8.- Labios

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 (Importante leer la nota del final)

Yoongi sentía que iba a desfallecer. El tacto de los labios de Jeongguk  sobre los suyos era simplemente maravilloso. La sensación de placer que le recorrió el cuerpo en una descarga eléctrica que pasó desde su cerebro a cada fibra, a cada músculo de su ser, era imposible de describir. Su mente se encontraba en las nubes, como si  estuviera bloqueada.

Debido a esto, YoonGi solo era capaz de reaccionar involuntariamente al beso, como si su cuerpo estuviera acostumbrado.

Movió sus labios al par que los del contrario, justo en el momento en que llevó sus manos detrás de la nuca del azabache, sintiendo como cada cabello se le colocaba en punta al  intensificar el beso. Jeongguk con una mano lo acercó más a él chocando sus caderas, provocando el más glorioso sonido originándose en aquellos labios que se encontraban atrapados entre el borde de la lujuria y el abismo. Era Sonidos que parecían como cantos angelicales que salían de la boca de ambos.

El pelinegro con gran pasión rozó su caliente lengua, en un sensual toque, a su labio inferior pidiendo el permiso para entrar y comerlo entero. YoonGi gimió al sentir al azabache entrar en su boca. Era increíble cómo su músculo más fuerte en cuanto a tamaño, ahora le causaba tanto placer al ser acariciado salvajemente por Jeongguk.

El aire en sus pulmones era escaso mientras que sus cuerpos buscaban el calor desesperados, frotándose el uno con el otro, tocando aquellos puntos que llevaban a los dos al cielo de los placeres carnales y sensuales. En donde un simple roce de sus entrepiernas podía despertar el más mínimo apetito sexual que ambos tenían.

Aquel apetito que ninguno de los dos había podido explorar bien, puesto que desde bien pequeños habían estado juntos, nunca antes había existido alguien aparte que despertara el deseo sexual de cada uno. Sólo se habían tenido el uno al otro, no había necesidad de tener novias, y si bien habían tenido uno que otro embrollo, nunca fue nada tan profundo, porque había una línea que separaba la pasión de lo que era calentón.

Jeongguk desvío una de sus manos en un toque suave por sobre la camiseta del pálido acariciando su pecho, dejando huellas ardientes de deseo.

Porque Jeongguk quería devorar a YoonGi hasta que no quedara más de él.

El toque de sus labios peleaban irremediablemente con rudeza, como si fueran cual arroyo que caía de las montañas en una corriente furiosa, que llevaba todo a su paso entre sus movimientos mientras que sus cabezas estaban completamente nubladas y sus emociones alocadas. Era como si la primavera que no se había visto en años, florecía finalmente en ellos, con cada pétalos renaciendo en sus pechos sin ningún tapujo. Dejando sus rojizas mejillas eran la evidencia perfecta de los calores que ambos vivían en ese momento.

— Jeongguk....— Habló entre jadeos mientras que el azabache cegado por la lujuria comenzaba a besar su cuello con leves besos mojados, que eran caricias placenteras, que despertaban cada vez más el animal sexual que llevaba dentro. — Jeon....— Apenas podía articular la palabras. Su habilidad para comunicarse mediante el lenguaje se encontraba completamente bloqueada por el hecho de que solo podía pensar en cómo las manos de Jeongguk lo tocaban con gran esmero.

Sus pensamientos se resumían en Jeongguk y sus manos, Jeongguk y sus labios, Jeongguk y su caliente cuerpo.

— Jeon....— Volvió a susurrar, pero esta vez cerró los ojos disfrutando de los toques, no obstante, la realidad les chocó  haciéndolos reaccionar en el momento en que el celular de YoonGi sonó con gran rudeza, cortando cada sentimiento, cada emoción y cada deseo que se había formado en ese lapso de minutos, que para los dos, fue la eternidad misma.

ANATOMÍA [KOOKGI].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora