji a ver al pequeño bebé. Los otros fueron con varias interrogantes al espadachín. Zoro rasco su nuca con pesadez y apunto la canasta sobre el sofá verde.

—Esta carta venía en ella, es para el cocinero.— comentó el espadachín mostrando el trozo de papel amarillento mal cortado como si lo hubieran arrancado de mala gana.

—¿Carta?— preguntaron todos a la vez.

—¿Para mi?

Nami le quito de las manos la carta y lo leyó para si misma, el grupo se acerco a rescatar un poco de la lectura con sus propios ojos.

"Querido Sanji; siento pedirte algo tan repentino, pero yo no puedo cuidar a mi bebe, ¿recuerdas esos cobradores?. Ellos jamas me dejaran en paz y si no hago lo que me piden la pagare muy caro. Aquí te dejo un eternal pose, perdón por interrumpir en tus aventuras, solo te pido que lo lleves a salvo ahí, mi madre lo cuidara y diles que yo estoy bien.

Pd: Es lindo ¿verdad? Se llama Dai y tan solo tiene siete meses, cuídalo bien."

—Cuídalo bien, de parte Nozomi— finalizó Nami.

You, me and a baby? (Pausado)Where stories live. Discover now