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—CAPÍTULO 3— 

* * *

1

Sanji salió del gimnasio al resplandeciente sol primaveral que estaba en su punto mas alto. Le costaba un poco acostumbrarse a la luz, en mas con sus ojos cansados.

—Y... ¿no lo dirás de vuelta?— pregunto Zoro atrás de él.

—¡¿Que?! ¿Yo dije algo? No lo recuerdo.

—No te hagas el tonto, no comeré hasta que me lo digas.

—Haz lo que quieras "no es asunto mio".— recalcó.

—Lo es, cocinero de mierda.

—¡No me importa! ¿Te lo deletreo?— preguntó, puso sus manos en la cadera esperando a que Zoro le respondiera a su pique. No recibió ni un reclamo por parte del espadachín, así que se volteó y fue a la cocina con esa caminata que lo caracterizaba, el meneo de sus caderas sólo provocaba aún más a Zoro. 

«Orgulloso— pensó Roronoa, despeinando su cabello—. Aunque, yo también lo soy» Después de pasar su mano por la cabellera verde, toco la comisura de sus labios, donde anteriormente Sanji deposito un gratificante beso y, el olor a tabaco y pescado fresco que picaron su nariz lo despertó en el momento exacto para escuchar sus disculpas, pero Sanji ignoro ese hecho retractándose en ese mismo instante de sus palabras, «Yo también te debo unas disculpas» Con ese pensamiento, se internó nuevamente en el gimnasio para una nueva sesión de entrenamiento.


Nami y Robin estaban sentadas en el sofá de la cocina, intercambiaban información sobre el recorrido que tomarían para llegar a Sun's island, una isla de verano, lugar donde diligentemente Nozomi, les indico en la carta que vayan y, dejaran al niño a cuidado de su madre, en conclusión, abuela de Dai. Robin que estaba instalada cómodamente en un extremo del sofá frente a Nami, le había advertido mas de una vez a la navegante, que; el viaje a esa isla les tomaría mucho tiempo, con las paradas necesarias para reabastecerse sería alrededor de dos meses, Nami le sostuvo la mirada a la arqueóloga con un severa expresión de incomodidad. En ese momento entró Sanji, desalineado, para ser claros, él era sumamente cuidadoso con su aspecto y se estaba deteriorando por solo una noche sin dormir, pero el cocinero era capaz de soportar mas que eso, aún así, Nami se veía sumamente preocupada de que su terquedad lo llevara al limite. La pelinaranja se levantó para ponerse delante de Sanji e instantáneamente él la miro con admiración, alabando su belleza con piropos, los cuales ella pidió cortesmente a que se detenga.

—Sanji-kun, no has dormido ¿verdad?

—Nami-swan, se preocupa por mi, que bella es la vida en este momento.

—Ahorremos todas esas palabras—pidió de manera cortante, se volteó a mirar a Robin para que esta explicara la mitad de lo averiguado.

—Sanji— llamó Robin, él la miro—, haremos una parada donde el Log Pose marque sin despegarnos de nuestro rumbo original, ya que la isla de Dai-chan esta bastante lejos, al ser en una zona de verano. Nosotros no hace mucho entramos a esta zona primaveral y tardaremos en salir de ella.

—Así es Sanji, yo haré todo lo posible para que el clima inestable del Grand Line no sea un estorbo, pero debes entender que no estas solo, si necesitas ayuda, puedes contar con nosotros, no tomes toda la responsabilidad.

Sanji sabía que sus damas se preocupaban por él, y no haría eso otra vez. Sin embargo, él no dejaría que ellas hicieran su trabajo. Solo asintió y ellas sonrieron al igual que él.
Desde ese asentimiento, arremango las mangas de su camisa y fue directo a la cocina para hacer el almuerzo.
Al principio todo iba bien, tuvo el tiempo suficiente para colocar los platos, cubiertos, servir los alimentos, apilar distintos platillos en la mesada y sacar el pescado del fuego, si, fue lo justo y necesario, demasiada paz en ese monótono momento donde el silencio regia, hasta que se oyó ese llanto que le estremeció la piel.

You, me and a baby? (Pausado)Where stories live. Discover now