Aún sabiendo que su novio estaba conduciendo, lo llamó. El sonido del flash de una cámara había sonado justo en el instante en el que Yoongi giró la cabeza para corresponder al llamado de su apodo, aquello hizo que diera un leve bote en el asiendo del conductor antes de volver a girar la cabeza con el ceño fruncido.
-¿No ves que estoy al volante? Jihee, podemos chocar -Cerró por unos instantes los ojos, para después abrirlos y concentrarse en lo poco que quedaba de camino para llegar a la playa e intentar ignorar la risa juguetona que su pareja estaba soltando mientras miraba la pantalla. Suspiró dejando escapar una sonrisa.
Así era, Jihee y Yoongi se dirigían a la playa por petición de la castaña; y, después de haber negociado durante mucho tiempo, con besos, abrazos y trueques, había conseguido que Min aceptara ir con ella. Después de todo si que había valido la pena decirle que, si él la acompañaba para aquella zona litoral ella limpiaría todos los platos durante una semana; ahora tenía una nueva foto de su novio en la cual tenía una cara de medio embobado y medio sorpresa.
Conforme fueron pasando los minutos, la típica vista de ciudad fue desapareciendo por una la cual era totalmente diferente a la que estaban acostumbrados; Jihee estaba deseosa de poder respirar aire fresco en tranquilidad y no estar encerrada más en el coche, pero ese era el precio que tenía que pagar por ir a la playa.
Y más tarde, con tan solo unos minutos de haber aparcado y haber sacado las cosas adecuadas para ese día, la mujer se despojó del vestido que llevaba, lanzandolo a la arena y corriendo hacia la orilla en un bikini color blanco. Estaba tan emocionada de poder sentir como el agua fría de la zona le tocaba los pies que hasta ignoró la queja que Yoongi soltó al ver lo que hacia.
- ¡Dios! Esta muy fría -Soltó, ahora era ella quien ponía mala cara y se quejaba de las risas que soltaba su pelinegro.- Eres malo, muy malo. -Dijo mientras se cruzaba de brazos y fijaba su vista en él.
Yoongi se encontraba acomodando la sombrilla, la cual no le llevó mucho tiempo; tras eso, tomó el vestido de la arena y lo sacudió para después colgarlo del mismo gran paraguas que lo protegía de los rayos de sol. Un par de toallas también fueron colocadas por él; Desde luego que le gustaba tenerlo todo preparado y ordenado. Hizo todo aquello en no más de cinco minutos y bajo la vista de dos orbes marrones.
-Bien, si soy malo entonces no querrás que vaya contigo al agua. Puedo tumbarme y relajarme en paz -Sonrió. Llevó sus manos al inico de la camisa que llevaba y fue levantando la poco a poco hasta quitársela y colocarla junto al vestido de su novia. Después, se sentó sobre la toalla y observó como Jihee se dirigía hacia él mientras decía 'No' repetidas veces.
